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(CNN) – La advertencia del presidente Joe Biden de que Estados Unidos defendería a Taiwán contra la agresión china, ha sido noticia en todo el mundo y ha puesto de nuevo en el centro de atención las crecientes tensiones entre la pequeña isla democrática y su vecina superpotencia autocrática.

Hace menos de una década, los lazos parecían estar mejorando a medida que las dos partes, separadas por un estrecho de menos de 128 kilómetros de ancho en su punto más reducido, profundizaron sus compromisos económicos, culturales e incluso políticos. Pero hoy las relaciones se encuentran en su punto más bajo en décadas, lo que genera temores de una escalada militar, incluso cuando los expertos advierten que una guerra total inminente sigue siendo poco probable.

En los últimos meses, el apoyo tácito de China a la invasión rusa de Ucrania solo ha alimentado las especulaciones sobre las intenciones de Beijing con Taiwán, lo que genera dudas sobre cómo podría reaccionar el mundo si China lanzara un ataque. Aunque la Casa Blanca rápidamente restó importancia a los comentarios de Biden, ningún otro país está tan profundamente entrelazado en la disputa como Estados Unidos, que tiene una historia complicada con ambos lados y ha recorrido durante mucho tiempo un delicado camino intermedio.

El giro autoritario de China bajo el liderazgo de Xi Jinping y la caída en picada de las relaciones con Washington, han acercado a Taiwán a la órbita de Estados Unidos, lo que ha enfurecido a Beijing y lo impulsó a ejercer más presión sobre Taiwán. CNN recopiló aquello que se necesita saber sobre la isla que está cada vez más al frente de los enfrentamientos entre Estados Unidos y China.

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Una historia rápida

Taiwán, que ha estado habitado durante mucho tiempo por pueblos indígenas, pasó a formar parte del imperio chino en el siglo XVII. Luego fue cedido a Japón en 1895 después de que la China imperial perdiera la Primera Guerra Sino-Japonesa. La isla siguió siendo una colonia japonesa durante medio siglo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Tras la derrota aliada de Japón, el gobierno nacionalista gobernante de China, dirigido por el Kuomintang, tomó el control de Taiwán.

No mucho después, los nacionalistas, que gobernaron el continente bajo la bandera de la República de China luego de la caída de la China imperial, fueron atacados nuevamente por el Partido Comunista Chino insurgente. Los dos bandos entraron en una sangrienta guerra civil que resultó en la eventual derrota de los nacionalistas que huyeron a Taiwán, trasladando la sede del gobierno de la República de China de Nanjing a Taipei. Ambos, el Partido Comunista Chino por su parte, se autoproclamaron el único gobierno legítimo de todo el territorio chino.

En los últimos años, Taiwán ha minimizado sus reclamos territoriales sobre China continental y hoy es una democracia vibrante, con su propio ejército, moneda, constitución y gobierno electo. Pero la mayoría de los gobiernos del mundo no lo reconocen como un país independiente y se ha vuelto cada vez más aislado diplomáticamente, con solo 15 aliados diplomáticos a finales de 2021.

¿Cuál es el papel de Estados Unidos en todo esto?

La historia se remonta a la guerra civil china, cuando Estados Unidos apoyó a los nacionalistas, mientras que los comunistas contaron con el apoyo de la Unión Soviética. Estados Unidos continuó apoyando al gobierno que debió retirarse a Taiwán, brindándole asistencia para el desarrollo para ayudar a construir su economía, mientras evitaba a la República Popular China como un adversario ideológico y militar.

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Pero luego de un conflicto diplomático entre Beijing y Moscú en la década de 1960, conocido como la división chino-soviética, las relaciones entre la República Popular China y los EE.UU. comenzaron a descongelarse para contrarrestar a la Unión Soviética. En lo que se conoce como la política de “Una sola China“, Washington reconoció a la República Popular China como el único gobierno legítimo del gigante asiático; reconociendo, en consecuencia, la posición de Beijing de que Taiwán es parte de China, aunque nunca ha aceptado el reclamo de soberanía del Partido Comunista Chino sobre la isla.

Mientras tanto, EE.UU. continúa manteniendo estrechos vínculos no oficiales con Taiwán bajo los términos de la Ley de Relaciones con Taiwán, que tiene décadas de antigüedad, facilitando los intercambios comerciales, culturales y de otro tipo a través del Instituto Estadounidense en Taiwán (AIT), la Embajada de facto de EE.UU. en Taipei.

Washington también ha estado suministrando a la isla armamento defensivo, pero se ha mantenido deliberadamente vago sobre si defendería la isla en caso de una invasión china, una política conocida como “ambigüedad estratégica“. Pero bajo Biden, esa “ambigüedad estratégica” se ha vuelto algo menos ambigua.
Desde que asumió el cargo, el mandatario ha dicho en tres ocasiones que Estados Unidos estaría dispuesto a intervenir militarmente en caso de que China ataque, aunque la Casa Blanca se ha apresurado a retractarse de sus comentarios cada vez, aunque su última advertencia contra Beijing tuvo un peso simbólico adicional: Se hizo justo en la puerta de China durante su primer viaje a Asia como presidente, cuyo objetivo es unir aliados y socios para contrarrestar la creciente influencia de China. Como era de esperar, Beijing reaccionó con enojo a sus comentarios, expresando su “fuerte descontento y firme oposición” y acusando a Estados Unidos de “jugar con fuego“.

¿Qué tan probable es el conflicto?

Las relaciones entre ambas naciones asiáticas se deterioraron rápidamente después de 2016, cuando Tsai Ing-wen, del Partido Progresista Democrático (DPP) de Taiwán, tradicionalmente a favor de la independencia, se convirtió en presidenta con una votación aplastante, impulsada por la preocupación entre los votantes de que Taiwán se estaba acercando demasiado a Beijing bajo el gobierno anterior.
Mientras tato, bajo el mandato de Xi, China se ha vuelto cada vez más asertiva en política exterior y más autoritaria en casa. Su implacable represión de la democracia y las libertades en Hong Kong ha alienado aún más a muchas personas en Taiwán, que temen correr la misma suerte si estuvieran bajo el gobierno de Beijing. Las tensiones son especialmente altas a medida que el ejército chino aumenta su presión sobre la isla, en respuesta a lo que Beijing considera “provocaciones” por parte de las administraciones de Taiwán y Estados Unidos.
Después de las agresivas demostraciones militares de Beijing en 2021, el Ministro de Defensa de Taiwán advirtió que China podría montar una invasióna gran escala” de Taiwán para 2025, lo que provocó discusiones sobre un posible conflicto armado.
Pero en las calles de Taipei, el ambiente parece ser mayormente relajado y confiado. Y los analistas están de acuerdo en que, a pesar de la retórica y el ruido de sables militares, es poco probable que China invada Taiwán en el corto plazo. Los funcionarios de inteligencia de EE.UU. aún no han visto algo que sugiera que China está preparando una ofensiva militar, según personas familiarizadas con las evaluaciones.
El lunes, Biden también se hizo eco de tal valoración. “Mi expectativa es que no suceda“, dijo a los periodistas. “No se intentará”. Apuntar a una resolución pacífica del conflicto tiene sentido: Los expertos han dicho durante mucho tiempo que cualquier intento de Beijing de tomar la isla por la fuerza sería un esfuerzo enormemente costoso, con un resultado incierto. Además, la respuesta rápida y coordinada de EE.UU. y sus aliados a la invasión rusa de Ucrania probablemente alarmó a Beijing, dicen los expertos, quienes sugieren que sus líderes están observando la reacción occidental a Ucrania con Taiwán en mente.
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