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En 2016, el entonces demócrata cristiano Claudio Castro se convirtió en alcalde de Renca con el 63% de los votos. Cinco años después, y ya como independiente, fue reelecto con el 92% de las preferencias.

Claudio es el mayor de los hijos de la familia Castro Salas, formada por un papá prefecto de la Policía de Investigaciones (PDI) y una mamá profesora. Nació en La Florida, pero entre los seis y los 10 años vivió en Rapa Nui.

Ya de vuelta en el continente, llegó al colegio San Francisco de Asis de La Florida y fue el único del barrio que años después pudo entrar al prestigioso Instituto Nacional. A temprana edad, supo que quería ser ingeniero.

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Ingresó a la Universidad Católica a estudiar, pero para entonces ya su vocación social y política pesaban más, por lo que pronto se convirtió en presidente del centro de alumnos de su carrera y luego de la universidad.

En la Federación de Estudiantes de la UC conoció la iniciativa Un Techo para Chile, se unió de inmediato y llegó a ser director para América Latina. Allí conoció a Isabel, su esposa hace 10 años, junto a quien tienen dos hijos.

En entrevista con CNN Íntimo, Claudio Castro Salas conversó sobre sus años a cargo de Renca y los proyectos que se están desarrollando. Asimismo, reflexionó sobre el escenario político actual: “Hoy, tal vez la principal dificultad que tiene el Ejecutivo es que no es un Gobierno de mayorías“, asegura.

De la vergüenza al orgullo

Castro señala que el orgullo ha sido uno de los énfasis de su gestión. “Hace seis años ganamos la elección. En ese momento hubo un giro desde la vergüenza del ‘Renca la lleva’ al orgullo del reconocimiento de nuestra identidad e historia, y del potencial que tiene comuna para convertirse en lo que creemos que hoy es un caso de transformación urbana, social y económica”.

El ‘Renca la lleva’ fue un invento, no era algo que tuviese un arraigo local, no hubo un proceso de participación para definirlo. Fue más bien algo que nació en el seno de la familia que en ese tiempo gobernaba la comuna (…) Esa frase nos persiguió por mucho tiempo, estigmatizó nuestra comuna y le hizo perder la relevancia que tiene”, agrega.

Actualmente, la apuesta del jefe comunal es que las personas que habitan en Renca se queden en la comuna. “Nosotros trabajamos para que el futuro mejor esté aquí y para que exista un orgullo de vivir acá. Eso no pasa por arte de magia, pasa por un trabajo que es lo que creemos que estamos haciendo junto a nuestra comunidad”.

—¿Cuál es el balance que se puede hacer de la comuna después de tres años del estallido y con esta pandemia entre medio?
—El balance es que todavía hay mucho trabajo por hacer, es que parte de lo que explica el estallido y los momentos complejos que vivió nuestra democracia tienen que ver también con una sociedad que dice ‘bueno, por qué yo valido un sistema que no es capaz de resolver los problemas que tengo en mi vida’. Esa urgencia se mantiene y por cierto que estoy convencido de que tenemos que avanzar en un proceso constituyente que ofrezca una nueva Constitución, aunque no es esa la respuesta a las urgencias que tenemos hoy.

—Diversas encuestas muestran una baja aprobación del Gobierno, ¿qué ha fallado?
—Primero, hay un contexto que es dramático y que, siendo justos, no es responsabilidad del Gobierno. La situación de violencia, el aumento en el costo de la vida y las distintas crisis que estamos enfrentando son situaciones que arrastramos hace un año y que este 2020 se manifiestan con más fuerza, no solo en Chile, sino que también en otros lugares del mundo. A pesar de ellos, es verdad que el Gobierno tiene la primera responsabilidad para conducir la salida de la crisis y yo creo que ha ido ajustando sus piezas, cosa que es natural también.

“Hoy, tal vez la principal dificultad que tiene el Ejecutivo es que no es un Gobierno de mayorías. Nosotros tenemos que construir esa mayoría, por cierto, en el Congreso, pero también debe haber una mayoría social que logre ponerle respaldo y apoyo a medidas que, a lo mejor, no van a ser las más populares en los momentos que estamos viviendo, pero que son necesarias si es que queremos pensar en un futuro mejor“, agrega.

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¿Qué explica que para el plebiscito de entrada el 89,9% de los votos de Renca hubieran sido para el Apruebo, pero que hubiera ganado el Rechazo con el 51% después?
El 2020, cuando fue el plebiscito de entrada, bastaba una razón para querer cambiar la situación en la que estábamos y poner las expectativas en el Apruebo. En el 2022, en el plebiscito de salida, bastaba una razón para criticar el texto que propuso la Convención Constitucional (CC), el comportamiento de la Convención o la desconfianza con el momento complejo que estamos viviendo a nivel de país para rechazar y yo creo que en ese Renca no se diferenció de lo que ocurrió a nivel nacional.

Uno de los temores más grandes del estallido social era que luego no pasara nada, que no cambiara nada, ¿era justificado ese temor?
—Absolutamente. La idea de que da lo mismo el que salga o el que gane, ya que mañana me tengo que levantar a trabajar igual, está muy instalada en nuestra sociedad. Es un hecho que las urgencias que identificaba la población que se movilizó durante el estallido se mantienen exactamente iguales (…) Hoy hay que tomar mucha atención a esa gran mayoría (…) y tampoco puede pasar que eso empodere a un sector que de manera populista le dicen a esa misma población ‘vote por mí, que yo solucionaré sus problemas’ y sabemos que eso no es así.

