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Varias razones tiene el presidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores (DC), para estar convencido de que el edificio del Congreso Nacional debiese estar en Santiago. Para que esto sea efectivo, es necesario un proyecto de ley para cambiar de lugar el edificio.

Con el objetivo de que este plan sea analizado en profundidad, el timonel de la Cámara Baja encargó un estudio de costos a la Secretaría General -el primero desde 1990- para que se evalúe la mudanza del edificio desde Valparaíso a la capital.

Hay al menos tres argumentos de peso: el costo de los trayectos de los parlamentarios entre la capital y la ciudad puerto, la proximidad física con los otros dos poderes del Estado y el gasto de $6.000 millones que debería desembolsar el Congreso para reparar la estructura en la Quinta Región.

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Sobre este último punto, Flores asegura a El Mercurio que el edificio “está bien maquillado, pero tiene daños en su esqueleto y su musculatura. Hay problemas en los sistemas de aguas, de alcantarillado, situaciones estructurales que deben ser resueltas”.

Un ejemplo de las reparaciones que se hacen necesarias en el Congreso está la climatización, que desde 1990 está obsoleta según indican desde la corporación al matutino, detallando que en verano deben comprar hielo para enfriar el equipo de tiro forzado instalado en el subterráneo.

También hay problemas de estructura. “Tenemos pasillos anchos, pero oficinas chicas. No podemos crear más comisiones, porqueno hay más espacios”, apunta Flores. Para solucionar esto se propuso crear una torre o un domo adicional, aunque la idea parece inviable por su alto costo.

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El presidente de la Cámara de Diputados plantea que hay algunos espacios que parecen apropiados para legislar en la capital. “Existe el Palacio Huneeus que está al frente (del ex Congreso de Santiago), donde debería estar la Biblioteca y sala de comisiones”.

“Y si eventualmente se necesita más espacio, existe lo que hoy el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri ha venido planteando como la plaza Gabriel Valdés, en el estacionamiento del Congreso, que está justo al costado por Morandé. Ahí perfectamente se puede hacer un espacio público y la construcción, vía concesión, de un edificio mixto para comisiones”; agrega.

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Flores asume que un posible traslado del Congreso podría traer consigo criticas por el “centralismo”, una situación que descarta de plano: “No confundamos descentralizar con desconcentrar. No le hace más o menos bien a la región el hecho de que el Congreso esté en Valparaíso”.

Sin embargo, asume que “será necesario considerar la situación de aproximadamente 500 funcionarios de la Cámara que viven en Valparaíso. Es un tema que no podemos dejar pasar”:

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