En la madrugada del 13 de marzo, la Policía de Louisville, Kentucky, arrestó a un presunto vendedor de crack llamado Jamarcus Glover. Glover no era el capo. Su arresto no apareció en los titulares nacionales. Pero tenerlo esposado representó un momento clave en una investigación de narcóticos que duró meses. Si hubiera terminado allí, habría sido una buena noche para la policía.

Pero en una operación relacionada, casi simultánea en toda la ciudad, los agentes, que vestían chalecos tácticos, se instalaron afuera de un departamento en el South End, de Louisvill, en frente a una puerta verde con un número 4 dorado. Era la casa de una joven que los detectives sospechaban que hacía parte de la red de Glover.

Su nombre: Breonna Taylor.

Los agentes usaron un ariete para derribar la puerta de Taylor, desencadenando una serie de eventos que dejarían a la mujer desarmada, de 26 años, en un aluvión de disparos de la policía, aparentemente fuera de control.

A diferencia de los recientes y controvertidos homicidios de George Floyd y Rayshard Brooks, no hay un video de cámara corporal policial de lo que ocurrió en los momentos después de que los agentes golpearon la puerta de Taylor. Y en una era de demandas generalizadas por mayor rendición de cuentas de la policía, es un caso en el que lograr un sentido de justicia ampliamente acordado podría resultar difícil.

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En ausencia de evidencia en video, las circunstancias que rodearon la muerte de Taylor han sido ampliamente discutidas, y a veces distorsionadas, en las redes sociales y por expertos. Entre las afirmaciones falsas se encuentra que la policía estaba realizando una redada en la dirección equivocada, y que un agente herido en el tiroteo fue víctima de “fuego amigo” por parte de otros policías.

Dejando a un lado los conceptos erróneos, la operación policial esa noche fue trágicamente defectuosa.

Una revisión de CNN del incidente encontró que un error de cálculo clave por parte de la policía, que asumió que Taylor estaba sola en casa cuando en realidad estaba acompañada por un novio que estaba legalmente armado, junto con la decisión de avanzar con una entrada forzada de alto riesgo bajo circunstancias cuestionables, contribuyeron al resultado mortal. Esta historia se basa en una revisión de declaraciones juradas, de órdenes de búsqueda, grabaciones de audio de las declaraciones oficiales de participantes clave, grabaciones del 911 y entrevistas con más de una docena de personas.

La escena caótica de esa noche fue exacerbada por un agente acusado por su propio Departamento de disparar “a ciegas” 10 tiros al apartamento de Taylor desde un patio descubierto. Desde entonces, ha sido despedido y está apelando su despido.

Foto del lugar donde murió Breonna Taylor, proporcionada por Sam Aguiar, el abogado de la familia de Breonna Taylor.

Los agentes de policía y los fiscales rechazaron hacer comentarios para este informe, citando una investigación en curso. Los intentos de comunicarse con Glover, quien enfrenta cargos de narcotráfico derivados del incidente, no tuvieron éxito. Su abogado dijo que su cliente tiene la intención de declararse inocente, pero declinó hacer más comentarios.

Walter Katz, un veterano experto en supervisión policial -que ha monitoreado los Departamentos de Policía de Los Ángeles, San José y Chicago-, calificó las circunstancias conocidas de la muerte de Taylor como “muy problemáticas” e indicativas de fallas sistémicas en el entrenamiento y las tácticas.

La investigación, que ahora incluye a la Oficina del secretario de Justicia del estado y el FBI, está siendo vigilada de cerca no solo en Kentucky, sino en todo Estados Unidos.

Cinco órdenes de detención aprobadas

Alrededor del mediodía del 12 de marzo, un detective de la Policía de Louisville presentó a la jueza de la Corte de Circuito del Condado de Jefferson, Mary Shaw, una pila de cinco solicitudes de órdenes de allanamiento para su aprobación, según los registros del tribunal.

Eran para lugares vinculados a Glover, un delincuente convicto sospechoso de abastecer el mercado de drogas local. Uno de los lugares a buscar era el apartamento de Taylor.

La Policía dijo que Glover usó la residencia de Taylor como su “domicilio actual” a partir del chequeo, del 20 de febrero, de varias bases de datos de computadoras en línea y que había estado recibiendo correo allí, dice una declaración jurada de tres páginas para una orden de allanamiento escrita por el detective Joshua C. Jayne. El detective dijo que vio a Glover “entrar directamente” en el departamento de Taylor, a mediados de enero, y poco después irse con un paquete. Luego condujo directamente a una “almacén de drogas conocido”, declaró Jaynes. El auto de Taylor, señaló el detective, había sido visto estacionado frente a otro supuesto almacén de drogas vinculado a Glover “en diferentes ocasiones”. La declaración jurada no documentó ninguna actividad con respecto a Taylor o su residencia en marzo.

