Por Camila Flores
Agencia UNO

Según los datos entregados por el Servicio Electoral (Servel), en las elecciones del domingo 13 de junio votaron un poco más de 2,5 millones de los más de 13 millones de chilenos que podían realizarlo en las 13 regiones que tenían segunda vuelta de gobernadores -considerando que Valparaíso, Aysén y Magallanes eligieron a su autoridad regional en primera vuelta-.

Si lo llevamos a porcentajes, esto corresponde a casi un 20% de participación y convierte a estos comicios en los de menor cantidad de votantes desde que se realizó el cambio al sistema voluntario de sufragio en nuestro país en 2012.

Estos antecedentes son pésimos para nuestra democracia y demuestran el poco interés de la ciudadanía por los procesos electorales desde que comenzó el voto voluntario, que, según mi punto de vista, fue un gran error histórico. Ahora, esta idea se pretende revertir y volver al voto obligatorio, que ya fue aprobado en la Cámara de Diputados y queda ahora a la espera de la aprobación del Senado, y que comenzaría a regir en las elecciones presidenciales en conjunto con las de diputados, senadores y consejeros regionales (core) del 21 de noviembre de este año.

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Estas elecciones de gobernadores han dejado de manifiesto la falta de compromiso de los ciudadanos con su país, su nación y sus regiones, ya que estos sufragios eran claves para tener autoridades en las capitales regionales que por primera vez eran elegidas por la gente y que juegan un rol relevante en el desarrollo económico, productivo y cultural de cada zona.

Este escenario genera que tengamos una democracia muy débil de algunos ciudadanos y no de todos. Es importante lograr una participación universal donde todas esas voluntades individuales concurren y votan, ya que si esto no ocurre, siempre van a ser cuestionables nuestras autoridades e instituciones, quitándoles legitimidad e incluso provocando que estas tomen decisiones no pensando en el bien común, sino que considerando el bien particular de sus nichos y grupos de electores.

Muchas personas no fueron a votar debido a que sus comunas estaban en cuarentena o por la falta de conocimiento sobre el rol fundamental de los gobernadores en las regiones, lo que demuestra que nos faltó una mejor campaña comunicacional para motivar a los ciudadanos que se quedaron en sus casas por miedo a un posible contagio en un lugar de votación o simplemente flojera por asistir a las urnas un domingo. Por otra parte, fallamos en informar sobre el papel de estas autoridades regionales que cada vez tendrán un mayor número de atribuciones que podrán cambiar la vida de la gente.

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Mi llamado es a cumplir con nuestro deber cívico, ya que cada voto emitido nos ayuda a cumplir con nuestra patria, siendo parte de nuestras obligaciones mínimas por ser chilenos.

En un contexto político y social bastante polarizado y exacerbado por las elecciones presidenciales a un poco más de cinco meses y luego de las elecciones de convencionales constituyentes de mayo, existen algunos que quieren llevar al país a un camino del caos y desorden, lo que no podemos permitir, y para eso debemos cumplir con nuestra obligación cívica más importante que es votar, lo que representa un compromiso con Chile, la democracia y la libertad.

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