Por Matilde Burgos
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Si el 18 de octubre de este 2019 hubiese sido un día como cualquier otro, lo más probable es que Karla Rubilar Barahona estaría en estos momentos haciendo campaña para convertirse en la primera gobernadora electa por Santiago.

Sin embargo, para ella los planes nunca terminan como fueron diseñados. Después de cruzar la calle de la intendencia, a petición del presidente, hoy es la vocera de gobierno en el momento, quizás, más complejo de nuestra historia reciente.

Médico de profesión, madre de cuatro hijos, fue parlamentaria durante 12 años, primero por RN y después por Amplitud.

Hoy no milita, parece que nada pudiera encasillarla, su pensamiento liberal la llevó a recetar la píldora del día después mientras su bloque se oponía, apoyó el aborto en las tres causales y cree en la eutanasia.

Cuando el presidente Piñera declaró que estábamos en guerra, desde la intendencia le contestó que la guerra era contra la desigualdad y la pobreza. Declaraciones como esas la legitimaron frente a los ciudadanos, cuando prácticamente no había discurso político desde su sector.

En conversación con CNN Íntimo, la ministra Secretaria General de Gobierno analizó distintas aristas de la crisis social que se vive en el país, reflexionó sobre la democracia, se refirió las denuncias contra Carabineros, comentó la lealtad que tiene con Piñera y reveló sus aspiraciones.

Que Dios y Chile nos ayuden, presidente”.

Esas fueron las palabras que Karla le dijo a Piñera cuando juró como ministra.

Recuerda que ese lunes 28 de octubre, el presidente la llamó en la mañana para que se sumara al equipo ministerial.

“Fue bien encima de lo que fue el juramento (…) uno siente el peso bien grande sobre la espalda. Uno dice, ‘¿seré la persona adecuada?’” recuerda.

Sin embargo, dice, que cuando se está en crisis es imposible decir que no. “Partí con un poquito de pecho apretado a cruzar a La Moneda y ahí pensé, antes de jurar, que había que pedirles ayuda a los chilenos, porque yo creo que sin todos los chilenos es imposible salir adelante en esta crisis tan profunda”, señala.

A su vez, continúa, pensó que también era necesario pedir bajo sus creencias personales, es decir, Dios.

A más de un mes desde que estalló la crisis social, indica que para el presidente ha sido un momento súper difícil y que ella se ha conmovido al verlo afectado.

“En algún momento, en una entrevista de un canal, a mí se me apretó un poquito el corazón verlo unos segundos medio quebrado. Ese no es el presidente que uno conoce, el presidente es duro, es enfático, tiene firmeza, se levanta de la adversidad, habitualmente sale el mejor Sebastián Piñera en las crisis más grandes”, cuenta.

—¿Pasó el momento de los winners?
—Yo creo que para todos pasó el momento de los winners. Aquel que crea que se las sabe todas, el que crea que tiene la verdad revelada, no entendió nada.

—¿Nuestra democracia ha estado en riesgo las últimas cinco semanas?
—Yo creo que la democracia, como nosotros la entendemos, ha tenido momentos frágiles, esa es la verdad.

—¿La noche del martes 12 de noviembre fue el momento más frágil de nuestra democracia?
Yo creo que la fragilidad de nuestra democracia la ha tenido en momentos en que personas han creído que es bueno poder sacar a un presidente democráticamente electo. Que alguien se plantee eso, finalmente habla de que todavía nosotros no hemos sido capaces de entender que la democracia es lo que nos proteje.

—¿La democracia sigue en riesgo entonces?
De que algunas personas lamentablemente piensen que se puede sacar un presidente democráticamente electo, independiente del seno político que tenga, es una debilidad grave de nuestra democracia.

En la misma línea, sostiene que la noche del 12 de noviembre hubo un camino de inflexión.

