Por Matilde Burgos
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Sus cercanos lo definen como atípico entre sus pares. Desde primero medio hasta que terminó el colegio, en el Verbo Divino, se dedicó a ir a trabajar a un campamento los fines de semana y creaba un comedor que alimentaba a 450 niños.

Quiso estudiar Filosofía, pero ante la negativa paterna decidió entrar a Economía en la Universidad Católica, donde fue presidente del centro del alumnos.

Su papá era presidente del Club de la Universidad Católica, pero en un momento de su vida fue fanático de la Unión Española.

Votó por el NO, su primer jefe fue Sebastián Piñera, es amigo de Bárbara Figueroa y de Beto Cuevas, con quien nació el mismo día, el mismo año, en la misma clínica.

En conversación con CNN Íntimo, Alfonso Swett Opazo, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) analizó el escenario actual en materia económica, recordó las diferencias que tuvo con su padre y se refirió a sus proyectos cuando deje el mando de la entidad.

Uno de los episodios que más lo ha marcado en su vida ocurrió en la adolescencia. Contó que en el ’82 le pidió a uno de sus profesores del colegio “salir de la burbuja” en la que vivían. Fue así que llegó al campamento Arturo Prat y se enfrentó de golpe con una realidad que no conocía.

“Cuando llegué allá me di cuenta de que el pobre era yo (…) Esa gente que no tenía nada, tenía fe, tenían alegría, tenían cierta esperanza y yo que lo tenía todo, no tenía eso. Tenían espíritu de lucha, de pelear por algo. Yo no peleaba por nada”, afirmó.

Fue en ese instante cuando decidió quedarse. Por años se dedicó a reunir alimentos y ayudar a los niños del campamento.

“Si tú me preguntas hoy, creo que es lo más importante y es lo más orgulloso de lo que estoy, aparte de mi familia”, añadió.

Sobre esa experiencia, expuso que “aprendí que la pobreza no es la falta de bienes materiales o la falta de trabajo, es la falta de dignidad, la falta de esperanza. Es un dolor que te raja por dentro”.

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En la misma línea, se refirió a la realidad de las personas que ganan en sueldo mínimo, enfatizó que se necesita una “inversión que genera oportunidades”, ya que éstas, opinó, “se están achicando”.

“El mayor drama que tenemos con el salario mínimo en Chile es que la gente entra ganando el salario mínimo y se puede terminar jubilando ganando el salario mínimo. Yo no tengo problema en que el salario mínimo sea incluso más bajo, en la medida que tengamos una política pública, capacitación, reconversión de verdad que permita a esa persona ir creciendo”, afirmó.

“Los equipos requieren aire fresco”

Respecto al débil crecimiento de Chile durante el primer trimestre de este año, sostuvo que “los números son malas noticias” y que este factor tiene relación con un tema de expectativas.

“Yo creo que la forma cómo se empezaron a trancar, a discutir reformas que eran tremendamente importantes para la inversión, por ejemplo, la reforma tributaria, empezó a generar una gran cantidad de expectativas negativas y nosotros sabemos que la expectativa en economía lo es todo y si no lo es todo, es casi todo”, indicó.

Sobre las cifras en el ítem inversión, específicamente la que genera empleo, explicó que “sólo creció un 2,7%” y que esto “es muy bajo para la realidad económica de este país, para los desafíos que tiene hacia adelante”.

Consultado por las reformas estructurales planteadas por el gobierno, y que no han sido respaldadas, apuntó que “la falla ha sido de todos”. “Perdemos mucho tiempo en buscar culpables y poco en encontrar soluciones”, agregó.

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A su vez, indicó que la responsabilidad “va más allá de un cambio de gabinete” y que lo relevante no es mirar los propios intereses, sino que velar por el sentido común.

“En el mundo futbolístico cuando el equipo no anda bien hay cambios en el equipo. Eso ocurre (…) A nosotros como CPC no nos corresponde pronunciarnos (…)  Como ciudadano lo que uno esperaría es que efectivamente tengamos un aire fresco. Creo que es mucho cansancio y han sido años difíciles. Más que cambios porque alguien pueda andar mal, de repente los equipos requieren aire fresco, renovaciones”, señaló.

De igual forma, reiteró que para superar las dificultades que existen hoy, se requiere el trabajo de todos.

“Los números a la fecha en temas de crecimiento económico, este primer trimestre, no son buenos, no son los que esperaba nadie. Que alguien diga que estos números son buenos, son los esperado, bueno, me gustaría entender por qué. Para nosotros no son los números que esperábamos, no son buenos.  Pero eso no significa que uno se echar a morir, que acá se acabó todo, que se vayan todos, que vuelvan otros”, explicó.

Diferencias sí, conflictos no

Swett recordó su paso como asesor económico de Sebastián Piñera a comienzos de los ’90. Destacó la experiencia y el rol de “formador profesional” que tuvo el mandatario.

Finalmente le quedé debiendo plata. Aprendí más de él de lo que pude aportar. Fue una muy buena experiencia, la verdad es que uno viene saliendo de la universidad, todo lo absorbe”, contó.

Además, se refirió a la diferencia que tuvo con Bernardo Larraín Matte, presidente de la Sofofa, luego que diera a conocer, en el contexto de la modernización tributaria, que estaba dispuesto a debatir sobre un alza a los impuestos a las personas.

Me encanta que haya diferencias, no me gusta la homogeneidad. Cuando dos personas opinan igual, una sobra. La responsabilidad es validar las diferencias sin generar conflicto. Hasta el minuto hemos tenido diferencias, pero no hemos tenido conflictos, declaró.

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Respecto a la acusación que hizo Larraín Matte sobre quitarle las ideas, Swett expuso que estas reacciones son “parte de las relaciones humanas cuando hay miradas distintas”.

“Las ideas no son de uno, no son de otros, son para el servicio público. Si alguien tiene una buena idea, yo siempre la voy a querer hacer propia y eso me ha permitido cierta transversalidad, en el sentido que las buenas ideas las voy a aplaudir venga de donde venga”, reflexionó.

Finalmente, sobre sus proyectos cuando deje el mando de la CPC, en marzo de 2020, aseguró que estudiará Derecho y descartó asumir un cargo público.

“Creo que cuando uno salta de este tipo de instituciones a otras, termina dañando la institucionalidad y es algo que tenemos que cuidar en Chile (…) Hay una convicción bien profunda de que no voy a tomar un cargo público”, concluyó.

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