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Nació en Santiago un 2 de mayo de 1933 y, a sus casi 89 años, es considerado el mejor pianista de música popular de Chile. “Uno no solo tiene el amor a las personas, sino que también a un arte como es la música”, cuenta Valentín Trujillo.

El también llamado Tío Valentín es uno de los cinco hijos del minero Juan de Dios Trujillo y la profesora de enseñanza básica Clementina Sánchez. Con tan solo cuatro años aprendió a tocar piano de manera autodidacta.

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A los siete años comenzó con clases de música, armonía y composición en el Conservatorio Nacional, a los nueve ya trabajaba en radios para diferentes cantantes, a los 22 grabó su primer disco como acompañante y así siguió.

En conversación con CNN Íntimo, Valentín Trujillo Sánchez aborda su carrera en la música y los difíciles momentos que vivió durante la dictadura militar. Además, se refriere a los más de 40 años que acompañó a Mario Kreutzberger, Don Francisco, en Sábados Gigantes.

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El músico detalla que fue su madre quien un día llegó con un piano al hogar. “Yo recibí todas las ventajas del menor de cinco hermanos. Pude hablar con más facilidades imitando lo que hablaban los otros y pude tocar el piano imitando a mi hermana, porque a mí nadie me enseñó”, señala.

Valentín es uno de los arregladores fundamentales de la música popular chilena, tanto en discos como en grandes conciertos. “Yo me convencí de que no iba a ser un Arrau, ni cosa parecida, pero mi aporte a la música sí podía ser desde lo popular (…), ese es mi mundo”, reconoce.

A principio de los años 1960, el pianista se desempeñó como profesor de música en el Instituto Superior de Comercio número 2 (Insuco 2) de Santiago. “Fui docente casi 28 años, desde 1952 hasta 1973. Dejé de serlo porque me lo impidieron un 11 de septiembre de 1973, me echaron”.

Echaron a sus hijos del Liceo Manuel de Salas también, ¿por qué?
Sí, y mi mujer fue detenida porque era profesora en el liceo, pero nunca tuvieron cargos contra mí (…) ni una acusación, salvo alguna vez en el ‘Canal 7’ en que, acorralados con Jorge Guerra, Pin Pon, se nos acusa de manipular en forma marxista el programa infantil, lo que era una mentira del porte de una montaña.

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Ustedes tuvieron que grabar uno de los últimos capítulos de Pin Pon con fusibles apuntándolos. ¿Cuál era el peligro de Pin Pon?
El peligro de Pin Pon es que era un hombre de izquierda y el pianista también.

Jorge Guerra, quien hacía de Pin Pon, se tuvo que ir de Chile.
Una noche él me llama y me dice que lo amenazaron de muerte y yo le digo ‘ándate, no pruebes si es cierto o no es cierto’, y se fue. Estuvo mucho tiempo en Ecuador y quien lo cobijó por su calidad artística fue la visa de Cuba y ahí estuvo bastante tiempo.

En esa época otros tuvieron menos suerte y usted los recuerda con mucho dolor. Por ejemplo, Víctor Jara. ¿Qué significó la muerte de él para usted?
Hay heridas que no cicatrizan y (su muerte) es una de ellas, era un hombre indefenso y un talento extraordinario (…) Qué derecho hay -ninguno- de matar a otra persona, colocarle más de 40 tiros y hacerle pedazos sus manos. No hay animal viviente que pueda tener la capacidad espantosa del ser humano.

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¿Qué opina usted de esas personas que dicen que hay que dar vuelta la página?
No estoy de acuerdo. Las personas que cometieron esos delitos atroces tienen que seguir donde están, pagar su culpa y, tal vez, la reacción mía en este momento no es de odio ni de venganza y como dijo un general, ‘nunca más’, no pongamos en peligro la democracia nunca más, pero que sea de verdad.

Usted participó activamente en la campaña del actual presidente, Gabriel Boric.
Le tengo una enorme simpatía. Cómo no voy a tener simpatía de un muchachito que nace en Punta Arenas, que tenía aspiraciones y ya era presidente de curso cuando niñito. Se viene a Santiago, pronto fue presidente de la Federación de Estudiantes y después (…) diputado. Es una carrera política y socialmente brillante.

El pianista reconoce que a Boric “le falta aprender, pero uno llega a los 90 años y sigue tratando de aprender. Exigirle a un muchacho de 36 años que las sepa todas y que todo su grupo las sepas todas, es hacerle un examen cuando no tienen ni dos meses de Gobierno. Hay que tener un poco de sentido honesto de las exigencias”.