“El presidente tenía que tomar una decisión entre que si había que decidir por la fuerza o había que darse una oportunidad para la paz y el diálogo (…) era una decisión difícil porque nuestra gente, mucha gente, pero principalmente nuestra gente, la derecha, quería que optáramos por sacar a los militares nuevamente a la calle”, manifiesta.

Asimismo, descarta que esa noche haya existido una discusión sobre condiciones para que los militares salieran a la calle.

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Organización bajo investigación

Nos duelen todas las muertes. No es lo que queríamos para nuestro país”, dice Rubilar sobre las personas que perdieron la vida desde que comenzó el estallido social.

Por este motivo, enfatiza que es importante que se investigue con fuerza y rapidez cada caso para que se determinen responsabilidades.

—¿Se puede meter las manos al fuego por Carabineros?
Meter las manos al fuego por nadie. Usted sabe que las responsabilidades penales son individuales, pero sí podemos meter las manos al fuego es porque el gobierno ha dado instrucciones categóricas, claras, oficiales y escritas en respeto irrestricto en materia de derechos humanos.

En la misma línea, asegura que “nosotros ponemos a la disposición de los tribunales, siempre, todas las denuncias para que sean ellos los que determinen la veracidad de lo que pasó en cada una de las denuncias, porque nos parece extremadamente relevante que sean los tribunales independientes quienes juzguen estos casos y determinen cuál es la verdad”.

Respecto a las palabras de Piñera la noche del domingo 20 de octubre, cuando afirmó que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso”, Karla Rubilar aclara que a lo que se refería el mandatario era “que estaban en guerra contra quienes estaban destruyendo el Metro, contra quienes estaban generando tanto miedo”.

El presidente estaba convencido de que había una organización, lo que tiene que determinar la justicia. Los antecedentes que hoy tenemos sobre la destrucción del Metro es que fue muy específica, en lugares de difícil acceso y muy planificada. El presidente estaba convencido de que había una organización muy preparada que estaba atacando infraestructura crítica de la ciudad (…) No era lo que él quería decir, no quería decir bajo ningún parámetro que estaba en guerra contra su pueblo”.

—¿Fueron organismos de inteligencia extranjeros los que advirtieron al presidente de esto?
No tengo conocimiento de eso.

—Porque el ministro Teodoro Ribera ha planteado en los últimos días de que se están recabando informaciones de dónde podían haber provenido esa posible organización. ¿Hay más antecedentes al respecto, ministra?
Por lo delicado del tema, yo creo que esto está muy radicado en Interior, muy radicado en Defensa y muy radicado en Relaciones Exteriores.  Y yo, con mucha responsabilidad, tengo que decirle que no tengo antecedentes de eso. Imagino que cuando ya haya información más clara, eso se entregará en su determinado momento.

—Pero entiendo, entonces, que hay avances.
Entiendo que hay investigaciones en curso, lo ha dicho también el fiscal Barros en esta materia, pero yo no tengo conocimiento ni detalles al respecto de esa materia.

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No hay lealtad ciega

Karla sostiene que, en lo personal, estas semanas han sido intensas. Revela que cada mañana pide ayuda a Dios y solicita consejos “porque sé que cada vocería, cada palabra que utilizo, cada mirada, cada gesto, cada tono que no sea el adecuado, hoy día puede marcar la diferencia de hacia dónde vamos”.

Confiesa, también, que ha visto poco a sus hijos. Es más, indica que los primeros 10 días desde que estalló la crisis no los vio.

Me daba miedo que estuvieran conmigo, que por estar conmigo les pasara algo”, señala.

No obstante, pese a las complejidades, destaca que el gobierno quiere hacer cambios y que esas son partes de sus convicciones.

“Tengo la certeza, y por eso estoy sentada acá, de que el gobierno ha escuchado, quiere hacer cambios, construir un Chile mejor, mucho más justo y por eso estoy, estuve en la intendencia y estoy en La Moneda. Si en algún momento siento que el camino y las declaraciones que se toman van en contra de mis convicciones, de lo que creo que el gobierno debiera hacer por el bien común, me voy a ir”, manifiesta.

