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Pese a que no pertenecía a la educación pública, sino que estudiaba en el Colegio Suizo de Ñuñoa, Irací Hassler fue una activa manifestante durante la Revolución Pingüina de 2006, cuando solo era una estudiante secundaria.

El 2011, siendo una destacada estudiante de economía de la Universidad de Chile, no solamente se unió al movimiento estudiantil que proliferaba en aquel entonces, sino que también a las Juventudes Comunistas (JJ.CC.).

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La lectura de El Capital de Karl Marx despertó su curiosidad intelectual y su deseo de transformar la sociedad. Se convirtió en delegada, consejera, senadora universitaria, dirigente de la Federación de Estudiantes (FECH) y miembro de la dirección ejecutiva de las JJ.CC.

Al poco andar, pasó a militar de lleno en el Partido Comunista (PC). Luego, en las elecciones municipales de 2021logró ganar la alcaldía de la comuna de Santiago tras vencer estrechamente a Felipe Alessandri, quien buscaba la reelección.

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Su nombre era completamente nuevo para gran parte del país, pero no para los vecinos de la comuna, ya que llevaba un período como concejala cuando decidió dar el salto para convertirse no solo en la más joven, sino en la primera alcaldesa comunista de Santiago.

En conversación con CNN Chile, Irací Hassler Jacob reflexionó sobre los desafíos de ser mujer, alcaldesa, joven y comunista. Asimismo, abordó algunas de las problemáticas que aquejan a su comuna, como el crimen organizado, el manejo de residuos y la violencia.

Grandes desafíos

En junio del 2021, Irací Hassler asumió como nueva alcaldesa de Santiago. La jefa comunal confiesa que estos meses en el cargo “han sido tremendamente intensos. Me he sentido bien y muy desafiada a tener un rol de conducir la comuna capital en un momento histórico y de tanta transformación para el país”.

“Estamos en un proceso institucional de cambio, por ejemplo con la creación de una subdirección de igualdad de género, diversidad sexual e inclusión (…) que va cambiando esta institucionalidad muchas veces rígida o alejada de la ciudadanía que habíamos tenido”, agrega.

Hassler recalca que el cargo implica “poder vincularse en distintos espacios, recibir a diversas autoridades -algunas con las que uno comparte visiones de país y otras con las que no- y con todas poder dialogar y encontrar puntos de encuentro porque la gente nos dio una responsabilidad muy grande que requiere dialogar con las distintas actorías”.

El camino a la alcaldía no fue fácil, ya que debió enfrentarse a muchos prejuicios por ser joven -al momento de asumir tenía solo 30 años-, militar en el Partido Comunista y ser mujer. “Creo que represento quizás ciertas cosas que habían estado fuera de estos espacios de poder”, dice.

“Respecto a la juventud, en eso ahora me siento muy acompañada porque creo que hay una generación que -en distintos lugares e incluyendo sin duda nuestro presidente electo- estamos asumiendo un rol de primera línea y eso es relevante, ya que la ciudadanía lo valora y pone muchas esperanzas también en nosotras y nosotros, en que lo podamos hacer distinto”, afirma.

En cuanto a la militancia, la jefa comunal concuerda en que “es un tema que ha tenido prejuicios en nuestro país, pero eso ha ido cambiando”. “Con nuestras distintas dirigencias, y con muchas mujeres comunistas también que han asumido roles importantes, creo que las personas nos van conociendo cada vez más y esos prejuicios también van quedando en el pasado”.

Por otra parte, Hassler recalca que las mujeres “nos estamos abriendo espacios en todos lados (…) Estamos en un cambio civilizatorio hacia la igualdad entre hombres y mujeres con nuestras distintas orientaciones sexuales e identidades de género. Hay un momento de cambio y de mayor valoración a las mujeres, pero con ello también siempre viene un mayor cuestionamiento”.

¿Usted siente que constantemente tiene que estar dando cuentas de su capacidad de gestión por ser mujer?
Las mujeres estamos siempre más desafiadas a dar cuenta de aquello. Ahora, insisto en que yo veo con harto optimismo que estamos cambiando, pero también el movimiento de mujeres y feministas concuerda en que estamos en un momento de cambio, pero seguimos siendo muchas menos mujeres en espacios como las alcaldías, por ejemplo, y la violencia de género sigue presente en distintos lugares.

