Destruida casi por completo. Así quedó la oficina del mayor Manuel Guzmán Hernández, de la 54 Comisaría de Carabineros de Huechuraba, donde explotó una bomba este jueves a eso de las 12:45 horas, movilizando a autoridades y personal policial.

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El paquete -que tenía como destinatario el comisario Guzmán- fue llevado hasta el lugar por una funcionaria de CorreosChile, quien se lo entregó al guardia de turno, tal como quedó registrado en las cámaras de seguridad.

Al momento de abrir la encomienda, el comisario resultó con una lesión ocular y otros siete uniformados también fueron afectados, por lo que fueron trasladados de urgencia al Hospital de Carabineros.

Minutos después de la explosión, personal del GOPE y Labocar llegó hasta el lugar para levantar y fijar las pruebas. Allí se dieron cuenta que el escenario era diferente a los atentados ocurridos con anterioridad en la capital: esta bomba tuvo un alto poder destructivo. Explicaron que, para graficar, si se tratara de un auto, sería pérdida total.

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Un paquete idénticas características había llegado cerca de las 10:00 horas de este jueves a las oficinas del grupo Quiñenco, en la comuna de Las Condes. En este caso, el destinatario era el ex ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, quien no alcanzó a abrir la encomienda debido a un cambio en el horario de su almuerzo.

Según informa El Mercurio, las pericias preliminares arrojaron que el artefacto contendría pólvora industrial, un producto más refinado y destructivo que la tradicional pólvora negra.

Una bomba sin precedentes

Aunque todavía se espera la confirmación de los análisis científicos de Labocar, el uso de pólvora industrial en la confección de bombas sería nuevo para la policía.

Por ello, la Fiscalía Metropolitana Sur -especializada en causas de esta naturaleza- inició una investigación desagrupada de los casos anteriores, como el bombazo de enero pasado en un paradero de Vicuña Mackenna o los envíos a Louis de Grange, entonces presidente de Metro, y Óscar Landerretche, ex presidente del directorio de Codelco. En todos ellos había un elemento común: los artefactos contenían pólvora negra artesanal.

Sin embargo, aunque los componentes serían diferentes, el fiscal Héctor Barros no ha querido descartar que los autores de aquellos atentados sean los mismos.

“No sabemos si son de la misma mano o no, porque en definitiva también puede haber muchas otras situaciones entre ellas, que han ido evolucionando con el sistema, pero estos aparatos no son similares o de la misma confección que los otros dos casos. Entre ellos, sí. El aparato de la unidad policial, que detonó, y éste (la oficina de Hinzpeter), sí, son idénticos”, afirmó el persecutor.

Fabricación con conocimientos

Según expertos entrevistados por El Mercurio, la pólvora industrial no es un producto de fácil acceso. A diferencia de la pólvora negra, que se usa en la agricultura y por ende es fácil adquirirla, la industrial posee compuestos químicos, por lo que debe ser comprada en empresas o con permiso de la Dirección de Movilización Nacional.

“Es un producto muy explosivo e inestable, base de la dinamita”, explicó al matutino Antonio Galdámez, de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile.

“Tiene una reacción química más violenta, con mayor onda expansiva”, agregó Pedro Aguirre, de la Facultad de Ciencias Químicas de la misma casa de estudios, quien además señaló que por esta razón se usa en la minería y en demoliciones.

Los especialistas coinciden que para fabricar una bomba de este tipo se necesitan conocimientos químicos, pues se corre el riesgo de que explote durante la elaboración.

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