Por Isabel Hodge Orellana

La noche del 19 de mayo de 1962, millones de ojos en el Madison Square Garden y frente a la televisión fueron testigos de un momento cultural sin precedentes: Marilyn Monroe sobre el escenario cantando feliz cumpleaños al entonces presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy (JFK).

Para la ocasión, Marilyn usó un vestido dibujado por Bob Mackie y diseñado por Jean Louis. Gacias a su tonalidad parecida a su piel, generaba la ilusión óptica de estar desnuda en el escenario.

Además de lo que se hablaba en la época respecto a un posible amorío entre el mandatario y la actriz, y la supuesta rivalidad con Jackie Kennedy, el vestido también pasó a la historia con la carga de un enorme simbolismo cultural.

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Ahora, a 60 años de ese icónico momento y después del alto valor que la franquicia de museos y eventos Ripley’s Believe It or Not! pagó por el vestido en 2016 -unos US$ 4,8 millones-, la prenda vuelve a ser foco de discusión. 

Kim Kardashian eligió este delicado vestido para asistir a la Met Gala 2022, la que tuvo como temática la Gilded Age -o Edad Dorada de Estados Unidos-, un período de 30 años en el siglo XIX (de 1870 a 1891)

 

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Una aberración

Más allá de si Kim Kardashian estuvo acorde a la temática, un tema que ha generado debate es cómo un museo dedicado a la conservación de prendas históricas permitió que esto sucediera.

En entrevista con CNN Chile en el Museo de la Moda, el director y fundador de la institución, Jorge Yarur Bascuñán, cuenta que quedó “horrorizado” cuando se enteró del curioso uso de este vestido. “Es todo lo contrario a lo que hacemos acá. Por mucho que digan que la vistieron con guante blanco y todo, tú ves cuando la visten, cómo tiran el vestido“, comenta.

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Yarur Bascuñán reconoce que en el museo tienen constantemente problemas con las piezas que poseen bordados con piedras, lentejuelas, mostacillas, etc., ya que siempre se caen o sus hilos se cortan. “Sobre todo en este vestido que ha pasado por muchas manos, los hilos se secan“, asegura.

A juicio del director del Museo de la Moda, ubicado en Vitacura, prendas como esta no deberían ser facilitadas para el uso que le dio Kardashian en el Met, aunque sea por solo cinco minutos. Una opinión que comparte con el Consejo Internacional de Museos (ICOM), que a través de una declaración pública manifestó que “las prendas históricas no deben ser usadas por nadie, ni por figuras públicas ni privadas”.

Ha sido una aberración, esa es la palabra que podría decir”, dice Jorge Yarur Bascuñán.

Para él, “el principal responsable es el (Museo) Metropolitano, quien avala todo esto y le da un lugar a ella para que se cambie. También Ripley’s, ellos de conservación -yo lo vi- no existe, pero el Metropolitano, teniendo el prestigio que tiene como museo, no puede permitir algo así“.

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¿Por qué es tan importante la conservación de prendas históricas?

Para preservar las prendas con alto valor histórico, el Museo de la Moda las conserva en bóvedas a una temperatura entre 19 °C y 20 °C, con una humedad relativa de 50 grados.

Acacia Echazarreta, parte del departamento de curatoría del museo, detalla que esta labor ayuda a contar cosas de nosotros mismos como humanidad, de nuestra sociedad y la evolución de la mujer.

“La historia del vestuario es impresionante. O sea, hay mucho y solo con visualizar un objeto de ese momento, congelamos el tiempo. Lo difícil es mantenerlo porque el textil es más frágil que muchas de las otras prendas y por eso no podemos tener tanta lectura de algo tan pasado, porque la conservación textil es más frágil que una cerámica”, explica a CNN Chile.

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—Entonces, ¿por qué estuvo mal lo ocurrido con Kim Kardashian?
—Un vestido tiene muchas materialidades, a veces combinadas, con lentejuela, con hilos entorchados, sobre seda, sobre gasa, sobre telas pesadas, etc. Entonces, eso hace más difícil la conservación y, bueno, la fragilidad del mismo material que no se puede colgar siempre porque se extiende. La manera de poner las cosas es muy importante, a plano o colgadas, y no manipularlas mucho, eso es esencial.

El respeto a la preservación de prendas no sólo sirve para visitar un museo y sentirnos cerca de estas estrellas del mundo del espectáculo o personajes relevantes de la historia, sino que también ayuda a comprender las tendencias que se estilaban en distintos períodos de tiempo. También permite darse cuenta de cómo los roles han cambiado.

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