{"multiple":false,"video":{"key":"czsOqhn2yBc","duration":"00:11:34","type":"video","download":""}}

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el trastorno bipolar afecta a cerca de 45 millones de personas en el mundo. Quienes lo padecen a menudo son blanco de prejuicios derivados, principalmente, de la ignorancia respecto a esta condición.

“La bipolaridad es un desorden del ánimo que puede hacer que el paciente oscile de una depresión a una estabilidad (…) o a una euforia. Pueden transitar entre estos tres estados anímicos y lo ideal es hacer un tratamiento y estabilizarlos”, detalló Flávia Gal Álvares, directora de la Fundación Círculo Polar.

Lee también: Columna de Izkia Siches: Salud mental en pandemia, una apuesta de futuro

El principal problema frente a este padecimiento es que una persona “puede demorar 10 años en encontrar su verdadero diagnóstico y es ahí donde se produce el estigma”. La experta afirmó que se pueden eliminar estos prejuicios a través de “mucha educación, información y psicoeducación”.

Gal recalcó la importancia de informar a la sociedad para reducir los tiempos de diagnóstico. “Además, necesitamos un presupuesto mayor para la salud mental de al menos un 6%, hoy tenemos un 2% y se debe equiparar la salud mental con la física en la seguros privados, en la Isapres”.

Como sociedad tenemos que asumir los diagnósticos de la salud mental como nuestros, porque es un problema de todos. Un paciente que no está tratado afecta no solamente a él, sino que también a su entorno y a la sociedad”, comentó la especialista en conversación con CNN Chile.

Lee también: Camila Healing: “La pandemia dejó en evidencia diferentes falencias, una de ellas es la salud mental”

Los problemas psicológicos se prevén como uno de los grandes desafíos mundiales una vez controlada la actual crisis sanitaria. “Es importante diagnosticar a tiempo, acoger bien, tratar y respetar la salud mental, visibilizarla y sensibilizarnos, eso es tremendamente relevante especialmente en un mundo con pandemia“, dijo Gal.

Lo crítico es que la salud mental es invisible y el ser humano no está acostumbrado a validar lo que no ve. Entonces, las Isapres se centran en la salud física y se olvidan de la mental. Nosotros necesitamos equipararlas y esa es una tremenda lucha que tenemos que dar como sociedad civil y como organizaciones científicas”, concluyó.

Tags:

Deja tu comentario