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Uno de los grupos más vulnerables ante la llegada del invierno y en medio de la pandemia por coronavirus son las personas en situación de calle. La falta de protección y vivir a la intemperie los pone en especial riesgo de contagio y los deja expuestos a las bajas temperaturas.

En nuestro país, más de 15 mil personas viven en la indigencia y la mayoría se concentra en la Región Metropolitana. Para conocer qué se está haciendo en para proteger a este grupo vulnerable, Matilde Burgos conversó con el sacerdote jesuita Pedro Labrín, párroco de Santa Cruz en la población Los Nogales de Estación Central.

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Afirmó que efectivamente hay un aumento en la cantidad de personas sin techo que están en total desprotección. “Es real, el empobrecimiento que lleva a la situación de calle es un hecho real. Es una realidad que va a crecer en nuestras ciudades“.

El año pasado, en el marco del Plan de Invierno, el Gobierno activó un programa de protección para estas personas, lo denominaron Código Azul, el cual consistía en tres tipos de servicios que se suman a la red de albergues que operan en invierno. Uno es el de los refugios donde pueden protegerse de las bajas temperaturas, el segundo servicio es el de recorridos para ubicar a las personas en situación de calle, y el tercero es el de traslado de estas personas a los refugios.

Sin embargo, este año, la pandemia complica este tipo de servicios. “El Plan de Invierno no contempla un dispositivo para la atención de personas en situación calle en contexto COVID-19. Hoy día las personas en situación de calle están excluidas de los dispositivos“, indica el párroco de Los Nogales. “Aunque suene cruel decirlo, la verdad es que no son atendidas en su complejidad y son rechazados en los sistemas de salud y tampoco existe un albergue que pueda ofrecerles cobijo en su particular situación“, agrega.

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Esto ocurre, explica el sacerdote jesuita, porque en los protocolos diseñados para atender esta emergencia sanitaria no se incluyó a esta población. “Están excluidas en función de sus dificultades conductuales o derivadas del consumo de sustancias nocivas, lo que genera complejidades adicionales al interior de las instituciones“.

El párroco reconoce los grandes esfuerzos que el sector público y el privado están haciendo para enfrentar la pandemia de coronavirus, sin embargo, alerta que la atención a personas en situación de calle es una gran fisura en el plan para combatir esta emergencia sanitaria que, además, puede generar focos de contagio sin control en este sector de la población.

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