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Dentro de su propio partido hay un cambio generacional liderado por mujeres como Karol Cariola o Camila Vallejo, ¿cómo se está notando eso dentro de un partido muy tradicional y con un historial machista?
El país en su conjunto tiene mucho machismo. El movimiento feminista diría que vivimos en un sistema hétero patriarcal que influye en todos los espacios y el PC no ha estado exento de aquello. Así como en el país las mujeres hemos salido a las calles (…), al interior del partido en el que yo milito también hemos dado esta reflexión y las mujeres nos hemos empoderado bastante.

La alcaldesa enfatiza que, cuando hablamos de una sociedad sin dominación entre los seres humanos, “eso no puede estar alejado del feminismo ni del empoderamiento de todas las personas, así como no puede estar alejado tampoco de la discusión de la crisis climática porque ninguna sociedad es posible si es que no abordamos estos temas profundos y civilizatorios.

Desde esa perspectiva, ¿qué significa hoy ser una mujer joven comunista?
Significa luchar por una sociedad distinta, por una sociedad donde todas las personas nos podamos desarrollar libre y plenamente, donde no sea el origen económico, social o el hecho de nacer con un pene o una vagina lo que vaya a determinar tu vida, sino que realmente podamos desarrollarnos en igualdad.

Eso también es una revolución dentro del propio partido.
Yo al menos estoy muy interesada en que el feminismo permee todos los espacios y que demos esos debates. De hecho, en el último congreso del Partido Comunista definimos el ser un partido feminista con una perspectiva de clase y estimo que estamos en un momento de cambio. Esto no es solo que uno lo defina, sino que son cambios institucionales y políticos, pero también culturales que estamos viviendo como sociedad.

Una familia diversa

Suzanne Jacob, una psicóloga brasileña nacida en Parnaíba, conoció a Rolf Hassler en Francia, mientras estudiaba en La Sorbonne. Ambos regresaron a Chile y empezaron a formar una familia que nunca fue especialmente política.

Su primer encuentro con la política fue durante la revolución pingüina, cuando estaba en un colegio que, de hecho, era privado ¿Cómo surge esta conciencia de lo que pasa en la sociedad?
Para mí el movimiento social ha sido muy significativo. El movimiento pingüino jugó un rol como un primer despertar, un interés, y luego también en la universidad pude conocer, tanto teórica como prácticamente, distintas cosas que a mí me hicieron tomar decisiones profundas.

Por parte de su familia materna en Brasil sí hay un interés político e incluso también hay familiares que pertenecían al Partido Comunista, pero desde el lado de su papá no.
Mi madre la verdad no está muy vinculada a la política, aunque sí tiene un interés más social. En mi familia brasilera hay algunas personas más vinculadas a la izquierda (…) pero por parte de mi papá y mi familia paterna hay poco involucramiento en la política y, en general, yo diría que tienen una mirada más bien de derecha.

¿Qué dice su papá al verla liderando el Municipio de Santiago?
Habría que preguntarle a él, pero yo siento que está muy orgulloso y mi familia en general está muy orgullosa desde sus distintas miradas. Ha sido también parte de la reflexión porque para muchos fue bien impactante cuando yo me empecé a involucrarme con tanta fuerza en la política. Tenían distintas miradas, pero todos han confluido en valorar mucho mi rol.

Los desafíos de la comuna

En poco más de ocho meses desde que asumió el cargo, Hassler ha debido lidiar con diferentes desafíos, como el crimen organizado, la gestión de los residuos y la violencia. “Santiago es una comuna donde hay mucha pobreza encubierta. Tiene grandes espacios patrimoniales, parques hermosos e historia, pero también mucha precariedad”, afirma.

