La reina Isabel II tuvo al menos un corgi como compañero fiel durante 6 décadas desde 1959, cuando falleció Susan, quien acompañó a la reina desde sus 18 años.

El fallecimiento de Susan, fue el comienzo de una larga dinastía de corgis que acompañaron tanto a la reina, como a muchos ingleses que vieron en aquella raza amada por la reina, un fiel compañero.


Sin embargo, el amor de la monarca por estos animales viene de mucho antes, cuando recibió su primer corgi aproximadamente a los 7 años, cuando se decidieron por un pequeño corgi llamado oficialmente Rozavel Golden Eagle, ya que era el único con una colita para mover y querían saber cuando estuviera satisfecho. Aunque el cachorro se quedó con el nombre de “Dookie“, ya que supuestamente el personal de la perrera había escuchado que su dueño sería el Duque de York, y el apodo quedó.

Dookie tenía un mal comportamiento, mordió cortesanos y visitantes, sin embargo eso no fue impedimento para la entonces princesa Isabel, que se paseaba delante de la prensa encantando al público y elevando el perfil de la raza.

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La navidad de 1936 fue un momento icónico para los corgis, ya que se lanzó un libro llamado “Nuestras princesas y sus perros” en el que escribieron “una familia muy humana”, para referirse a los York. El libro con fotos de perros salió al mercado, pocos días antes de que el hermano mayor del duque abdicara y lo conviertiera en el nuevo rey.

El palacio de Buckingham es reservado con los temas que tengan que ver con los perros de la reina, ya que son considerados un “asunto privado”. Sin embargo, se dieron cuenta del efecto suavizante que tienen los corgis en el momento indicado.

Según la BBC, las cifras del Kennel Club mostraron un claro aumento en los registros de corgi de Pembroke en 1936 y otro en 1944, el año en que la princesa Isabel escogió a Susan.

“La gente, los criadores, atendía el mercado de un perro que de repente se volvió muy popular. Es el efecto 101 dálmatas”, señala Ciara Farrell, gerente de biblioteca y colecciones del Kennel Club.

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Linaje

La princesa Isabel y Susan, eran una. Sumado a eso estaba la conciencia de la realeza sobre el linaje, por lo que no sorprendió que se haya recurrido a Thelma, quien le proveyó los cachorros de su infancia, para encontrar la media naranja de Susan. El cual fue un Rozavel Lucky Strike, juntos fundaron una línea de corgis de Windsor Pembroke, la cual continuó por 14 generaciones.

Junto a los corgis también estaban los dorgis, quienes resultaron de una relación ilícita entre el perro salchicha de la princesa Margaret, Pipkin y un corgi llamado Tiny en los ’70. Pero la reina y la princesa quedaron tan encantadas del resultado que aparearon a los perros nuevamente, logrando así 10 cachorros dorgi.

Sin embargo, el programa de reproducción de la casa real ya no corre hace años, ya que se dijo que la reina no estaba dispuesta a dejar perros jóvenes atrás cuando llegara su momento de partir.

BBC

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