Sábados gigantes y su relación con Don Francisco

Durante todo el período de dictadura a Valentín Trujillo se le prohibió grabar discos debido a sus conocidas simpatías de izquierda y a su activa labor sindical. Fue la televisión, y específicamente su rol en Sábados Gigantes, lo que le permitió tener estabilidad laboral a lo largo de ese tiempo.

En esa época Sábados Gigantes fue clave y Mario Kreutzberger su escudo.
Mario Kreutzberger y varias otras personas como Benjamín Mackenna. En el Canal 13 ya sabían algo, cuando yo quise integrar el sindicato del canal no me dejaron, había un director musical, un cura (Raúl Hasbún), y él sabía todo lo que había pasado, por lo que no me dejaron nunca entrar al sindicato.

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El pianista detalla que gracias a Mario Kreutzberger pudo ingresar al programa. “Ahí pude seguir manteniendo a mi familia, ya que tenía cuatro hijos chicos que me los habían echado del colegio (…) Mi hija, la menor, tenía siete años y era acusada de terrorista, todos esos dichos no tenían ninguna validez, pero fueron horribles”.

Ustedes con Mario se conocen de memoria, se convirtieron en amigos.
Absolutamente, si ser amigos significa cuidar el uno del otro y manifestar cariño público el uno con el otro (…) La palabra amigo en esta ocasión ha sido sometida a pruebas y en 50 y tantos años no hemos tenido ninguna discusión. Pensamos muy diferente en muchas cosas, pero tenemos 10 mil cosas que conversar y el día que se acaben esas 10 mil cosas lo invito a empezar otra vez.

¿Nunca la ideología fue una barrera en la música?
No, porque yo nunca confundí torpemente mi labor de músico con mi pensamiento social. Está absolutamente aparte (…) La música es un arte tan popular y democrático que puede juntar a las personas que saben mucho en música y a quienes solo le gusta la cosa simple.

—Se fue a Miami con Don Francisco y vivió allá, pero regresó al país debido a que fue diagnosticado con cáncer.
No creo que exista un mazazo mayor en la vida (…), afortunadamente salió bien, pero el hecho de que te den la noticia es un tormento tremendo, además, me gusta vivir, me encanta vivir, y yo dije ‘bueno, que lástima poder terminar esto tan anticipadamente’, pero para mi fortuna los médicos me tienen vivo.

Una vida de amor a la música

Valentín Trujillo ha recibido diversos reconocimientos, incluido el premio presidente de la República en 2004 y el premio Otto Sirgo, otorgado por la Sociedad de Críticos de Miami, a “El Mejor Segmento Musical y Gran Aporte Musical a la Comunidad Hispana” en 1992, entre otros.

Usted tiene conexión con su generación, los jóvenes y también la ha tenido con los niños. ¿Cómo se mantiene tan al día?
Es el amor a lo que yo hago, con todo lo que tengo, desde la cabeza hasta la última uña del pie, es una entrega total, un compromiso de amor y de vida (…) Uno no solamente tiene el amor a las personas, sino que también el amor a un arte como la música, lo amo.

—El COVID-19 mató a mucha gente y usted trabajó bastante tiempo con Christian Cuturrufo, quien no sobrevivió a esta enfermedad. ¿Tuvo miedo alguna vez?
Lo de Cuturrufo fue un dolor agregado a los muchos dolores que he tenido, porque no alcanzaba a tener 40 años, de repente se sintió afiebrado, no le hizo caso. Esa enfermedad maldita se llevó a un hombre talentoso que estaba recién mirando sus frutos.

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¿Tuvo miedo?
No le tengo ningún respeto a la muerte. (…) Me gusta vivir, pero llegado el momento, lo voy a enfrentar con mucha altura, ni siquiera lo voy a maldecir, menos gracias, sino que sencillamente me voy a ir, tal vez, agradeciendo a todas las personas que hicieron posible que yo ya esté golpeándole las puertas a los 90 años.

Usted lleva con su esposa Aída más 60 años.
La he adorado toda la vida, actualmente somos dos compañeros que nos cuidamos el uno con el otro, le dediqué canciones, le he dedicado mi vida, independiente de que ha habido temblores naturales (…) Si puedo hacer un balance de los 65 años de casados, es que soy muy feliz.

Hace poco anunció su candidatura al Premio Nacional de Música, ¿por qué decidió postularse?
Me he presentado convencido de que represento a los músicos populares (…) a todos los músicos que trabajan de noche y que han sido golpeados por no tener trabajo (durante la pandemia). He luchado toda la vida por ellos, me siento representante, los quiero, amo y admiro, me gustaría mucho encabezar un premio en homenaje a ellos, en homenaje a los músicos de Chile.

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