Por Joan Xavier Alemany

Saltamos a una nueva década con FIFA 20 con sentimientos encontrados. Por un lado, esperando sorpresas con el nuevo y estiloso modo Volta y, por otra parte, buscando encontrar más de lo mismo. Y me refiero específicamente a no arruinar Ultimate Team con modos complejos o sobrepotenciándolo con jugadores rotos. 

A saber, el modo de juego que ha hecho exitosa -y lucrativa a la franquicia de EA le inyecta dosis de adicción por varios frentes: azar, con los sobres de jugadores de diferentes rarezas que puedes comprar; estrategia, con el armado de plantillas y la selección de roles; además de una incomparable renovación con cartas nuevas en relación a lo que sucede en el mundo real.  

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Sobre ese punto realmente no hay nada que se le compare. Este año, FIFA 20 hace una actualización necesaria a los kits para mantener la simulación al día y sin tocar lo medular de Ultimate Team, algo acertado considerando el éxito arrasador que hay en la comunidad así como está. 

Está infestado de contenido y de desafíos diarios y semanales, además de objetivos de temporada en los que ganas experiencia y premios interesantes.

¿Para qué comprarlo entonces si sigue prácticamente igual? Porque no todo es FUT.  

Bajando un cambio

El gameplay de FIFA sigue siendo el mejor del género. Los tiempos de reacción tienen un input lag casi nulo, lo cual te deja crear con libertad y, cuando la situación se complica, cambiar de idea en menos de un segundo.  

Con ello, lo garantizamos: el que era bueno jugando FIFA online lo seguirá siendo este año. Eso sí, los veteranos notarán que el juego está más lento y están en lo cierto. 

Volvemos, así, a abrir un extenso debate que divide a la comunidad entera. ¿Es eso mejor o peor para el juego? 

En mi opinión, el ritmo acelerado visto en FIFA 19 era menos gratificante. Los pases iban tan rápido y los jugadores veloces eran tan desequilibrantes que no solamente era frustrante recibir goles en la contra, sino que también hacía parecer tus victorias menos elaboradas.  

Un juego más lento, desde luego, permite tener más visión en el medio terreno, dar pases más creativos, conectarse mejor en tres cuartos de cancha y responder mejor en la zaga. Después de todo, esas fracciones de segundo adicionales se traducen en inputs más precisos.  

Además, creo firmemente que es lo justo para los más leales a FIFA. Un juego más pausado y realista, sin embargo, significará un mayor skill gap entre novatos y experimentados respecto a la edición anterior. 

Pero algo es seguro: ir terminando con el pinball de pases filtrados o el tiki taka a velocidades fantásticas es el camino correcto para ir incorporando a los jugadores nuevos. 

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Un DT más consciente 

Como adicto a la simulación, uno de mis modos preferidos terminó siendo el modo carrera de DT, que tiene importantes cambios respecto a otras entregas.  

Ahora estarás obligado a tener dilemas constantes por la actitud de tus jugadores. ¿Acaso se rebelan? De hecho, sí. Y -en buen chileno- son muy barsas

Poner a uno u a otro ya no responde solamente a algunos criterios de rendimiento y de cansancio, sino que también a las expectativas que cada integrante del plantel tiene para su carrera. Obviamente todos quieren jugar. 

Como mánager, deberás administrar correctamente sus ansiedades, calmar sus frustraciones y hacer rotar a los jugadores de manera tal que tus decisiones no terminen mermando el ánimo y, en última instancia, al desempeño durante los 90 minutos. 

Ahora hay conferencias de prensa y elaboradas preguntas, momento justo para que ocurran esas declaraciones inesperadas que saquen un poco tu atención de la pizarra.

Es bueno sentir que los diálogos van dejando de ser decorativos y que ya no se trata de repetir tus fórmulas ya probadas en cada fecha. Todo puede cambiar, por lo que en una temporada puedes nadar en dinero y a la siguiente tener que lidiar con salidas de figuras clave porque fuiste indolente y no pudiste conectar con sus aspiraciones. El dinero no lo es todo. 

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El regreso a las calles

Digamos que dentro de la monotonía del género, FIFA ha sido el único que ha innovado y probado formatos realmente nuevos.

