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Lo vemos en las películas, en los libros y en las canciones. Pero las relaciones tóxicas y de dependencia van más allá de la ficción y puede sucederle a un cercano, a un familiar o incluso a nosotros mismos, pero ¿cómo podemos identificarlas y transformar o cortar esos vínculos?

En conversación con Sana Mente, la psicóloga Clínica y Especialista en psicoterapia femenina con enfoque de género, Paula Hormazábal, ahonda sobre la dependencia emocional y sus consecuencias en las relaciones.

La dependencia emocional como concepto es el apego excesivo hacia los vínculos que nos impide tener una manera de amar equilibrada, sana e integrada en las emociones. Nos impide comprender que el otro no nos viene a completar la vida, sino que más bien es un aporte a la vida que tenemos”, señaló.

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Hormazábal indica que el gran desafío es volver miras hacia atrás y resignificar las experiencias para ver como se vinculan hacia adelante. “La dependencia emocional habla de la incapacidad para reconocerse a uno mismo, para amarse a uno mismo, para establecer límites personales y satisfacer sus propias necesidades”.

¿Cómo identificar si uno está en una relación dependiente?

  • La persona deja de hacer actividades personales para encajar con los tiempos de su pareja.
  • Está pendiente del teléfono por si le llega un mensaje de su pareja.
  • Su estado de ánimo cambia si esta persona le escribe para decirle buen día o no, entre otros.

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¿Cómo se generan estos síntomas?

Los primeros síntomas que se ven en los niños cuando los padres son disfuncionales, es la parentalización. Esto quiere decir que los niños comienzan a tomar responsabilidades de los adultos, como estar a cargo de sus hermanos, o consolar a sus padres, hacerse cargo de las tareas del hogar, entre otros.

La dependencia emocional en los hijos provoca una gran inseguridad en que el niño establezca vínculos o relaciones sanas. Lo más probable es que adquiera un rol defensivo frente ante las relaciones con sus propios pares”, agregó.

Finalmente, detalló que las historias de relaciones codependientes, abuso narcisista y dependencia emocional recrean los patrones infantiles de cuando fuiste dañado. Las mujeres somos más proclives a vivir la dependencia emocional, porque siempre hemos estado en un rol secundario con respecto al rol de madre”.

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