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La educación a distancia se ha vuelto una necesidad por estos días en los que el confinamiento obliga a realizar actividades desde el hogar con tal de frenar los contagios por el nuevo coronavirus.

Esto es algo que representa un desafío no solo en metodologías y plataformas, sino en cuanto al acceso que tanto estudiantes como profesores necesitan a tecnología y conectividad. Para ahondar en este tema Fernando Paulsen conversó con Francisco Javier Gil, académico de la Universidad de Santiago, director de cátedra UNESCO de Inclusión en esa casa de estudios y presidente del Centro Internacional de Investigación e Inclusión en Educación Superior.

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Gil creó dos de los más importantes programas de inclusión en educación superior en nuestro país, el propedéutico para estudiantes que provienen de contextos muy vulnerables y así puedan tener acceso a la universidad y el ranking de notas.

En estos tiempos de confinamiento por la pandemia la continuidad y eficiencia de los sistemas educativos se ponen aprueba y programas que buscan reducir las desigualdades en la educación. Al respecto Gil comenta: “Se resienten, pero las raíces de los modelos que hemos desarrollado son las mismas y son intocables, la contingencia está ocurriendo en la superficie de la educación, pero el principio fundamental de lo que nosotros hacemos es el mismo, y es que los talentos están igualmente distribuidos en la sociedad sin distingo de clase social“.

Aún así, reconoce que en medio de la contingencia se ve afectado el sistema y se agudizan las desigualdades. “Nuestros cabros tienen menos acceso a computadoras, los padres de nuestros chiquillos trabajan ambos, difícilmente los pueden atender como ellos necesitan, no todos tienen conectividad ni computadores”, dice y agrega que esto afecta tanto escolares como a universitarios.

Resaltó que, pese a que esta crisis sanitaria pilló a todos por sorpresa, “afortunadamente, en la universidad chilena han reaccionado bastante bien con el tema de la accesibilidad y en este momento se están distribuyendo computadores“.

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El académico mencionó que el programa de propedéuticos comenzó hace más de 30 años en un liceo y, hoy día, ya se encuentra establecido en más de 580 colegios del país, en todas comunas del país donde hay un liceo de educación media.

Una de las claves de estos programas de inclusión son las clases presenciales. “Cuando comencemos el propedéutico este año, vamos a hacer todo lo posible para que hayan actividades presenciales, no puede ser de otra forma, porque la experiencia entre los estudiantes es que se formen redes”, señaló y agregó que es irremplazable la clase presencial.

Todo el sistema virtual, la televisión educativa, son complementos, pero no hay nada que sustituya el contacto entre los alumnos y con los profesores, eso no se puede sustituir. Vamos a tener que ser creativos, nos va a afectar, pero confiamos en que estos cabros tienen una motivación extraordinaria para el estudio, es un desafío más”, puntualizó.

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