Ya había destacado la buena producción y el cuidado que tuvo el modo El Camino, con Alex Hunter como protagonista de una vertiginosa carrera dentro de la cancha y bastante vistosa en su vida privada rumbo al estrellato. Ahora la ruta alternativa que tomó el juego tiene algo de nostalgia.  

Volta irrumpe con todo el estilo y carácter de los duelos callejeros donde casi todo vale, esos en los que hacer trucos es una competencia aparte y en donde la victoria será humillante o no será.  

Es nostálgico no sólo para quienes colgaron los botines y se quedan con el recuerdo de esa feliz época de la multicancha y el buen toque bajo el alumbrado público, quienes se sentirán plenamente identificados. Lo es también para los que jugaron un verdadero clásico de la época de PS2 hace más de una década: FIFA Street 

Que dentro de FIFA 20 venga incluida una propuesta así quiere decir que prácticamente son dos juegos en uno. 

Es una buena apuesta considerando que todo lo que trae está bien pensado: hay personalización del personaje, un árbol de desarrollo, reclutamiento de jugadores, distintos tipos de partido, selección tipo de cancha y 17 locaciones del mundo real.  

Además, la historia no cae en cursilerías y es un reflejo bastante aproximado de los sellos culturales de la identidad urbana: una mezcla entre música, atuendos y una forma de relacionarse que te hace querer ser uno más dentro de la historia.  

Hablamos de que no es FIFA Street porque, a diferencia de los primeros títulos de aquella saga, no puedes conectar una cadena de acrobacias de fantasía solamente con un par de botones para terminarlo todo con un gol de chilena. Y eso ya divide opiniones.  

Lo que intenta Volta es aterrizar un poco ese jogo bonito a la arena de lo posible y, para eso, ha usado el mismo gameplay que en un partido habitual. Eso significa que, para lograr destellar en un partido reducido de 4 vs 4 o 5 vs 5, deberás saberte los comandos para ejecutar filigranas y cómo usarlas en el momento justo.  

El juego es algo difícil en un comienzo y, como la gracia es dejar sentado al rival con tu control de la pelota, puede despertar ansiedad al ver que los trucos no te salen o que la pelota no entra en un arco tan diminuto.  

Pese a todo, es lo más cercano a reeditar un juego que hace rato que merece su remasterización. 

Volta se siente un poco verde todavía, principalmente porque es muy corto, pero no cabe duda de que si fuese un juego aparte y con el debido esfuerzo dedicado a llenarlo de contenido, está destinado a ser un hit 

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¿Y qué le pasó a Messi? 

Lo reprochable no son las licencias -pese a que este año no tiene a Colo Colo ni a Universidad de Chile– ni la cantidad de competencias, sino la sutileza gráfica de Frostbite que, por estos días, parece haberse tropezado con una valla.  

Con ello apunto directamente a los rostros de los jugadores, que una vez más quedan al debe en cantidad, pero sorprendentemente este año también se caen en la calidad en jugadores de primerísima línea conforme a lo que se espera a estas alturas de la generación, cuando queda poco menos de un año para darle la bienvenida a la siguiente.

Si eres de los que valora el aspecto gráfico, habrá decepciones al ver tantas caras genéricas, pero, por sobre todo, al ver a algunos que aparecerán de manera recurrente en close-up durante las repeticiones. Lio Messi, Arthur y Ter Stegen son algunos ejemplos. 

Pero en el lado positivo, hay una mejora en la consistencia de la iluminación nocturna. Leve, pero es un paso más hacia el realismo y hacia la experiencia televisiva de una fecha de Champions real. 

En resumen

FIFA 20 es dinero bien gastado. Se siente más real que el anterior por el ajuste en la velocidad, algo que sabrán aprovechar los profesionales del timing y los novatos que necesitan de algunos frames adicionales para pensar antes de actuar. Volta, aunque corto en la campaña, es un avance que supera las expectativas. Es más, puede que en el futuro recordemos que empezó siendo sólo un modo más dentro de un lanzamiento corriente antes de convertirse en una franquicia millonaria. Actitud tiene y potencial le sobra.

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