Todo mal. Ya era sospechoso que los cuatro carabineros que llegaron primero al lugar donde es baleado Camilo Catrillanca se demoraran tanto en ir a declarar ante el Fiscal esa jornada, que lo hicieran además acompañados por un abogado institucional y que luego supiéramos que todos mintieron al decir que no había registro del momento en que a Catrillanca le llega la bala por atrás.
Después, el defensor privado que toman insinúa en la audiencia que la Fiscalía debería investigar qué hacía un abogado institucional acompañándolos en su declaración inicial.
Días más tarde, el profesional dice que la baja de los superiores no fue sólo por responsabilidad de mando.
Y hoy, Carlos Alarcón, imputado por homicidio, dice que los obligaron a mentir.
¿Por qué no da nombres? ¿Por qué habló primero con el fiscal? ¿Es una amenaza velada? Sobre su denuncia, ¿los obligaron también a destruir evidencia? ¿La orden venía de jefes regionales o de Santiago?
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A todo esto, Alarcón habla desde su especialísima prisión preventiva, con acceso a celular, en una comisaría. Cero arrepentimiento y aún más dice: “yo nunca haría algo contra mi institución”.
Que se entere de que sí hicieron y más de algo contra la institución, contra la víctima y contra el país: partiendo por destruir evidencia.
Que se enteren sus superiores que, si les pidieron mentir, si es cierto, ellos también habrían incumplido sus deberes y podrían ser cómplices de un delito.
Que Alarcón asuma que, a menos que su vida haya estado en riesgo, debió haber dicho: no, porque la obediencia no incluye obstruir a la justicia.
Que disparar, si no es en defensa propia, es abusar. Y si la bala mata, es homicidio. Que no es un súperhéroe, aunque aparezca con la polera de Batman.
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Y que alguien además nos explique qué tiene que pasar para que se asuman responsabilidades de mando, cuando se incumplen condiciones de detención preventiva y si es cierta la denuncia de este carabinero, cuando hay superiores que impiden o tratan de impedir que se haga justicia.
Pero sobre todo, si el ex carabinero dice la verdad, que responda lo fundamental: quién o quiénes le pidieron mentir.
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