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El Ejército nuevamente está en la mira, luego que Ciper diera a conocer un documento en que se evidenciaría que la Dirección Nacional de Inteligencia de la institución (DINE) habría engañado a la Corte de Apelaciones para que autorizara la intervención telefónica del periodista Mauricio Weibel, quien reveló el fraude del “Milicogate”.

La solicitud de escuchas, denominadas como Operación W, fue realizada el 27 de septiembre de 2017 a nombre del entonces director de Inteligencia del Ejército, el general Schafik Nazal Lázaro. El documento no nombraba al autor de Traición a la patria, sino que consignaba que se buscaba espiar a una supuesta agente extranjera que recolectaba “antecedentes estratégicos sobre el Ejército de Chile”.

En un nuevo capítulo de Tolerancia Cero, Mónica Rincón se refirió a esta polémica investigación. “El Ejército dice que no lo engañó, pero no explica nada sobre el documento de Ciper ¿se equivocaron en el teléfono? Bueno, bastaría escuchar una o dos veces a Weibel hablando para saber que no es mujer y que no es una extranjera. Entonces, parece absurdo“.

Intervenir un teléfono es una medida necesaria, porque muchas veces es necesario, pero para eso requiere de una autorización judicial. Tuvo acceso no solo a las llamadas del periodista, sino que también a los mensajes de texto, a georeferenciación, o sea sabían dónde estaba en cada momento”, agregó.

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En ese sentido, Rincón considera que “el control civil no es sólo preguntarle a un subordinado si hizo bien su trabajo, sino que verificar que eso haya sido así”.

Es grave porque, además, hay en otra arista, oficiales de inteligencia del Ejército que estuvieron meses parados bajo la ventana de la magistrada Romy Rutherford, que para quienes no lo saben, investiga el desfalco en el Ejército. Respondieron públicamente que no lo estaban espiando, sino que estaban cuidándolos que iban a declarar”, agregó.

Finalmente, aseveró que “las labores de inteligencia son súper importantes y necesarias en democracia, pero no para cuidarse de quienes investigan la corrupción. Ambos casos están en manos de la justicia y se espera que se falle luego. Vivir en un Estado que te espía en dictadura es tremendo, pero en democracia es intolerable“.

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