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Además de buscar la aprobación de los registros, la Policía quería que la jueza les diera permiso para ejecutar las órdenes de detención sin tener que tocar la puerta, lo que significa que los policías podrían forzar la entrada si lo consideraran conveniente. Se supone que estas tácticas extremas están reservadas para los casos en que la Policía teme que los sospechosos puedan intentar armarse o se considere que pueden destruir pruebas si se les da la oportunidad en los momentos previos a una redada. Cumplir las llamadas órdenes de “no tocar” se considera uno de los trabajos más peligrosos en la aplicación del orden público. Se supone que la Policía debe articular con precisión a los jueces por qué tales acciones son necesarias en un caso dado.

Para cada una de sus cinco órdenes de arresto, Jaynes usó un lenguaje idéntico para justificar la entrada sin tocar: “Estos narcotraficantes tienen un historial de intentos de destruir evidencia, tienen cámaras en el sitio que comprometen a los detectives una vez que se acercan a la vivienda, y tienen un historial de huir de las fuerzas de orden público”.

La jueza aprobó todos los registros y dio permiso a la Policía para forzar la entrada a los lugares si fuera necesario.

En una declaración escrita proporcionada a CNN, la jueza Shaw se negó a discutir los detalles de la orden, diciendo que estaba “restringida en mi capacidad de comentar sobre asuntos legales en curso”. Pero, dijo, se tomó más de 30 minutos para revisar y considerar las solicitudes de orden y “tomé la determinación de causa probable que la ley me exige”.

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Shaw agregó que la muerte de Taylor fue una tragedia que “se quedará conmigo para siempre”.

Los abogados de la familia de Taylor atacarían luego la declaración jurada de Jaynes para la residencia de Taylor como débil y engañosa. Por ejemplo, cualquier envío que Glover recibió en su departamento habrían sido artículos inocuos como ropa o zapatos, dijo uno de los abogados a CNN.

“Definitivamente no eran drogas”.

“Seguimos golpeando”

Horas después de que Shaw firmó las órdenes de arresto, la Policía comenzó la operación, realizando redadas casi simultáneas en varios lugares.

El departamento de Taylor, según la Policía, se consideraba un “blanco suave” menos volátil. Como tal, los comandantes de la policía decidieron de antemano que los agentes llamaran y anunciaran su presencia antes de la entrada. Esa decisión se comunicó en una sesión informativa preoperativa, según una fuente familiarizada con los detalles de la operación que solicitó el anonimato debido a la investigación en curso.

En algún momento después de las 12:30 a. m., el sargento Jonathan Mattingly comenzó a golpear la puerta. Más tarde les dijo a los investigadores que creía que Taylor estaba sola y que quería darle tiempo suficiente para responder.

Mientras los policías esperaban una respuesta, un vecino asomó la cabeza para preguntar qué estaba pasando. Uno de los agentes, Brett Hankison, extendió su arma y le dijo al vecino que volviera a entrar en su departamento, Mattingly le diría más tarde a los investigadores.

“Brett estaba un poco nervioso”, dijo Mattingly. “Recuerdo mirar a Brett y decir: ‘Brett, relájate. Brett, solo relájate. Relájate”.

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Cuando no hubo respuesta después de repetidos golpes, dijo Mattingly, anunció que era un agente de policía allí para cumplir una orden de allanamiento. “Policía. Ven a la puerta”, dijo. Otro agente del equipo de búsqueda dijo que escuchó movimiento dentro y pensó que alguien estaba a punto de abrir la puerta.

“Seguimos golpeando y anunciando”, dijo Mattingly, pero aún nadie respondió. Finalmente, un teniente en el lugar dio la orden de “seguir adelante y golpear” la puerta con el ariete, dijo Mattingly.

“¿Quién es?”

Taylor había estado viendo una película en la cama junto a su novio, Kenneth Walker, cuando se quedó dormida a su lado. Walker dijo a los investigadores que escuchó golpes en la puerta después de la medianoche y su primer pensamiento fue que era Glover. Dijo que sabía que Taylor había salido con el narcotraficante acusado durante su relación intermitente de siete años. Le preocupaba que pudiera haber problemas.

Taylor, que se había despertado, gritó: “¿Quién es?”.  Walker dijo que no hubo respuesta.  Dijo que él y Taylor se apresuraron a vestirse y que agarró su arma, que su abogado dijo que posee legalmente. Los golpes en la puerta continuaron, dijo.

