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A lo largo de la historia, la moda ha sido un fiel reflejo de la evolución social y política que han vivido las mujeres en la construcción de identidades. Desde estrechas fajas hasta la apropiación del pantalón, ha sido un camino arduo y extenso.

Hoy la reivindicación va más allá y exige tallas para todos los cuerpos y la capacidad de poder vestir cualquier prenda sin sufrir acoso.

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Del uso del pantalón a la minifalda

A mediados del siglo 19, las mujeres comenzaron a apropiarse de prendas masculinas. Una de las grandes conquistas ha sido el uso del pantalón.

La historiadora y especialista en moda Pía Montalva destaca que “es una pieza que cuesta mucho que sea aceptada en los espacios laborales, precisamente porque pone a la mujer en igualdad de condiciones y está siempre ligado a la salida del mundo doméstico y al ingreso al espacio público”.

Un paso más allá fue el uso de trajes de baño y vestidos más cortos y ajustados. Cuatro décadas después, cuando el pantalón ya era una prenda masificada, llegó la minifalda. Montalva explica que la mujer que se atrevió a usar esta prenda “es una mujer que es mucho más dueña de su cuerpo, en el sentido de que muestra más de lo que antes estaba permitido”.

Campaña #LaRebeliónDelCuerpo

La Rebelión del Cuerpo nació como un espacio para concientizar, visibilizar y educar respecto a los estereotipos de género y los roles de género.

Su fundadora, Nerea de Ugarte, comenta que “el hecho de que una mujer no pueda caminar segura por la calle, quiere decir que no hemos avanzado en absolutamente nada”.

A partir de esto nació la Fundación Niñas Valientes. Su directora ejecutiva, Emilia Vergara, señala que se trata de “una propuesta que sea preventiva. Hoy día las niñas lamentablemente no están pudiendo ser quienes quieren ser, sino que están respondiendo a lo que la sociedad les pide que sean“.

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“Ya no basta con creer que por vestirme como quiero o por tener igualdad de condiciones en el trabajo, estamos haciendo grandes cambios, sino que tenemos que ser capaces de llevar esta lucha a la cotidianidad“, agrega.

Romper con los estereotipos

Rocío Hormazábal es fotógrafa y modelo XL. “Yo me siento ahora liberada absolutamente de vestirme y hacer lo que quiera con los colores, con las formas, pero eso fue después de un trabajo, de salir del clóset de los gordos y aceptarme a mí misma como soy“, relata.

También cuenta que muchas mujeres le escriben para decirle que no se atreven a usar colores fuertes, vestidos o trajes de baño.

Es necesario romper los estereotipos porque las mujeres vivimos amarradas al cómo nos vemos, cómo nos presentamos, qué normas tenemos que seguir”, destaca.

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