Más de 20 muertos y cientos de heridos es el panorama que enfrenta actualmente Colombia ante la crisis social desatada hace más de una semana. Desde Human Rights Watch y la ACNUDH, entre otras organizaciones, acusan una violación a los Derechos Humanos contra los manifestantes que salieron a las calles a protestar por la pobreza que llega al 42% en pandemia y la controversial reforma tributaria que ya fue retirada por el gobierno de Duque.
El ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, describe las protestas como parte de lo que llama la “revolución molecular disipada”. ¿De qué se trata?
Varios expertos consultados por CNN advierten que se trataría de una doctrina sin sustento académico ni filosófico, que formaría parte del espectro de las teorías conspirativas y que su aplicación podría ser peligrosa.
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Una teoría que algunas derechas latinoamericanas y movimientos reaccionarios usan para explicar el descontento popular en las calles, según el director en Derecho, Richard Tamayo Nieto.
Para expertos, la teoría deslegitimiza las manifestaciones populares en un país al argumentar que tienen como objetivo llevar al Estado a una guerra civil permanente. Para sus defensores, las manifestaciones no son espontáneas, sino planeadas, que comienzan en pequeños grupos o moléculas y poco a poco van creciendo.
“En Colombia se ha considerado a las manifestaciones como objetivo militar y a los manifestantes como terroristas, y por lo tanto se ha legitimado, lo cual prohíbe la Constitución, que la policía use armas de fuego que provoque confrontación militar contra movilizaciones pacíficas”, plantea el senador Gustavo Petro, Colombia Humana.
La teoría fue mencionada por Uribe en un tuit reciente donde indicó que había que resistir lo que llamó “revolución molecular disipada”, lo que a su juicio impide la normalidad y además escala y copa. “Las Fuerzas Armadas de Colombia son democráticas, respetan la Constitución, y quien viole las normas es severamente castigado”, dice el ex presidente.
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Uno de los impulsores de esta doctrina es el entomólogo chileno Alexis López Tapia, quien no tiene formación filosófica ni política. Hace dos décadas, según un reporte de EFE, intento organizar en Chile un Congreso Internacional Nacional Socialista que fue suspendido.
Le dice a CNN que no se declara nazi, neonazi o nada similar, y que no se referirá más al tema. Pero agrega que nunca ha pretendido criminalizar la legítima demanda social pacífica, pero que hay grupos radicalizados y organizados que se suman a esas manifestaciones.
Académicos indican que la peligrosidad de la aplicación de esta doctrina es que el Estado vería a los manifestantes, incluso a los pacíficos, como un enemigo interno, y no atendería las causas sociales de sus demandas, y legitima el uso de la fuerza violenta.
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