Por Claudio Castro

Debido a la estructura de nuestro Estado y a la escasez de competencias y recursos con los que contamos los gobiernos locales en Chile, durante mucho tiempo se ha considerado irrelevante el alcance de los esfuerzos impulsados localmente para combatir los efectos del cambio climático, dejando esta tarea casi exclusivamente en manos de los gobiernos nacionales. Sin embargo, es en la escala territorial local donde las personas buscamos satisfacer nuestras necesidades esenciales, donde las comunidades viven sus problemas más apremiantes y donde nos vinculamos más inmediatamente con el Estado, a través de la red de servicios municipales.

Somos los gobiernos locales, entonces, los actores públicos más presionados por responder a los efectos de la emergencia climática y sus consecuencias sociales.

En Renca, desde 2017, hemos trabajado sistemáticamente para levantar distintos instrumentos de planificación que han permitido llevar adelante una ambiciosa agenda de acción climática local con el objetivo de impulsar un desarrollo social, económico y urbano en equilibrio con la protección del medio ambiente y que avance en construir una comuna más resiliente frente a los efectos de la emergencia climática.

En agosto de 2021 fuimos la primera comuna de Chile en responder al llamado de los Champions de la COP25 y COP26, Gonzalo Muñoz y Nigel Topping, para asumir el compromiso del Race To Zero. Contexto en el que nace la alianza entre Renca y la Embajada de Reino Unido -país que tiene la presidencia de la COP26 y 27- y que nos ha permitido dar un salto sustantivo en el trabajo que veníamos impulsando en materia de sustentabilidad.

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Es en el marco de esta alianza que hemos levantado nuestro primer inventario de emisiones a nivel comunal con base en el año 2016 -año en que llegamos a la alcaldía-, el que nos permite conocer la magnitud del desafío ambiental en Renca, medir la cantidad de contaminantes a nivel comunal, identificar el origen de las emisiones y, lo más importante para el quehacer municipal, impulsar acciones climáticas basadas en evidencia y, por lo tanto, más pertinentes y eficientes.

El levantamiento de nuestra primera línea base de emisiones es un salto sustantivo en la agenda medioambiental comunal. A partir de este importante hito, los compromisos asumidos por la Municipalidad para la reducción de emisiones de contaminantes al 2030 no son solo compromisos. Con este instrumento hemos proyectado el impacto real de las iniciativas impulsadas durante nuestra gestión, siendo el acumulado para el periodo 2017 y 2020 una estimación de reducción de 819,4 Ton CO2e. En la misma dirección, el año pasado iniciamos la reportabilidad de las acciones medioambientales municipales en la plataforma CDP, que administra el sistema de divulgación global de inversores, empresas, estados y regiones en el manejo de impactos ambientales. Medición y reportabilidad son dos pilares esenciales para diseñar estrategias y planes de mitigación territorial efectivos y para la rendición de cuentas de cara a la comunidad.

El compromiso y la acción decidida para hacer frente al cambio climático requiere de la participación de los actores subnacionales y así ha sido reconocido internacionalmente en las últimas ediciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, donde las ciudades como unidad política y territorial han ganado un espacio cada vez más relevante en dicha instancia. Poco a poco se ha llegado a la convicción de la necesidad de su involucramiento como un requisito fundamental para avanzar hacia una transición ecológica justa, que responda con mayor precisión a las necesidades territoriales y promueva el compromiso ciudadano en este camino.

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Evidentemente, la respuesta a la emergencia climática no la puede impulsar ningún actor de manera aislada, ya sean organismos internacionales, gobiernos nacionales o subnacionales, privados o sociedad civil. La tarea es generar una gobernanza que reconozca las capacidades y atribuciones de los distintos niveles de gobierno e impulsar iniciativas que permitan contar más evidencia y datos que aporten a los planes de reducción de emisiones de los gobiernos nacionales.

La construcción de ciudades sostenibles, resilientes al cambio climático y que avancen en equidad urbana, es una tarea colectiva que exige mayor protagonismo de los gobiernos locales y el compromiso y acción decidida de la diversidad de actores que conviven en el territorio.

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