Por Matilde Burgos
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Nació respirando teatro y política en pleno 1974. Nieta de los actores Roberto Parada y María Maluenda, a los 10 años ya era actriz de teleseries. Sin embargo, esa pasión quedó trunca. A los 13, y luego del asesinato de su padre, quiso seguir la tradición familiar y se inscribió en el Partido Comunista, en el que desertó a los 16.

A 18 partió a Francia para estudiar actuación, pero llegó hasta Barcelona, donde se enamoró y se terminó quedando 13 años. Fue ahí donde hizo teatro, armó una productora, fue asesora cultural y creó el Banana Factory. Por eso, cuando volvió a Chile, fue ese el mundo que la recibió.

Como la política nunca ha estado fuera de su vida, el 2012 se inscribió en Revolución Democrática, una militancia llena de altibajos que acaba de terminar, cuando en medio del estallido social que vive Chile, se negó a respaldar una acusación constitucional contra Sebastián Piñera. Ya había sido artífice de la carta “Democracia es diálogo”, que junto a un grupo transversal entregó y leyó al mandatario en el palacio de gobierno.

En conversación con CNN Íntimo, Javiera Parada Ortiz analizó a fondo la crisis social por la que atraviesa Chile, opinó de las reacciones y medidas que deberían tomar los distintos sectores políticos, recordó a su padre y habló de lo que se viene en su vida tras renunciar a una militancia.

Parada recuerda que el viernes 18 de octubre lo comenzó como un día movido. Estuvo en distintas reuniones en el centro de Santiago y después se trasladó a Huechuraba. Fue en esa comuna cuando vio la noticia que el servicio de Metro no estaba funcionando y que gente tuvo que caminar para llegar a sus casas.

Desde ese hecho la historia es conocida, pero hasta hoy, a más de tres semanas desde el estallido social, las manifestaciones siguen registrándose.

“A mí me ha desconcertado la gente que llega todos los días a manifestarse. Eso es increíble. Yo no recordaba un movimiento tan persistente con personas, muchas de ellas jóvenes, que han estado viniendo todos los días para acá. Por fin, además, empezamos a ver los resultados de ese movimiento”, afirma.

La actriz lee que el movimiento es muy autoconvocado y transversal. “Yo he estado participando en algunas marchas y veía banderas de partidos políticos, se ven banderas mapuche, por ejemplo. Es un movimiento muy joven, pero también de clase media”, agrega.

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A su vez, es crítica para comentar la reacción del Ejecutivo ante las manifestaciones sociales, especialmente por “las medidas represivas”.

El gobierno reaccionó de la manera más torpe, creo yo, que se podía haber reaccionado (…) Esto de responder las primeras 48 horas, los primeros tres días, simplemente con medidas represivas y no entender que lo que había atrás de este estallido, por un lado de violencia, pero también de un movimiento social, se estaba autoconvocando sin la organización de partidos. Por lo tanto, tardar tanto en presentar medidas y escuchar lo que estaba diciendo la calle, para mí, y creo que para todo el país, fue muy impactante”, opina.

Asimismo, cuestionó la poca “articulación de la oposición” durante las primeras jornadas.

Como que no existió durante muchos días. Yo esperé que en las primeras horas de la mañana se juntaran e interpelaran al gobierno y hubiera una respuesta rápida del mundo político. Eso no ocurrió. Ocurrió la invitación el lunes y el martes hubo este rechazo a ir. Ahí, dentro mío dije, ‘chuta, cómo puede haber una parte de la política que no quiere hacer política‘”, agrega.

“Los DD.HH. no son patrimonio de nadie”

Fue el jueves 24 de octubre cuando llegó a La Moneda vestida de blanco para entregar la carta titulada “Llamado urgente: Democracia es diálogo“.

Esa jornada tuvo la posibilidad de hablar con Piñera. Recuerda que lo vio cansado y sin mucha claridad hacia dónde ir.

“Ahí nosotros le indicamos bastante clara y tajantemente que la responsabilidad del gobierno frente a que no hubiera más abusos y violación a los derechos humanos estaba totalmente en sus manos. Que Chile ya había sufrido una situación absolutamente traumática en materia de derechos humanos y que era su obligación que no se repitiera una situación de ese tipo”, señala.

Respecto a esto, Javiera sostiene que las credenciales democráticas se tienen que conquistar siempre y que “la historia del siglo XX nos hace muy patente que los DD.HH. no son patrimonio de nadie, la izquierda y la derecha han cometido las peores violaciones a los DD.HH. en régimen totalitarios y los demócratas tenemos que demostrar nuestra disposición al diálogo”.

Sobre sus críticas que apunta a una la falta de liderazgo de Beatriz Sánchez, expone que “hubiera esperado una postura más decidida” y que la ha echado de menos.

Me hubiera gustado verla más activa, me hubiera gustado ver a un Frente Amplio no esperando lo que va a hacer el resto de los partidos políticos, sino llevando la batuta. Me hubiera encantado que RD, más allá que el PS y otros partidos del Frente Amplio hubieran decidido no ir a La Moneda, hubiera ido y hubiera encarnado esa vocación democrática que su mismo nombre dice y que está en nuestra carta fundacional. Yo creo que Beatriz Sánchez tiene un gran rol que jugar en Chile y espero que asuma ese rol, porque la necesitamos”, analiza.

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Creció en el horror, pero vivió de amor

Los recuerdos de Javiera hacia su papá siguen presente. José Manuel Parada, sociólogo que trabajaba en la Vicaría de la Solidaridad, fue asesinado en marzo del ’85 y es una de las víctimas del Caso Degollados.

Era una persona muy juguetona, muy lúdica (…) Le gustaba cocinar, investigar. Amaba los niños, a mi mamá”, dice Javiera.

Añade que si bien creció en un ambiente de “horror”, vivió diversos momentos de amor con su familia y otros niños.

“(En la dictadura) hubo terrorismo de Estado, los cuerpos policiales estaban coordinados. El poder judicial no actuó en el momento en que tenía que actuar. Por lo tanto, crecí en la consciencia del horror que estaba ocurriendo en Chile, pero al mismo tiempo con estos seres humanos que amaban la vida, que jugaban, que se disfrazaban de superhéroes, nos llevaban al Cajón del Maipo a jugar. Muchas veces eran familiares”, sostiene.

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Divorciándose de la militancia

El 28 de octubre, y mediante una carta pública, Javiera dio a conocer que renunció a su militancia en RD. Indica que ahora se enfocará en impulsar la idea de tener una nueva Constitución.

En cuanto al cauce del movimiento social actual, señala que dependerá netamente de la política y que la violencia jamás debe ser justificada.

“Espero que la salida no sea un populismo autoritario de derecha ni tampoco de izquierda”, reflexiona.

Sostiene, también, que no sabe si volverá a militar en un partido. “Yo sigo siendo parte del Frente Amplio, pero no sé que voy hacer ahora. Estoy divorciada de mi ex partido, así que me estoy tomando un tiempo para eso”, recalca.

De igual forma, opina que el Frente Amplio mide su futuro en el actual contexto, especialmente por la conexión que buscan tener entre la sociedad y la política.

“Nació como una promesa política para vehicular, para conectar las demandas de la sociedad y de los movimiento sociales con la institucionalidad política y creo que hemos estado al debe (…) Ahora, sigo pensando que el futuro de la centro izquierda chilena está en el Frente Amplio”, concluye.

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