El último proyecto nuclear ruso de escala comparable se completó en 2007, cuando el rompehielos de propulsión nuclear “50 años de la victoria” finalmente zarpó después de permanecer en los muelles desde 1989. Ahora, después de más de 20 años de discusiones, cambios de contratistas y en las crisis económicas, los ingenieros rusos pueden finalmente enorgullecerse de lanzar la única plataforma flotante nuclear del mundo.
El próximo mes, una planta nuclear flotante llamada Akademik Lomonosov se remolcará a través de la Ruta del Mar del Norte hasta su destino final en el lejano oriente, después de casi dos décadas en construcción.
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También está en juego una agenda más amplia: ayudar a los ambiciosos planes de expansión del Ártico del presidente Vladimir Putin, que han suscitado preocupaciones geopolíticas en los Estados Unidos.
Akademik Lomonosov será la planta nuclear que opere más al norte del mundo y es clave para los planes para desarrollar la región económicamente. Cerca de 2 millones de rusos residen cerca de la costa ártica en pueblos y ciudades similares a Pevek, asentamientos que a menudo son accesibles solo por avión o barco -si el clima lo permite-, pero generan hasta el 20% del PIB del país y son clave para los planes rusos de aprovechar las riquezas ocultas del petróleo y el gas del Ártico a medida que disminuyen las reservas de Siberia.
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