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Fue contra la corriente. Mientras sus compañeros en el Colegio del Verbo Divino jugaban fútbol, él se interesaba en la música y cursaba clases de piano hasta que un día esa relación no culminó de buena manera y se refugió en la pintura, cursando cursos vespertinos en la Escuela de Bellas de Artes de la Universidad de Chile.

Gonzalo Cienfuegos, no imaginaba que terminaría siendo artista, pero ya a temprana edad realizó su primera exposición, y luego decidió perfeccionarse en México en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. Para el pintor era una puerta de entrada para llegar a Estados Unidos y España.

En esos cuatro años los cimientos de su carrera artística iniciaron realizando clases a parvularios, trabajando en tiendas de marcos, y luego llegó a ser ilustrador de libros en la Secretaría de Educación Pública del Distrito Federal. Luego, migró a la ciudad de Buenos Aires.

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Fue uno de los pioneros en ejercer la docencia en la Escuela de Arte de la Pontificia Católica de Chile.

Y ha recibido el Premio del Círculo de Críticos de Arte (1979), y el Primer Premio en Dibujo, II Bienal de Maldonado, Uruguay (1980).

En entrevista con CNN Íntimo, Gonzalo Cienfuegos abrió las puertas de su hogar y a su vez taller, que fue construido por su hijo arquitecto. En la entrevista repasó diversos episodios de su trayectoria artística, el retorno a Chile a inicios de la dictadura, su amistad con el artista Benjamín Lira, y la próxima exposición que realizará en Miami.

“Debo reconocer que son más de 60 años de trayectoria y de los cuales 35 0 40 años fue de mascar lauchas”, destacó Cienfuegos.

El retorno a Chile

Tras cuatro años de vivir en México retornó a Chile, en un contexto político complejo tras el golpe militar, en ese transcurso junto al artista Benjamín Lira trabajaron para impulsar la escuela de artes de la Pontificia Universidad Católica. A su vez, seguía construyendo su carrera artística y llegó a mostrar sus obras firmando contrato con la Galería de Nueva York.

¿Sigues diferenciando el arte político del que no es?
Es una característica que en algún determinando momento tuve que adoptar. Tras estar en México volví a Chile, en donde estaba comenzando la dictadura militar y  había un conjunto de artistas que estaban en franca reacción, mientras yo seguía en un carácter retiniano a la pintura, y seguía buscando el color, el matiz, y la composición.
Por mucho que me interesará la contingencia no tenía ningún talento, de hecho, fui criticado por hacer una pintura contrario al mainstream en ese momento. Pero, siempre he considerado que es importante para un artista ser original, y tenía que dar cuenta de mi origen,  y desde que empecé pintar  he buscado la belleza y la historia.

¿El artista en ese tiempo tenía que ser una de una línea política?
—Al volver a Chile, con Benjamín Lira estábamos outsider, es decir que con nuestra pintura estábamos fuera, ya que no estaba vinculada a la contingencia ni con la tradición de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, que tenía otra afiliación. Con Lira entramos a realizar a clases a la Universidad Católica, que en ese entonces era menos valorada y considerada como una escuela de señoritas en donde la gente se burlaba y decían que las señoritas realizaban bordados.
El artista por lo general es muy  emotivo, por supuesto que la contingencia alteraba completamente la sensibilidad de todos nosotros. A mí también me afectaba, yo nunca estuve de acuerdo con la dictadura, pero no podía ilustrar esa situación. Entonces yo seguía coherente con lo que venía buscando, el arte no niega el arte, la ciencia puede negar la ciencia, pero yo busque mi camino buscando mi originalidad, coherencia y paralelamente mi talento.

Enfrentar la pandemia y nuevos desafíos

Alejado de las aulas, siguió expandiendo su arte e implementó la escultura de modelado, en donde recibió elogios en las galerías de Perú. Y tras la crisis sanitaria se refugio en su taller, que es también a la vez su hogar, y fue construido por su hijo arquitecto.

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Cumplió su sueño de tener su propio espacio para crear sus piezas artísticas. Fue algo que decidió tras su separación en su primer matrimonio y ahí  fue que enfrentó la pandemia, entre cuadros y pintura. “El trabajo es muy solitario y aislado”, señaló Cienfuegos.

“Cuando llegó la pandemia no podía salir y me quedé en una casa en Santiago, y habilite un pequeño taller en el cual desarrolle una serie de pequeños formatos y técnicas mixtas.Seguí en el mismo enclaustramiento que siempre he estado. A mí la pandemia me favoreció y no me perjudico, estaba feliz de no poder salir  tener vida social, además, acompañado de la música que es mi gran compañera”, destacó Cienfuegos.

Sobre lo que se avecina, adelantó que junto a otras artistas van a participar en una exposición en Miami, para Cienfuegos es un “golpe al ego” debido a la cantidad y calidad de artistas que se presentan. Sin embargo, es optimista y piensa presentarse en varias ocasiones.

¿Cómo proyectas tu futuro?
—Vivo más del pasado que del futuro, me dijeron Gonzalo: “Tú ya fuiste”. El futuro es incierto, pero lo único que quiero es tratar de llegar a la perfección y aportar en el acervo patrimonial. Encuentro que el ser humano tiene dos opciones en la vida: una es la agresión y la otra es la seducción, a mí me gusta más congregar que disgregar.

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