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Con votos a favor de más de dos tercios de sus integrantes, el Parlamento Europeo resolvió abrir una investigación sobre la situación que atraviesa Hungría, y a partir de eso ver la posibilidad de impugnar al país dirigido por el ultranacionalista Viktor Orbán.

Este miércoles los eurodiputados votaron a raíz de las conclusiones de un informe elaborado por la verde Judith Sargentini, el cual arrojó que en en dicho país se está limitando la libertad de prensa, se está presionando a las universidades y se está manipulando la composición del Poder Judicial.

A esto se suma una política anti inmigración en la que cualquier abogado o activista que ayude a un inmigrante que está en condición ilegal, será procesado. En Última Mirada el analista internacional Raúl Sohr definió la medida como “una ley realmente perversa”.

Orbán, quien estaba presente en el Parlamento, dijo que el informe “es un insulto contra Hungría”, y advirtió que no lo permitirán. Aseguró, además, que el texto está lleno de errores y mentiras.

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Ahora la moción pasará al Consejo de la Unión Europea, que reúne a todos los primeros ministros, quienes decidirán si sancionarán o no a Hungría para retirarle su derecho a voto. Raúl Sohr afirmó que probablemente eso no sucederá -debido al apoyo de sus países vecinos-, pero abre una nueva discusión: “¿en qué momento un gobierno que ha sido democráticamente electo debe dejar de llamarse democrático?”.

Y es que Orbán ganó por amplia mayoría las votaciones y tiene, además, mayoría parlamentaria genuina. Sin embargo, ahora se sabe que está desestabilizando al Poder Judicial.

Raúl Sohr definió al gobierno de Hungría como “iliberal”, pero, por sobre todo, como una “democracia intolerante”.

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