Por Valeria Barahona
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Hace poco pasó la barrera de los 20 años. Hace 11 meses publicó el volumen de poemas Furias callejeras (Escafandra Ediciones, 2017) y hace casi un año exacto denunció por acoso sexual al ex juez del Tribunal Constitucional y el ahora también ex profesor de Derecho Público en la U. de Chile, Carlos Carmona. Esto último produjo un sumario de 413 páginas, que es casi una novela en sí misma, revelada por la Ley de Transparencia. Pero en este caso no es una novela, es todo verdad.

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De la narrativa a la poesía y en reversa. Un par de días antes de su renuncia, Sofía Brito conversó con CNN Chile y él primer tema que ahondó fue sobre el probable regreso de Carmona. “Estoy con los ramos de él y vuelve el 28 de agosto, cuando la facultad comience el segundo semestre, después de 75 días en toma, precisamente, por este caso. Yo creo que va a volver, yo creo que no va a renunciar, lo más probable”, dice la estudiante sin prever que finalmente el abogado desistiría de la labor docente en su alma máter.

La estudiante, que pasó a ser ayudante tras sacar nota 6,6 en Derecho Público, asegura que esa área siempre fue de su interés y cuando pasó lo que pasó, pensó, “pucha, tengo que dedicarme a otra cosa”.

—¿Tanto así?
—Sí. Fue impactante en el sentido de que él es un “rey” tanto del Derecho Público como de Administrativo, que es el área que a mí me gustaba más. Por eso trabajaba con él, él es como la eminencia máxima, entonces cualquier cosa que haga obvio que te topas con él. Son todos sus amigos.

—Pero el sumario dice que fue sancionado por pagarte como ayudante y no por abuso.
—Igual la resolución habla de esto. En la última parte dice como “no tenemos una forma de sancionar esto porque no está (tipificado en el reglamento) el acoso (sexual)’, pero igual lo reconoce: eso para mí fue importante, sobre todo ahora que estamos en un proceso de poder trabajar mejores protocolos para todo el mundo y ver todos los errores que se cometen, o todas las falencias que tiene la legislación.

La denuncia de Brito señala: “(el profesor Carmona) me dijo que tenía una mancha. Yo pensé que era una mancha en el brazo, o algo así, pero se agachó muy cerca de mí, porque ‘no quería decirme donde era’, ya que era una mancha de una galleta de chocolate en el trasero. Yo sentí demasiada cercanía inadecuada en zonas íntimas en ese momento”.

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El poemario de Brito dice:

Me pidió que me levantara la falda
Perdí con esto parte de mi estructura
¿Quién era él?
¿Mi padre, mi padrastro, mi profesor, mi hermano?
En ese momento era solo un hombre
Y yo una mujer
En ese momento él tenía la fuerza
Yo tenía mis lágrimas
Tenía la mezcla infestada de cariño, rabia y carne.
No tenía ni gritos.
Pero después tuve la furia.

“Fue escrito antes, medio premonitorio”, explica la estudiante de Derecho.

—¿Es el mito de que los escritores son capaces de ver las cosas antes?
—Este poema (‘Casa’) fue escrito antes, fue, de hecho, harto antes. Estaba en este despertar, creo, de todas estas compañeras que han sufrido una situación de violencia de género, más que como algo mío o reivindicando la situación de violencia que yo viví.

—Pero el sumario es casi el poema escrito en prosa.
Lo veo ahora (se quiebra la voz) medio premonitorio. Es impresionante leerlo ahora, después de todo lo que ha pasado (un año), pero sobre todo esa confusión que genera la violencia sexual. Por lo mismo, un poco era eso lo que quería ilustrar ahí, que te das cuenta que todo se pierde en ese momento, como, por ejemplo, el hecho de tener un profesor que igual admiras y que trabajas con él, que tienes cierto respeto… importante, ¿cachái? Trabajas con él por algo en el fondo, no es porque sí. Eso es cuando esto se desdibuja en el fondo, toda esta estructura que está en tu mente, que es como “esta persona es mi papá, esta persona es mi hermano, esta persona es mi profesor” se pierde en esto donde la masculinidad impera: tengo la posibilidad de abusar de mi poder, tengo esta posición que me permite hacer esto. En cambio tú, que eres solamente una mujer, no tienes la misma posibilidad que yo tengo para poder defenderte tampoco.

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“El poemario es de antes. Se lanzó en septiembre, pero contacté a la Caro con la Natalia (editoras) en abril. Ahí empezaron a trabajarlo y me lo presentaron en junio o julio. Pero tiene que ver con un proceso anterior, del despertar feminista, más que todo lo que pasó después. Creo que la producción que tengo ahora de poemas tiene que ver más con este proceso propiamente tal, de hecho, va a salir un poemario en diciembre”, dice Brito.

Los versos siguen:

Ahora mi sombra que ya no fue,
Quiere volver a abrazarla a ella
A todas.

Eso es “volver a la Sofía de ayer y decirle que hay posibilidad de cambiar las cosas en algún momento, de sacar la rabia por alguna parte y de tener la fuerza de decirle a la persona que te está violentando ‘oye, loco, da lo mismo que seái quién seái, esto no va a seguir pasando’. Esa es la fuerza que todas quisiéramos tener cuando vivimos estas situaciones de violencia, y por las que muchas veces nos sentimos culpables, de ‘por qué no le dije esto’”.

Estoy tratando de sacarme
La vergüenza que llevo encima
(…)
Las cartas ya echadas,
Nos dividen el cosmos

—Eso me recuerda la parte en que decides no contestarle el WhatsApp a Carmona y mandar la denuncia, agravada por la escena donde cuentas cómo estabas durmiendo en un sillón del TC y él se abalanzó sobre ti.
—Encuentro cuático que le hayas dado una relación a todo.

—Todo libro es una venganza, una forma de cobrarse de algo.
—Sí, pero esta es una venganza anterior, a este tipo de relaciones en general, relaciones políticas, con el pololo, con amistades, que también son un poco de posesión también. Tiene que ver con esa ruptura (hacia el feminismo), que es una ruptura previa.

—Tengo copias de “Lolita” y “El marqués de Sade”, por si algún día las prohíben.
—Hay que darle una vuelta a eso también, cómo esa producción literaria, producción artística en general, nos puede permitir ilustrar esas contradicciones que vivimos y la sociedad en la cual estamos inmersos también, porque no van a desaparecer las violaciones, no va a desaparecer la violencia de género.

—Igual una vez le aforré un combo a un pololo (Blas, perdón, de nuevo).
—Tenemos que cambiar la forma en cómo vemos las relaciones en las que nos desenvolvemos, pensar en que nada de la forma en que estamos enseñados es natural, es todo construido socialmente. Si todo es construido socialmente, hay otra forma de vivir, que va ser difícil construirla, transformarla, no es de un día para otro.

“Ojalá este despertar feminista nos ayude”, agrega la futura abogada, aunque “nadie tiene como esa iluminación divina feminista donde uno puede decir ‘no tengo ninguna contradicción sobre mis hombros’: al contrario, creo que cuando uno se vuelve feminista tiene cada vez más contradicciones, cada vez estás más interpelada en tu actuar (…) Yo creo que el feminismo es pura incomodidad”, termina Brito.

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