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Durante 21 meses lo vimos prácticamente a diario. El 13 de junio de 2020, cuando los chilenos veíamos que los contagios y las muertes por COVID-19 iban al alza, Enrique Paris asumió como ministro de Salud. Tenía el desafío de retomar el diálogo, resultar creíble y gestionar la peor pandemia de nuestra historia. Pese a que lo suyo no fue entregar buenas noticias, sino que hablar de contagios, muertes y restricciones, fue durante esos meses el ministro mejor evaluado del gobierno de Sebastián Piñera.

No tiene militancia política, pero ayudó a elaborar los contenidos de salud en el programa de gobierno, por eso se quedó con el traje listo en medio de rumores que aseguraban que el nuevo presidente lo iba a nombrar ministro. Pero la historia de iba a escribir de otra forma para el pediatra nacido en Angelmó, el hijo mayor de los cuatro que tuvo el matrimonio de Enrique Paris, funcionario del Banco Español y Carmen Mancilla, farmacéutica.

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No fue extraño que después de salir del colegio jesuita de Puerto Montt viajara a Santiago a estudiar medicina en la Universidad Católica. Fueron años de estudios y acercamiento a la Democracia Cristiana, el partido de su padre y a figuras por el compromiso social. Al final de la carrera decantó por la pediatría y partió a estudiar a Europa.

A su regreso ya tenía decidido no casarse y comenzó una vida dedicada a su profesión con períodos de estudio y perfeccionamiento en Estados Unidos. Fue presidente del Colegio Médico entre 2011 y 2017, procurando aplicar la frase que décadas atrás había escuchado a Clotario Blest: que los sindicatos no entren a la política y que la política no entre a los sindicatos.

La pandemia y la recomposición del Minsal

El 11 de marzo de 2022, Enrique Paris dejó el liderazgo del Minsal tras el arribo del gobierno de Gabriel Boric, nueva administración que se inclinó por medidas con las que asegura estar de acuerdo. “Este desescalamiento que se ha hecho me parece correcto. Escuchar a la ministra Ximena Aguilera ese día me llenó de orgullo, porque creo que es el fruto del trabajo de mucha gente”, destaca el ex secretario de Estado.

—Las vacunas jugaron un rol clave, ¿fue eso tal vez lo que marcó la diferencia con otros países?
Las vacunas fueron y son muy importantes. Hay un trabajo publicado en una revista científica de alto impacto que relató que para Chile evitaron aproximadamente 144 mil muertes gracias a las vacunas, 144 mil muertes y mucho sufrimiento para familias completas. Sin embargo, igual fallecieron 60 mil personas (…) y obviamente a nosotros nos duele mucho eso, lo vamos a llevar como un recuerdo doloroso de la pandemia.

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—Su padre murió durante esos días, aunque no de COVID-19
—Mi padre tenía 97 años, vivía en Rancagua, estaba en un hogar y tuvo una insuficiencia cardíaca congestiva, un edema pulmonar. Logramos sacarlo del cuadro pulmonar, volvió a la casa donde estaba viviendo y esa misma noche falleció. Fue bastante doloroso (…) yo fui a Rancangua, pero fue muy bonito porque él era bombero. Entonces, todos los cuerpos de bomberos de Rancagua pusieron bombas en el camino con las sirenas, fue bien bonito y emocionante.

—¿Alcanzó a estar orgulloso de que usted fuera ministro?
—Yo creo que él no se dio cuenta mucho porque estaba pasando por una situación mental complicada. De hecho, tuvimos que llevarlo a un hogar por problemas relacionados con su capacidad intelectual y mental, así que yo creo que no se dio cuenta.

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—¿Cómo se logró rearmar el equipo del Minsal en términos humanos?
Yo respeté al equipo que estaba trabajando en el Ministerio de Salud. O sea, me quede con Paula Daza, que fue un apoyo enorme, con Arturo Zuñiga, que también era una persona super ejecutiva, muy colaboradora, y después incorporamos a Alberto Dougnac. Ellos manejaron sus gabinetes como ellos querían, yo jamás me involucré en los jefes de gabinetes o en la gente que trabajaba con ellos.

—¿Cuál fue el momento más duro de esos 21 meses?
—Los momentos más duros eran cuando nosotros sabíamos que íbamos a aumentar los casos porque teníamos un grupo de matemáticos muy bueno, de gente joven, y epidemiólogos (…) entonces había que correr para conseguir las camas. (…) y también cuando se atrasaban los camiones con las vacunas porque cuando eso pasaba los alcaldes inmediatamente reclamaban y ese era un reclamo permanente en los matinales.

Avanzar hacia un sistema más justo

El ex ministro y presidente del Colegio Médico sostiene que su vocación por la medicina surgió al ver a su madre, que trabajaba en una farmacia, aconsejar a la gente. Incluso, su entusiasmo en ese sentido, lo llevó a armar una especie de laboratorio en su casa. “Me impregné con la idea de trabajar en la salud”, explica.

