Por Paula Aguilera

¿Era feminista Gabriela Mistral? Se trata de una pregunta recurrente en los estudios literarios en torno a la poeta, pedagoga chilena y la primera mujer latinoamericana en obtener el Premio Nobel de Literatura en 1945.

Las etiquetas tradicionales se hacen insuficientes para entender la obra y biografía de la escritora, un personaje complejo, con ambigüedades y contradicciones, y a quien las definiciones fáciles no le calzan.

En su vida, Mistral expresó en varias entrevistas que no era feminista o bien evitó responder la pregunta. Sin embargo, la óptica que permite el paso de los años reflota la interrogante sobre su figura y obra ante nuevas lecturas e interpretaciones. 

Sus reivindicaciones, sus concepciones en torno a lo femenino y lo masculino, la relación que tenía con el movimiento feminista de su época y su propia biografía parecen ser las claves para un debate sin respuesta unívoca y que siete expertas ahondaron en conversación con CNN Chile.

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Soledad Falabella, académica U. de Chile, especialista en la obra de Gabriela Mistral

Si por feminismo entendemos luchar por los derechos humanos de las mujeres y que no se nos discrimine de ninguna forma, que no se nos limite solo por ser mujeres, diría que ella es profundamente feminista, porque luchó, sin cesar, hasta su primer período, por educarse, por trabajar. Ella sale a la esfera pública, y trabaja, escribe y publica libros justamente demandando el acceso de las mujeres a votar y estudiar. 

Por otro lado, el feminismo en su época estuvo muy vinculado a círculos sociales que eran burgueses y altamente letrados, que ella miraba con recelo, entonces, cuando le tocó responder la pregunta sobre el feminismo, ella señaló que no era feminista, porque el feminismo no tenía en cuenta las voces de las mujeres campesinas y obreras, las mujeres trabajadoras, y que era algo que se trabajaba en los salones de la alta burguesía.  

En general se refiere a Amanda Labarca y el Memch (Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile), que tiene ver con mujeres ilustradas. Entonces, para aclarar la posición de Mistral, yo diría que miren su obra, que miren cómo ella actúa, cómo se la juega, miren lo que publica, y cuando dice no ser feminista, fíjense en cómo ella define el feminismo y las razones que da por no ser feminista. Y ahí entonces, se aclara la película.

Ahora bien, ella pertenece a su época y dentro de su cosmovisión, ella sostiene que las mujeres no somos iguales a los hombres. Ella sostiene que somos mejores que los hombres, somos más fuertes y más éticas, los hombres tienden a la muerte y a la guerra, como el cóndor, en cambio las mujeres somos más suaves, más flexibles y ocupamos el diálogo, como el huemul.

A la vez de tener esta contraposición de hombre y mujer, se permite enaltecer a las mujeres y a su vez darle características que son masculinas también, entonces hay un entrecruce, un tránsito, entre géneros que no es malo, sino que las fortalece. 

Raquel Olea, escritora e investigadora especialista en la obra de Gabriela Mistral

Es complejo responder esa pregunta en Gabriela Mistral con un sí o con uno. Ella vivió en el tiempo del sufragismo, donde el feminismo tuvo una relevancia importante en el continente, pero nunca participó porque lo asociaba al programa máximo, el proyecto socialista. Ella pensaba que la esencia de lo femenino era la maternidad. Entonces, el feminismo, según ella, alejaba a la mujer de la maternidad, que era su esencia.

Por otra parte, fue una mujer que en 1906 ya escribió un texto sobre la educación de la mujer, siempre defendió los derechos de las mujeres, la igualdad de salarios de las mujeres, siempre defendió sobre todo que la mujer pudiera valerse por sí misma para que no tuviera, dice ella, esos matrimonios desgraciados que la obligan a depender del hombre.

Si uno se pregunta qué hay de feminismo en su obra, yo diría que ahí encontramos una posición muy diferente porque Gabriela Mistral cree en la diferencia entre las mujeres y la resistencia de las mujeres a los mandatos de la cultura patriarcal. Yo recomiendo la sección Locas Mujeres, del libro Lagar. Son todas mujeres rebeldes al sistema de las relaciones de género y en ese sentido por supuesto que hay una relación feminista.

De su obra, uno puede leer muchos signos de una mujer que es muy crítica a la cultura machista y patriarcal y promueve la rebeldía de las mujeres. Hay una frase muy linda que dice que las mujeres “tienen una loca razón”. Yo lo dejaría como una tensión en que en muchos aspectos ella es feminista, pero no perteneció en su época ni apoyó a los movimientos feministas.

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Karen Vergara, periodista y creadora del proyecto “Mistralianas”

Depende del contexto desde donde situamos la palabra feminista. Ella le hace una potente crítica constructiva al feminismo chileno en torno a la clase. El acceso al saber que las mujeres podían tener en el siglo XX sostenía brechas mucho más grande que las que incluso tenemos ahora. Por tanto, para ella era un discurso que no traspasaba más allá de la élite.

Por otro lado, sí se vio ligada a feminismos como el uruguayo, y también en amistad con otras feministas de su tiempo. A nivel latinoamericano, por ejemplo, ocurre lo mismo con Juana de Ibarbourou (uruguaya) y Alfonsina Storni (argentina), quienes sin autodenominarse feministas en esa época, poseen un grado profundo de análisis del ser mujer para la época, el cual se intersecta con las desigualdades que perciben en el mundo educativo, industrial y social.

Con respecto a sus escritos en torno a la maternidad, creo que es importante situarnos en el momento en que fueron plasmándose. Hablar de una maternidad digna era algo que estaba pasando a segundo plano en muchas consignas de la época.

