El caso de Gustavo Gatica, el joven que perdió su visión tras ser víctima de disparo de balines en el marco de una manifestación en Santiago, ha sido el catalizador de las denuncias por uso excesivo de la fuerza de parte de Carabineros.
El rostro ensangrentado del joven de 22 años luego que mientras tomaba fotografías en una manifestación recibiera el impacto de estos balines se ha vuelto símbolo de las protestas en nuestro país.
Gatica es uno de los 241 casos de trauma ocular registrados por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) desde el 17 de octubre a la fecha. Organismos internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch ya han puesto especial énfasis en la necesidad de reformar las policías nacionales.
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Gustavo pasó casi dos semanas hospitalizado. Tras varias cirugías, el estudiante volvió a su casa en Colina. Allí, Enrique Gatica, su hermano, conversó con Reuters sobre lo ocurrido.
“Cuando él me ha dicho que transmita algo, siempre ha sido esta idea de que ojalá la gente siga movilizándose, siga luchando, porque lo más doloroso que nos podría pasar sería volver a lo anterior; que no haya pasado nada, que todos estos esfuerzos, que todos los sacrificios queden en nada”, dijo Enrique a Reuters.
Sobre ese día en que Gustavo resultó herido, su hermano señaló que no estaban en un momento particularmente violento, así como tampoco se encontraba entre quienes se enfrentaban a Carabineros.
“Al parecer había barricadas en ese minuto, pero no era una situación particularmente violenta cuando hieren a mi hermano. Mi hermano no estaba en lo que se llama la primera línea, estaba más atrás (…) Lo que sabemos de los registros es que no había una situación particularmente violenta que llevara a que los uniformados usaran ese tipo de armamento“, relató Enrique.
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Si bien desde el Gobierno y Carabineros han asegurado que se investigarán todas las denuncias de uso excesivo de la fuerza, así como eventuales incumplimientos de los protocolos, para la familia de Gustavo cuesta confiar en los procesos judiciales.
“Es difícil confiar ciegamente en la justicia porque sabemos cuántos casos hay que nos hacen dudar de ella (…) hay muchos elementos, muchos aspectos que nos hacen dudar de ella. Sabemos que también hay justicia para unos y para otros. Yo no tengo mucha fe en la justicia en general“, afirmó el hermano de Gustavo.
Actualmente, el joven estudiante está bajo apoyo terapéutico, informándose de la contingencia gracias a los relatos de su familia.
Pilar Sanmartín, investigadora para contextos de crisis de Amnistía Internacional, aseguró que “la generalidad de estos ataques dan cuenta de una responsabilidad de mando que claramente va a tener que rendir cuentas“.
“Tenemos toda la convicción de que el Estado cometió graves violaciones de derechos humanos y crímenes de derecho internacional“, dijo Sanmartín.
En ese sentido, Erique afirmó que “la represión apunta justamente a generar terror, generar miedo para inmovilizarnos“.
“Si nosotros dejáramos de estar en la calle para reivindicar lo que es justo, sería un triunfo para quienes quieren imponer el miedo“, concluyó el hermano de Gustavo.
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