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—¿Qué reveló de los chilenos el tiempo de pandemia?
—Una de las cosas que yo veía mucho era, por ejemplo, solidaridad (…) también la gente comenzó a darse cuenta de que realmente el sistema público de salud funcionaba bien, y ante la emergencia y la presión supo responder. El personal de salud se agotó mucho (…), pero supo salir adelante.

“Una de las externalidades positivas de la pandemia fue la integración del sistema público-privado (…) y eso da una luz de que se puede hacer una reforma, y hay que hacerla. Hay que hacer una reforma al sistema de Fonasa y también al sistema de Isapres para que haya una integración y un fondo común o solidario que permita que aquellos que tengan más dinero puedan repartir dentro del sistema a las instituciones de salud que tengan menos dinero. (…) Tenemos que hacer un esfuerzo como país, reformar los sistemas, hacerlos más solidarios y darle atención oportuna, tal como lo hicimos con el COVID-19, a otras patologías que están esperando”, añade. 

—¿Qué rol deberían cumplir las Isapres?
—Pueden seguir recaudando, pero tienen que ser más solidarias entre ellas y con Fonasa. La Isapre que tenga una cantidad importante de dinero que no ocupa, que no se vaya a ganancia, que ese reparta con una Isapre que tiene más gente enferma, añosa o con Fonasa. (…) Tenemos que avanzar hacia un sistema más justo, solidario, equitativo donde la salud sea un derecho. 

—¿Qué dejaría del proyecto constitucional que la gente rechazó?
Un hecho que me gustó, y que no todos lo comparten, es la incorporación de las medicinas ancestrales y yo lo hice en el Colegio Médico, cree el Departamento de Medicina Ancestral porque creo que hay que incorporar el conocimiento de la medicina mapuche, aymara, huilliche hacia la gente que lo quiera utilizar, no es que sea obligatorio.

“También me gustó es que la Salud es un derecho, eso hay que mantenerlo firme en el tiempo. (…) Por lo tanto, el respeto al medioambiente, la defensa de los animales, plantas, agua y mar también es muy importante”, complementó.

—¿Cómo ve a la ministra Aguilera? Le va a tocar enfrentar el tema de la reforma de Salud…
—Yo creo que la doctora Ximena Aguilera es una gran profesional, está muy bien formada.  Me dio mucho gusto orgullo escucharla el otro día cuando explicó muy bien el cambio que se viene con respecto a mascarillas, aforo, en fin. Creo que tiene mucho conocimiento (…) hay que darle todo el apoyo y respetar a la autoridad sanitaria, cosa que no ocurrió a veces durante nuestro mandato. (…) Creo que ella lo va a hacer muy bien y tengo grandes esperanzas de que también podamos avanzar en las reformas necesarias para el sistema de salud chileno

—¿Cómo se llevó con el presidente Piñera?
—Con el presidente Piñera nos llevábamos muy bien. Yo no soy su amigo, no lo conocía antes, sin embargo, logré crear con él un vínculo muy importante, un vínculo incluso de afecto. 

“Agradezco que no sea tema”

El pediatra nació el Puerto Montt en 1948, hecho que admite haberlo “marcado profundamente” al igual que sus profesoras y profesores, quienes también fueron un factor importante en su interés por la medicina.

Una vez terminada su beca en el Hospital Calvo Mackenna, Paris viajó a Bélgica en un momento en que estaba pololeando y pensaba en casarse en su regreso a Chile. Sin embargo, optó por confesarle su condición sexual a su pareja. 

—¿Usted pudo ayudar a otros niños a que no vivieran la poca libertad que tuvo usted?
—Exactamente, y creo que esa fue una de las cosas también que me marcó y yo creo que he ayudado a mucha gente con lo que transmitió. Yo fui pediatra en una época mucho más ‘moderna’ entonces muchas veces las mamás llegaban con esa inquietud porque los niños a estas alturas de la vida ya son capaces de decir con más libertad y sin tanta traba lo que sienten y obviamente había que ayudarlos.

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Yo agradezco que no sea tema, a pesar de que hay todavía hay gente que utiliza eso en forma inadecuada o con negatividad, no hay una comprensión total, pero es un avance muy importante. (…) me ha traído problemas evidentemente, y problemas incluso familiares, pero creo que el afán también es ayudar a otras personas y creo que eso afortunadamente se ha cumplido. (…) Mucha gente me aplaude por ese motivo, o me da las gracias (…), pero es una situación que me causó mucho problema y que todavía a veces, sinceramente, me arrepiento de haberlo dicho porque es un impacto muy importante en la vida de uno”, expresó. 

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