Vecinos de Estación Central acusaron el daño económico que provoca la caducidad de las tarjetas Bip! y de las tarjetas telefónicas de prepago.
Esta situación la pretende regular un proyecto de ley que fue presentado al Congreso por el diputado Patricio Melero (UDI) y que busca prohibir que caduquen estos documentos.
Rodrigo Delgado, alcalde de Estación Central, se ha sumado a impulsar esta iniciativa, ya que considera el hecho como “un abuso”.
“Si yo libremente dispongo de mi plata en un prepago, esa plata no tiene por qué caducar. Es como que un billete no sirva después de dos años. Creo que no hay sentido ni técnico ni económico para que eso ocurra”, afirmó el jefe comunal.
¿Qué dice el reglamento?
El reglamento de la tarjeta Bip! indica que la vigencia “es indefinida, sin perjuicio de la suspensión y caducidad de las cuotas de transporte cargada en ella”.
Sin embargo, añaden, cuando “transcurre más de un año contando desde la última carga o el uso de la tarjeta, sin que sea usada o cargada, las cuotas del transporte contenidas en la respectiva tarjeta quedarán suspendidas, no podrán ser utilizadas para pagar los servicios de transportes, mientras que la tarjeta no registre una nueva carga dentro del año siguiente (a) la fecha de suspensión”.
Agregan que, tras cargar la tarjeta, el saldo suspendido se reactivará y se sumará al monto.
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No obstante, en el caso que transcurran dos años desde la última carga o uso de la tarjeta, “se producirá la caducidad de las cuotas de transporte, las que quedarán irrevocablemente vencidas”, es decir, no podrán ser utilizadas para pagar los servicios.
Añaden que una vez que se produzca la caducidad, no se podrá solicitar la transferencia del monto ni el reembolso.
Las cifras que se pierden
Rodrigo Delgado, por un lado, señaló que en promedio el sistema “se queda con 1.200 millones de pesos”, respecto a los saldos de la tarjeta Bip!
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Por otro, indicó que en el caso de las tarjetas de prepago telefónicas tienen distintos vencimientos dependiendo de la empresa, pero que“las compañías se quedan con esos saldos”.
“Lo que pasa en las compañías de telefonías celulares es una caja negra, la verdad es que no se sabe cuál es la cifra, pero a mí me da la impresión que es bastante mayor que las cifras del Transantiago”, aseveró.
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