Por Javiera Bellolio
AGENCIA UNO

El hallazgo del cuerpo de un adulto mayor en Coquimbo fue la noticia que el viernes 7 de octubre dio a conocer la PDI. La víctima vivía sola en su domicilio y fue encontrada por familiares que no lo veían hace varios meses. Según los funcionarios policiales, aparentemente la persona habría muerto hace casi un año. Casos como este no hacen más que demostrar una dura realidad: la soledad en que se encuentran muchos adultos mayores, situación que -dado el fenómeno de envejecimiento poblacional en el país-, podría ir en aumento.

En efecto, según cifras recientemente publicadas por el INE, al año 2050 un 32% de la población en Chile será adulto mayor y solo un 14% tendrá menos de 15 años. Así consta en el estudio “Envejecimiento en Chile, evolución y características de las personas mayores”, el cual da cuenta del cambio demográfico que vive Chile en línea con lo que ocurre en varios países del mundo.

En este contexto, la conclusión del documento no sorprende: Chile se encamina a una etapa muy avanzada de envejecimiento poblacional. ¿Cuáles serían las principales causas? Se atribuye al aumento de la esperanza de vida -el 2050 superaría los 85 años-, la reducción de la mortalidad en edades tempranas y el descenso en las tasas de nacimientos. Esto último resulta preocupante, pues el índice estaría por debajo de las cifras necesarias para alcanzar el reemplazo generacional. Llegado el momento ¿quién cuidará a los adultos mayores? ¿Qué medidas está tomando el gobierno para promover la natalidad y proteger a los más ancianos?

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El envejecimiento acelerado de la población también está ocurriendo a nivel mundial. El grupo de mayores de 80 años es el que está aumentando más rápidamente, y llegará a triplicarse el año 2050. Si situamos este fenómeno en el proceso mayor de creciente individualismo, expresado en un progresivo aislamiento entre las generaciones, el resultado para los adultos mayores no es muy esperanzador. El foco de las políticas públicas en asegurar libertades y espacios de autonomía no ayuda en este problema, y de hecho ha traído consigo el debilitamiento y desgaste de los vínculos sociales que dan sentido a nuestra vida.

Un ejemplo de lo anterior puede constatarse en el documental de Erik Gandini, La teoría sueca del amor (2015), que muestra los efectos del deterioro de los vínculos familiares. Allí se narra el proyecto del gobierno sueco de los años 70, de crear una “nueva” familia: “La familia del futuro: una política socialista para la familia”. El objetivo de esta medida era lograr personas completamente autónomas e independientes de todo tipo de relaciones de dependencia, expresadas sobre todo en lazos familiares. Que los hijos no dependan de sus padres, los adultos mayores de sus hijos, las mujeres de los hombres ni viceversa, garantizándose en todo momento la supuesta autosuficiencia. Dicho de otro modo, que nadie se convierta en una carga para otro, ya sea en términos económicos o emocionales.

En lo que respecta a los adultos mayores, en Suecia, esta política reveló el trágico hecho de que uno de cada cuatro adultos mayores vive y muere completamente solo, sin que nadie se entere -a veces durante meses- de su fallecimiento. Aparentemente la estructura social del país escandinavo ha permitido asegurar a cada uno de los ciudadanos las condiciones materiales de su existencia para “ser feliz”, de forma que nadie dependa de otro. En países menos desarrollados como el nuestro, donde no contamos con los mismos recursos para acceder a vivienda, salud, pensiones, ¿este es el tipo de proyecto de “nueva familia” que queremos replicar? Una vez completado el círculo, cabe preguntarse por la pertinencia de un modelo de vida que ve los vínculos de dependencia como pura carga o pérdida de autonomía. Como siempre, la utopía acaba en distopía.

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En momentos en que se cuestiona nuestro modelo de desarrollo económico, conviene tener presente que el bienestar de una sociedad no se debe medir sólo por el PIB, sino, también por la calidad de nuestros vínculos. Tenemos que rescatar del olvido la experiencia social básica del encuentro con otras personas, el estar junto a otros, el dar porque se ha recibido. No perder experiencias tales como el amor, la familia, la religión, la amistad y la comensalidad, que dan verdadero sentido a la vida humana.

Octubre es el mes dedicado al grupo etario de los adultos mayores. En esta línea, y a modo de ejemplo, ¿qué políticas públicas concretas está impulsando el gobierno para la inclusión laboral y mejora en las pensiones? Debemos evitar que casos como el de este adulto mayor se repitan, porque, más trágico que la muerte -que es propia de los seres finitos-, es la muerte en soledad y en completo abandono.

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