Agrega que el presidente valora esa determinación y que jamás renegará del cariño que le tiene, “aunque marque en la encuesta cero (puntos)”.

No obstante, dice, ese cariño no significa que tenga una lealtad ciega. “La mayor lealtad que uno puede tener es decirles a las personas lo que cree y poder decirle, incluso, cuando está equivocado. El silencio, cuando uno está cometiendo un error, es deslealtad”, enfatiza.

Además, define a Piñera como un presidente muy activo.

—¿Omnipresente podríamos decir?
—Exactamente. Todo el mundo asociaba a que siempre estaba en todo. Finalmente llamó la atención y la pregunte fue ‘¿dónde está el presidente?’. El presidente entendió que Chile había cambiado.

Por esta razón, descarta tajantemente las palabras de Carlos Peña, quien calificó al mandatario como inútil.

“Entiendo que hay libertad de expresión, y por eso luchamos cada día para que uno en democracia y en libertad pueda decir lo que cree, (pero) fueron críticas extremadamente injustas, porque el presidente leyó mejor que nadie que había que darle un espacio al Congreso, que era el tiempo del Congreso, que era tiempo de otros actores para que tomaran relevancia para que esto fluyera y pudiéramos tener los resultados que todos aplaudimos”, opina.

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Amor y política

Gracias por acompañarme y tomarme de la mano”.

Este fue el mensaje que Rubilar le escribió al periodista Christian Pino tras un seminario en el que él la acompañó a fines de agosto.

Ambos se conocieron en 2006 y las circunstancias de la vida llevaron a que ahora comenzaran una relación amorosa.

Terminamos juntos ahora en uno de los momentos probablemente más difíciles que tengo que enfrentar en la vida política. Y mire en qué ministerio. Como Dios es guionista y de los buenos, él es periodista. Yo creo que a mí me ha ayudado mucho a tener cable a tierra, mucho a volver a sentirme muy mujer, mucho a reencontrarme con la alegría, más allá del trabajo, más allá de la mamá, sino que la alegría de la pareja, de compartir gustos similares y, además, profesionalmente yo lo admiro mucho y eso a mí me ha ayudado increíblemente en esta nueva etapa”, señala.

—¿Él va a estar acá? Porque eso también ha generado críticas…
Él tiene su trabajo. Hace clases de periodismo internacional y le va muy bien. Solamente viene a ayudarme. Si la pregunta es si él recibe alguna remuneración, si está contratado, lo cierto es que él tiene un contrato administrativo que le permite ingresar, tener su credencial y poder estar en La Moneda. Para eso gana un peso y está el acceso, todo el mundo lo puede ver, porque no hay ningún otro objetivo que no sea poder contribuir, literalmente, gratis a poder trabajar para todos los chilenos.

—¿Pero eso no enturbia la relación? ¿No se puede ver como algo poco profesional? Se lo criticaron a la ex presidenta Bachelet porque tenía a su hijo acá, se lo criticaron al presidente Piñera cuando estuvo en su primer mandato, porque tenía también a su hija como jefa de gabinete. ¿Esas relaciones pueden llegar a ser relaciones peligrosas? 
Yo personalmente, dado que él tiene su mundo, sus clases y él viene cada cierto tiempo a ayudarme a mí, personalmente, solamente para mis apoyos. Al respecto del resto, no tiene acceso a nada que no sea poder ayudarme y contribuirme a mí.

En otro sentido, manifiesta que uno de sus grandes amores es la política. Lo lleva en la sangre y es parte de su vida, sin embargo, asegura que no aspira a ser presidenta.

“Hay políticos que no aspiramos a la presidencia. Me lo han preguntado. No es algo que yo aspire, no es algo que yo busque (…) Yo lo único que aspiro es a poder aportar con un granito de arena a que mi Chile, donde viven mis hijos, donde van a vivir mis nietos el día de mañana, sea mejor”, concluye.

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