Fábrica de sueños y justicia territorial

Hace algún tiempo, el alcalde inauguró el centro de Innovación “La Fábrica”, un espacio abierto a la comunidad que busca aumentar la empleabilidad en la comuna, potenciar capacidades y emprendimientos locales a través de nuevas tecnologías. “Es una apuesta de transformación urbana, ya que este espacio era un punto negro de nuestra comuna, era un supermercado que estuvo abandonado durante años, era un foco de basura, de oscuridad y consumo”, relata.

“Hicimos una apuesta acá y lo que nosotros teníamos como visión era que queríamos un centro de innovación en nuestra comuna, un cowork, un espacio que precisamente nuestras vecinas y vecinos no encontraban en nuestra comuna. (…) Es una infraestructura que nos enorgullece, pero que, al mismo tiempo, muestra la esperanza y expectativa de transformación que tenemos para nuestra comuna“, detalla.

¿Cómo contribuyen estos espacios y los proyectos que se están haciendo en tratar de cambiar la experiencia de desigualdad?
—Hay una idea de integración social que tiene que ver con que aquellas personas que han tenido menos oportunidades se desplacen hacia el lugar de la ciudad que ofrecen más oportunidades. Nosotros nos rebelamos ante eso y creemos que nuestra tarea es que las oportunidades estén igualmente distribuidas en todos los lugares de la ciudad.

—También está el proyecto del Parque Metropolitano Cerros de Renca.
—Nosotros hablamos de los Cerros de Renca como un proyecto de justicia territorial, ya que estamos en la zona de la ciudad que tiene menos áreas verdes por habitante y, por lo tanto, en este lugar hay vida sana, actividad física, encuentro familiar, que es lo que ofrecen otros lugares de la ciudad (…) Convertir estas 207 hectáreas que administra la Municipalidad de Renca en un parque metropolitano permite mejorar el acceso a áreas verdes de toda esta zona, no solo de Renca, de toda la ciudad, y también enfrentar esas consecuencias del cambio climático.

—Pero el cerro se ve bien seco
—Por eso es un cerro que tiene desafíos. Hoy tenemos un plan maestro que lo desarrolló Teodoro Fernández, participaron miles de vecinas y vecinos de la ciudad de Santiago en su diseño y hemos ido avanzando en diversos proyectos (…) Tenemos el desafío del agua y por eso estamos trabajando con empresas privadas que nos están colaborando en el diseño de un sistema de riego tecnificado para poder darle crecimiento a los árboles. Es un proyecto que va a tomar años, pero estamos seguros de que seguiremos avanzando con más infraestructura.

—¿Dónde entra la Fundación Rockefeller?
—El cerro ha sido protagonista de múltiples esfuerzos público-privados y hay muchos socios y socias que están colaborando en este proyecto. Actualmente, Rockefeller en el mundo tiene un desafío relacionado con evitar y enfrentar el calor extremo y precisamente estamos en una postulación que esperamos que nos permita la concreción de este proyecto, ya que necesitamos los recursos y esta es una alternativa super interesante que nos permitirá hacer justicia ambiental y bajar también la temperatura hoy que lo necesitamos más que nunca.

Nuevas experiencias

Entre los seis y los 10 años, Claudio Castro vivió en Isla de Pascua. Fue allí donde aprendió a nadar, a tirarse piqueros desde las rocas, a bailar rapa nui, a hablar la lengua local y también inglés, que le enseñaba Ellen, la mamá de su compañera de curso, la hoy concertista Mahani Teave.

Fue una experiencia tremenda y maravillosa“, confiesa. “Mi papá en ese tiempo trabajaba en la PDI y fue trasladado a Rapa Nui, mientras que mi mamá era profesora, por lo que fue a trabajar al Liceo Lorenzo Baeza Vega, que en ese tiempo era la única escuela de la isla. Tengo amigos, amigas y familia en la isla y hay un vínculo ahí que se mantiene hasta el día de hoy y para mí significo toda la diferencia (…) Yo agradezco mucho esa posibilidad”.

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—¿Usted luego se fue de la isla, volvió a La Florida y luego fue el único del barrio que logró entrar al Instituto Nacional?
—Llegar a un colegio emblemático era para muchos de mis amigos del barrio la apuesta familiar que permitía pensar en un futuro distinto y yo recuerdo ese proceso con muchas tensiones, era como que nos jugábamos la vida en esa postulación. Entré y eso fue parte importante de lo que soy hoy día, pero ahí también se forjaron muchas de las convicciones que hoy me tienen en el mundo de la política.

“Hoy estoy tratando, entre otras cosas, de trabajar por un sistema educativo que permita que esas cosas que en ese tiempo pasaban en el colegio sucedan en todos los lugares. Hoy me toca administrar 14 escuelas públicas en Renca y la apuesta que tenemos es que estos recintos sean capaces de transformar vidas y ofrecer trayectos familiares, personales y profesionales que muchas veces parecieran que no están en todos los lugares”, añade.

—En séptimo básico rechazó la presidencia de curso, ¿rechazaría otras postulaciones a la presidencia?
—La política es una cuestión de largo aliento (…) Espero seguir aportando desde lo público en los espacios que me corresponden y esa no es una decisión que tomo solamente yo, ya que, por sobre todo, debe ser algo compatible con un proyecto familiar y con un proyecto colectivo también, puesto que la política se trata de eso. Actualmente, estoy muy contento desde Renca aportando a los procesos que está viviendo nuestro país.

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