El presidente electo Gabriel Boric vivirá en la comuna de Santiago, específicamente en el Barrio Yungay, el cual ha tenido muchos problemas. ¿Qué significa que el presidente electo haya elegido este barrio?
Estamos muy contentas y sentimos que es un honor que el presidente electo pueda continuar siendo vecino de la comuna de Santiago, esta vez desde el Barrio Yungay, un barrio histórico, patrimonial y con una tremenda identidad, con el desarrollo de la cultura y también con tremendos desafíos que yo espero que podamos trabajar en conjunto con el próximo gobierno para mejorar la calidad de vida de todas las personas.

Los vecinos están contentos porque va a haber mayor control policial, ya que uno de los mayores problemas de la comuna es el tema de la delincuencia y de narcotráfico.
El tema de la seguridad es un problema nacional tremendo que se expresa en la comuna de Santiago. Por ello, necesitamos hacer un cambio con quienes vienen porque este Gobierno ha tenido un fracaso con la seguridad (…) hoy día tenemos que mirar cómo recuperamos nuestros barrios y eso implica abordar el crimen organizado.

La jefa comunal detalla que esto implica “trabajar en prevención y persecución respecto de las investigaciones (…), pero también tiene que ver con la relación con las instituciones que tienen la responsabilidad respecto de las fiscalías, las policías y las investigaciones para poder llevar adelante una mejora sustantiva. Será un buen aporte que podamos trabajar en conjunto y que llegue un nuevo gobierno que ponga en el centro el bienestar de las personas”.

—Diversas voces han planteado la necesidad de un trabajo de inteligencia para acabar con el narcotráfico, sin embargo, en la centroizquierda hay una especie de trauma con la inteligencia.
Sin duda que durante la dictadura cívico militar de nuestro país hubo una mala utilización respecto a distintos mecanismos y eso siempre lo vamos a rechazar, pero eso no significa que la seguridad pública no requiere el abordaje a partir de la inteligencia.

El sector de plaza Italia y Lastarria ha sido objeto de violentas manifestaciones (sobre todos los viernes) desde el estallido social. ¿Qué opina del actuar de Carabineros frente a esto?
Hemos tenido mucha relación con Carabineros porque es importante poder abordar distintos temas de conjunto y, particularmente respecto de la situación del barrio Lastarria o sectores aledaños, esto implica, por un lado, el trabajo de orden público donde lo que nosotros solicitamos en un momento fue un cambio de estrategia y ese cambio ocurrió y fue bastante importante para poder proteger al barrio patrimonial e impedir que entraran las manifestaciones cuando ya había problemas.

¿A su juicio, se justifican las manifestaciones de los viernes?
Hubo un momento en nuestro país de una manifestación muy masiva que tenía un respaldo ciudadano y representaba los anhelos de cambio que hoy también tienen un curso a partir del proceso constituyente. Yo la verdad me pregunto si hay demandas u organización detrás de grupos muy pequeños que están en general los viernes. Desde mi perspectiva, ha perdido sentido una movilización que no se ve cuál es el avance o el camino hacia donde quiere dirigirse.

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—Otro de los temas fue el manejo de los residuos en la comuna. Este problema, en su momento, implicó hasta un breve paro de los recolectores de basura.
Nos tocó asumir un municipio con un pésimo trabajo administrativo, una cantidad de facturas impagas que aparecen y aparecen, mil millones que se le deben a un espacio u otro y eso ha sido permanente. Hemos ido solucionando todo aquello, pero el ex alcalde Alessandri tiene que decir que no compró un solo camión (de basura) en todo su periodo y eso obviamente es un problema.

La alcaldesa recalca que, desde el municipio, están poniendo “todos los recursos económicos a la compra de camiones porque no puede ser que tengamos vehículos que ni siquiera logran estar toda la noche sin tener que repararse”. Hassler informa que, además de abordar la falta de camiones, también están buscando un “cambio cultural respecto a la gestión de residuos”.

“Ya hemos aumentado a 70 los edificios que se sumaron al plan de retiro separado de reciclaje y queremos llegar a mil durante los próximos meses (…) Santiago tiene que pasar de una situación compleja con la basura a poder estar a la vanguardia sobre lo que se está discutiendo en el mundo respecto a la gestión de residuos”.

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