“Ella está gritando a todo pulmón, y yo también en este momento: ¿quién es?”, recordó. “Sin respuesta. Sin nada”. Mientras caminaban por un pasillo hacia la puerta principal, dijo Walker, la puerta salió volando de sus bisagras.

“Así que solo dejé salir un tiro”, dijo. “Todavía no podía ver quién es ni nada”.

Seguir órdenes y procedimientos policiales

Mattingly fue el primero en cruzar la puerta. Pudo distinguir a un hombre y una mujer en el pasillo oscuro, dijo, y el hombre tenía una pistola en la mano. “Recuerdo haber visto el cañón”, dijo Mattingly.

Luego, en un instante, vio el destello del cañón y sintió el calor de una bala en la pierna. La bala le había cortado la arteria femoral. 

Mattingly devolvió el fuego, dejando salir múltiples disparos en rápida sucesión. “Bum. Bum. Bum. Bum. Bum”, recordó. En total, dijo que disparó seis veces.

Recordaba haberse caído al suelo y haber sido ayudado a ponerse a salvo fuera del apartamento antes de escuchar a los compañeros de policía devolver el fuego.

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Hankison y el agente Myles Cosgrove fueron identificados más tarde como los otros agente que descargaron sus armas esa noche.

Un abogado de Cosgrove declinó hacer comentarios. El abogado de Hankison no respondió a las llamadas y correos electrónicos de CNN. El abogado de Mattingly, Todd McMurtry, defendió la conducta de su cliente.

El sargento Mattingly estaba siguiendo órdenes de superiores, no participó en el proceso de planificación del arresto y en todo momento siguió los procedimientos policiales establecidos”, dijo.

Ninguno de los agentes ha sido acusado de ningún delito.

Policías de Louisville Myles Cosgrove, Brett Hankison y Jonathan Mattingly.

“Ayuda”

Dentro del apartamento, Walker resultó ileso. Pero Taylor yacía en el suelo junto a él, sangrando profusamente. Había agujeros de bala en todas partes, incluso en un apartamento vecino donde vivía un niño pequeño.

Walker marcó el 911 en su teléfono celular. Su voz suena angustiada cuando le dice al despachador que alguien había pateado la puerta y le había disparado a su novia.

Mientras el operador lo llenaba de preguntas, Walker gimió repetidamente el apodo de su novia –“Bre”– y la palabra “ayuda”.

En los minutos posteriores al tiroteo, la Policía de Louisville invadió el estacionamiento del complejo de apartamentos de Taylor. El video de un teléfono celular filmado por un vecino y publicado en las redes sociales por la hermana de Taylor capturó la escena: Los agentes con armas desenfundadas gritan órdenes desde detrás de los autos policiales, mientras Walker camina hacia atrás del complejo con las manos en el aire.

Foto de la escena proporcionada por Sam Aguiar, abogado de la familia de Taylor.

Se lo llevaron esposado. Seis días después, un jurado lo acusó de intento de asesinato de un agente de policía.

La acusación fue devuelta luego de una breve presentación en la que a los miembros del panel se les dijo esencialmente que Walker había abierto fuego contra la policía durante una redada y que uno de los agentes había sido herido.

A los jurados no se les dijo que Walker dijo que desconocía que las personas que irrumpieron en la puerta de Taylor eran policías y que creía que estaba actuando en defensa propia. Tampoco se informó al panel de la muerte de Taylor.

No se encontraron drogas en el departamento

En mayo, el abogado defensor de Walker, Rob Eggert, presentó una moción para que se desestimara la acusación.

Dijo que la presentación de la Fiscalía ante el panel “describe de forma completamente errónea” lo que sucedió la noche en que Taylor fue asesinada y que el jurado fue “lamentablemente engañado”.

“Su manera de salir de esto fue enterrar a mi defendido”, dijo Eggert a CNN en una entrevista reciente. “Y eso no está bien”.

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Un día después, en una movida sorpresiva, el principal fiscal local del área de Louisville acordó que se desestimara la acusación contra Walker. Thomas Wine, el secretario de Justicia de la Mancomunidad para el Condado de Jefferson, dijo que no estaba de acuerdo con que los miembros del jurado hubieran sido engañados, pero aceptó que era importante que escucharan a Walker directamente antes de decidir si acusarlo. Si, después de una investigación adicional, el caso se llevara de vuelta al jurado, dijo Wine, Walker tendría esa oportunidad.

“Un shock para la conciencia”

El tiroteo de Taylor fue ampliamente cubierto por el Louisville Courier Journal en los días y semanas posteriores a los hechos. Pero el caso recibió relativamente poca exposición nacional.

