Garantizar el pluralismo, igual acceso a las apariciones públicas en campaña y más, con ella suspendida. Esas fueron las razones que esgrimieron 20 senadores para votar a favor de una indicación que permitía prohibir que los medios entrevistáramos a candidatos.
Aunque las motivaciones fueran válidas, afortunadamente la norma se rechazó. Y digo afortunadamente, porque permitir que el poder político intervenga, aunque sea por un periodo, la línea editorial de la prensa, es peligroso.
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Es abrir una puerta que lejos de fortalecer, debilita la democracia. Es cruzar una línea que puede dar pie para que en el futuro, gobernantes autoritarios traten de acallar voces incómodas.
El episodio recuerda una deuda pendiente de nuestro país que las autoridades no han abordado y que parecen recordar sólo cuando se sienten afectadas: Cómo garantizar mayor pluralidad en el sistema de medios radial, escrito, digital y televisivo.
Por los hechos, vemos que muchos sólo valoran el rol de la prensa y de la libertad de prensa cuando cuestiona al del frente, pero cuando las preguntas complejas son para ellos o las denuncias ponen en el foco a sus aliados, piden prudencia, colaboración, velar por la imagen de Chile, cuidar las instituciones y tantas cosas que hemos escuchado por años.
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Debieran recordar los políticos y las autoridades en general, que la libertad expresión es importante para todos, no sólo para ellos y que esa libertad de los ciudadanos, que en parte delegan a los periodistas, muchas veces les incomodará. Sí, les va a incomodar.
Eso debiera verse como un valor y no como una amenaza. Más que buscar la pregunta amable, más que esperar complacencia, deberían no tolerar, sino valorar el escrutinio.
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