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Rodrigo Karmy, académico del Centro de Estudios, asistió al programa 360°, conducido por el periodista Daniel Matamala, para explicar desde su visión cómo se desarrolla el conflicto árabe. 

En este contexto, Karmy detalló que todos parten de la base de que este conflicto es de carácter religioso, pero “el conflicto palestino-israelí es de carácter colonial y no es un conflicto -por tanto- de carácter milenario, sino que es un conflicto circunscrito históricamente desde 1948, incluso un poco antes, cuando se desarrolla la limpieza étnica sobre el pueblo palestino por parte de las fuerzas israelíes y se funda el estado de Israel en 1948″. 

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Dicho esto, el académico detalló que “la historia siempre es un campo de disputa, pero lo que los propios historiadores israelíes están planteando en la actualidad, es otra cosa; es precisamente el hecho de que fue la vanguardia israelí la que -en función del apoyo que tenía de Gran Bretaña- arremete y no respeta el acuerdo de bipartición”. 

Cuando se realiza la bipartición por parte de Naciones Unidas, cuenta Karmy, la pregunta que surge es “¿por qué se realiza una bipartición, si la mayoría -demográficamente hablando- del territorio era población palestina?”.

En este sentido, Karmy apunta que “lo que está en juego es el carácter territorial, incluso cuando Israel permanentemente  en las negociaciones plantea que quiere ser reconocido como un Estado judío, la categoría de ‘judío’ ahí no funciona desde un punto de vista religioso, sino desde un punto de vista racial y étnico. Es decir, el problema que tiene el Estado de Israel es que se funda a partir de una concepción clausurada, cerrada, identitaria, que no permite una pluralidad de otras formas de vida, nunca lo permitió; a diferencia de la posesión palestina que desde el Movimiento Nacional Palestino de los años ’20, pasando por la OLP (Organización para la Liberación Palestina), siempre ha estado a favor de la existencia de un Estado plural y democrático”.

Karmy considera que en los países árabes existen estados democráticos, pero Israel es una democracia sectaria, o una “etno-democrática”, porque los que votan son los judíos y los palestinos tienen una nomenclatura distinta en términos jurídicos-éticos, que los excluye de la toma de decisiones.

Hay partidos políticos que representan a los palestinos, pero han surgido en base a las luchas que surgen de ser una ciudadanía de segunda clase. “Para qué decir los palestinos de Cisjordania o los palestinos de Gaza que están completamente bloqueados en un verdadero campo de concentración (…) por las fuerzas israelíes”, acota Karmy. 

En este sentido, el académico detalla que siempre ha sido difícil dialogar, debido a que “el proyecto israelí no se funda para dialogar con nadie”.

“El proyecto israelí básicamente es colonial porque presupone la idea de que Palestina es una tierra vacía. Presupone el mito, completamente falso, que Palestina era una tierra desértica y que el milagro excepcionalista declarado por dios habría hecho de esta tierra completamente fértil. Eso es pura mitología sionista porque Palestina ha existido hace 4.000 años y ha tenido múltiples identidades; no solamente la identidad musulmana, también la identidad romana, la identidad judía, la cristiana en sus variables, religiosa, no religiosa, árabe, turca antes de la llegada de los británicos, etcétera; es decir, Palestina es un crisol plural y el problema del Estado de Israel es que se instala colonialmente, precisamente, revocando y destruyendo la pluralidad de lo que por 4.000 años ese pueblo experimentó”, comentó Karmy. 

El presidente Sebastián Piñera se encuentra de gira y la jornada de este miércoles visitó Israel, lugar donde visitó la Explanada de las Mezquitas. En ese contexto, la cancillería de Israel manifestó su molestia al denunciar que un funcionario de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) estuvo presente durante la visita del mandatario.

El titular de Asuntos Exteriores, Israel Katz, calificó la situación como “grave” y llamó a distinguir entre la libertad de culto y el daño a la soberanía israelí sobre el templo.

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Ante este punto, Karmy expresó que “el presidente Piñera cada vez que sale se parece a Mr. Magoo. Va caminando y según la propia Cecilia Pérez (ministra Secretaria General de Gobierno) parece que no sabe con quién va al lado caminando. Entonces, parece que camina, genera accidentes y todo el mundo tiene que entrar a apagar el incendio”.

Según Karmy, los efectos del momento no serían de gran repercusión: “Me parece que para la política nacional es un incidente absolutamente menor, para la política chilena me parece que también es medianamente menor porque igual los ocho acuerdos que Piñera firmó con Israel se firmaron, efectivamente, y por lo tanto me parece que no tiene la menor trascendencia salvo por el hecho que parece como si fuera una ‘Piñericosa’ y salvo porque la Explanada de las Mezquitas tiene una historia cargada en términos políticos”. 

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