Eso cambió luego de la muerte, bajo custodia policial, de George Floyd, el 25 de mayo en Minneapolis, que provocó semanas de protestas en ciudades de todo el país.

El caso de Taylor explotó en la conciencia nacional junto con el de Floyd.

El mes pasado, el Concejo de la ciudad de Louisville aprobó la Ley Breonna, que prohibió las órdenes de no tocar y requiere que los agentes que ejecutan órdenes de registro usen cámaras corporales.

Ocho días después, el recién nombrado jefe de Policía de Louisville le dio a Hankison una carta de despido.

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El jefe acusó a Hankison de disparar ciegamente 10 tiros al apartamento de Taylor a través de una puerta y ventana cubiertas que le impidieron evaluar cualquier amenaza planteada por los ocupantes antes de abrir fuego.

Algunas de sus balas penetraron en un departamento vecino y pusieron en peligro la vida de tres de sus ocupantes, según la carta.

“Encuentro en su conducta un shock para la conciencia”, escribió el jefe. “Sus acciones han traído descrédito sobre usted mismo y el Departamento… y exige su terminación”.

La Unidad de Integridad Pública del Departamento ha completado una investigación formal sobre el tiroteo, pero los resultados de la investigación no han sido publicados.

Mientras tanto, los agentes del FBI han tomado documentos de los investigadores de la Policía de Louisville, según una fuente familiarizada con el asunto. En el complejo de apartamentos de Taylor, los agentes han estado entrevistando a sus antiguos vecinos, dijo un residente a CNN.

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Katz, el experto en supervisión policial, dijo que cree que ha habido una presión cada vez mayor sobre los fiscales de todo el país para que dejen de otorgar deferencia indebida a la versión policial de los hechos en usos controvertidos de la fuerza.

Pero un caso como el de Taylor, que no tiene video, exige una investigación metódica y minuciosa que podría tomar un tiempo considerable en completarse, dijo.

Un área clave de disputa en el caso es si la policía anunció su presencia antes de derribar la puerta.

Mattingly les dijo a los investigadores que él y otros lo hicieron repetidamente. Walker dijo que nunca escuchó a nadie decir “policía” y que él y Taylor gritaban “¿quién es?” y se encontraron con silencio.

CNN entrevistó a varios vecinos de Taylor, ya sea directamente o por medio de su abogado. La mayoría dijo que los disparos los despertaron y, por lo tanto, no escucharon lo que lo precedió.

“Verdaderamente, definitivamente extrañada”

La tía de Taylor, Blanca Austin, y su hermana, Ju’Niyah Palmer, dicen que quieren que los policías involucrados en la muerte de Taylor reciban cargos de homicidio.

En una entrevista reciente en un parque con vista al centro de Louisville, la hermana y la tía de Taylor hablaron sobre las circunstancias que rodearon su fallecimiento y lo que esperan que salga de su muerte.

Su tía, Bianca Austin, describió a Taylor como una “niña valiente y bobalicona” que se convirtió en una joven trabajadora y orientada a objetivos, que hizo hincapié en la familia. En el momento de su muerte, ella había estado trabajando como técnica médica de emergencia certificada.

“Era una persona divertida con la que estar cerca”, dijo Austin. “Va a ser realmente extrañada”.

La pérdida ha sido tan devastadora para la madre de Taylor que pasó el pasado Día de la Madre en su habitación, negándose a levantarse de la cama.

La hermana de Taylor, Ju’Niyah Palmer, quien también era su compañera de cuarto y su mejor amiga, reconoció que Taylor tenía una relación pasada con Glover. Pero ella dijo que su hermana no estaba involucrada en la supuesta operación de drogas de Glover y le había prohibido traer ese aspecto de su vida a su vida personal.

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“No puedes venir a mi casa con ninguna droga”, dijo citando lo que su hermana le dijo a Glover. “Mi hermana vive aquí y no puedo ponerla en peligro de ser afectada por lo que haces”.

Ella dijo que Taylor no tenía nada que esconder en su departamento y que habría estado feliz de demostrarle a la policía si hubiera sabido que eran ellos los que entraron por la puerta.

“Si hubieran entrado y dijeran, ‘Hey, vendes drogas’, ella estaría como… eso no es lo que soy”, dijo Palmer.

Ambas mujeres criticaron a la policía por la muerte de Taylor y dijeron que los agentes involucrados deberían ser acusados de homicidio.

“Vamos a luchar hasta el final”, dijo su tía. “Esta es nuestra bebé y ella obtendrá la justicia que se merece”.

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