Mistral hacía una crítica profunda al empleo femenino, en cuanto este deviniera en una mayor precarización de la vida de esas mismas mujeres y los niños que nacían: se les pagaba poco, debían además realizar las labores del hogar, lo que hoy conocemos como doble jornada laboral (o incluso triple). Esta crítica venía nuevamente del conflicto de clases que existía y que motivaba su indignación.

Claudia Apablaza, escritora, editora y fundadora de Los Libros de la Mujer Rota

Si uno mira la carrera de Gabriela Mistral, su oficio, trabajo literario y trabajo como mujer, creo que ha sido una de las grandes transgresoras del siglo XX.

Es la única mujer en Latinoamérica que ha obtenido un premio Nobel de Literatura, eso fue tremendamente transgresor en su época, e incluso con sus actos y hechos hoy en día también sería una mujer muy transgresora.

Estaba muy a favor de educar a las mujeres, se preocupó de educar mujeres y niñas, estuvo en cargos políticos importante, se fue a vivir al extranjero a temprana edad, fue muy frontal y rupturista con el sistema y campo literario e inteletectual de su época. En su actos y en su forma de vivir lo literario y su vida era una mujer totalmente feminista y transgresora para su época.

Me parece que hay tantos tipos de feminismos y ella no se declaraba como feminista desde lo ideológico, pero trabajaba sobre todo desde la acción.

Gladys González, poeta y fundadora de Editorial Libros del Cardo

La crítica más grande que ella hacía era que el feminismo era de clase alta, entonces no se tomaba en cuenta a las comunidades obreras. Ahí por ejemplo tuvo una pugna con Amanda Labarca, quien fundó el Consejo Nacional de la Mujer. Ella recalcaba la necesidad de incluir a las mujeres más pobres en estos diálogos políticos. 

Yo creo que el conflicto es el concepto de feminismo que se articulaba en ese momento. Pero, desde mi perspectiva, ella sí hablaba de lo que nosotros entendemos comúnmente que es el feminismo, que es básicamente generar lazos empáticos, de apertura y abogar por los derechos humanos.

En este caso, ella lo hacía en su literatura, lo hacía en sus intervenciones públicas, la importancia que le daba a la educación y principalmente a la educación de las mujeres y los niños. Ella decía que había que educar a las mujeres para lograr los grandes asuntos humanos.

Si uno empieza a analizar la obra de Mistral, ella trabajaba con temas ecocrítica, comparte trabajo con las mujeres indígenas, hablando de ellas, sacándolas a la luz, también con los sindicatos. Gabriela Mistral sí adscribía con lo que problematiza el feminismo. Siempre abogó por la mujer y, especialmente, la que estaba en condiciones más desfavorables.

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Valeria Barahona, periodista y escritora, autora de “Señoritas en toma”

Lo que pasa con Mistral es que yo creo que, al igual que María Luisa Bombal y Virginia Woolf, defienden la causa de la mujer, sus voces son femeninas, escriben desde esa óptica porque quizás es lo que les tocó en la vida, pero eso no las hace feministas en sí. Yo creo que sí, poner la voz de la mujer, sobre todo en aquella época, es un acto de feminismo, pero eso no te hace declararte feminista per se.

En sus diarios publicados en Bendita Mi Lengua Sea, ella dice que quiere mucho a las mujeres en Chile  que defienden la causa del feminismo pero que ella no se declara feminista. Yo creo que ahí entra toda está discusión más contingente ahora, hay que separar la obra del autor. Que Gabriela Mistral haya sido una gran escritora, que haya logrado ganar el Nobel antes del Premio Nacional, no te vuelve el mártir de una causa.

Ahora está un poco la pugna con el feminismo, pugna en la que me uno, de que por qué toda mujer que escribe tiene que ser feminista. Así como hay escritores que son de izquierda y está bien que los haya, y hay escritores que son de derecha y está bien también. Mientras más diversidad hay en el espectro, es más rico.

También hay otras cosas como, por ejemplo, cuando ella era joven, antes del lanzamiento de sus libros, ella en Vicuña fue una mujer rechazada públicamente porque usaba minifalda, porque fumaba públicamente, y esos actos son mucho más fuertes que decirte feminista.

Hillary Hiner, historiadora feminista y académica de la Escuela de Historia UDP

A través de sus escritos, yo creo que queda más o menos claro que no se identificaba como feminista. Ese aspecto de ella yo creo que tenía que ver con muchos factores. Uno tiene que ver con su época, ella tenía conflictos con Amanda Labarca y veía a las feministas como una especie de feminismo liberal, de elite, mujeres educadas, blancas y mestizas, y la Mistral no comulgaba ahí.

Por otra parte, yo creo que hay otra cosa que tiene que ver con sus intereses en la educación, por ejemplo, en lo que ella hizo como gran figura literaria. Yo creo que sí estaba a favor de mayor educación femenina y siempre hablaba de ser una mujer popular, se sentía muy identificada con lo rural, con el campesinado, y todo lo que significa eso en términos raciales y étnicos en Chile

Ella tenía una perspectiva muy crítica y claramente quería que hubieran más oportunidades respecto de la educación y el trabajo, pero también en mucho de su escritura ella es bien conservadora de repente. Tiene ciertas ideas muy clásicas respecto de la maternidad, en particular, que el hogar es el lugar natural y la mujer como madre-esposa.

Yo creo que ese maternalismo es algo que era parte de todos los feminismos de esa época y la política en general. Esa visión de mujer como madre era propia de sus tiempos. Pero no podemos pasar por alto que estamos hablando de una mujer que era lesbiana, que no podía vivir abiertamente eso, que vivía con mujeres, tenía este hijo, Yin Yin, que tenía dos madres, primero Palma Guillén y Doris Dana, y yo creo que eso no puede quedar fuera de cómo la leemos hoy en día.

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