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La pandemia del nuevo coronavirus le ha puesto a la humanidad múltiples desafíos, entre ellos, nos ha confrontado con la muerte y con ello ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las personas como nunca antes lo habíamos visto en generaciones.

Para comprender los efectos y cómo enfrentar la noción de la muerte, Matilde Burgos conversó con la doctora en Filosofía, Diana Aurenque, profesora de Bioética y vicedecana de Investigación de la Facultad de Humanidades en la Universidad de Santiago. 

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Aurenque explica que la muerte, en términos filosóficos, es algo que experimentamos a través del fallecimiento de los otros y por eso genera tanto miedo, porque implica perder a alguien que queremos. “Desde que tenemos conciencia comprendemos que cada día que pasa es un día menos de vida que tenemos. Comprender que la vida tiene que ver con la propia muerte es una cuestión difícil de aceptar“, dijo.

Con la pandemia del coronavirus y su rápido avance por el mundo, la forma en la que no distingue nacionalidad, raza, edad ni condición socioeconómica, nos ha enrostrado la muerte de una forma atemorizante. Al respecto la doctora en Filosofía considera que ésta como otras situaciones en la vida son una oportunidad para entender que la muerte no es algo que podamos controlar.

“Uno reconoce que esa profunda vulnerabilidad como seres vivos como organismos, que por más creamos sistemas de protección que llamamos gobiernos, una serie de aparatajes técnicos, finalmente, un virus nos puede matar, y eso en el fondo es volver a la vulnerabilidad de la existencia humana. Aprender de eso es reconocer lo que somos y que, de alguna forma, olvidamos constantemente“, añade.

La crisis sanitaria y el colapso de los sistemas de salud que eso implica ha puesto de manifiesto la disyuntiva entre elegir o no vivir, si ancianos pueden o no renunciar a un respirador artificial para que alguien más joven se pueda salvar.

En cuanto a esto, la profesora de bioética señala: “Desde el punto de vista ético hay dos aspectos que mencionar. Uno, la voluntad del paciente, sea la que sea, es una conversación que hay que tener al interior de la familia y comunicarla. Pero, lo otro, que es muy importante es que si los mayores quieren hacerlo, que lo hagan, pero que nunca se sientan obligados”.

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Filosóficamente hablando, Aurenque destaca que lo más importante cuando nos enfrentamos a la muerte, como en estos tiempos de pandemia, es “poner en valor lo limitado de nuestra vida, lo importante de nuestras decisiones y reevaluar qué es lo que uno hace y por qué lo hace“, finalizó.

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