La nueva caravana de migrantes hondureños que emprendió su camino a Estados Unidos enfrentó una dura represión por parte del Ejército de Guatemala y ahora deberá encarar uno de los obstáculos más difíciles: su paso por México.
Quienes integran la multitud pasaron un año particularmente difícil en 2020. Así lo explicó el analista internacional Raúl Sohr en Última Mirada. La pandemia, sumado a los dos grandes huracanes que devastaron la agricultura en Centroamérica, han empeorado las condiciones en la región.
“Honduras es uno de los países más pobres de América Latina y lo ha sido tradicionalmente, y los niveles de corrupción son históricos”, afirmó el experto.
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Sohr detalló que “las personas más perjudicadas siempre, en todas las crisis, suelen ser las mujeres y los jóvenes, los niños. Muchos en estas grandes migraciones son mujeres y por eso eligen marchas multitudinarias, porque es muy peligroso desplazarse por ciertas regiones. Si lo hicieran individualmente, las chances de llegar a su destino serían mínimas”.
En Estados Unidos hay cerca de 600 mil hondureños residentes, quienes contribuyen con el 17% del PIB de su país de origen a través de las remesas y su “lealtad con sus familias”.
“El cambio de gobierno y la llegada de una mano nueva que ha prometido un trato mejor es un incentivo para esta gente que ha iniciado esta marcha en condiciones muy desesperadas”, señaló Sohr.
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Tras haber pasado por la primera barrera en Guatemala, “en términos geográficos, viene la parte más larga y más difícil: México”. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha movilizado a la Guardia Nacional en la frontera y llegó a un pacto con Estados Unidos de no permitir su paso.
Esto llevó al analista a advertir que “en caravana es absolutamente imposible que lleguen, si alguien tiene la posibilidad de llegar, lo va a hacer solo o un grupo muy pequeño”.
¿Qué lleva a estos migrantes a arriesgar su vida por llegar a Norteamérica? “Los hondureños y salvadoreños son pobres en EE.UU., pero en términos relativos, les da como para mandar US$ 100 o US$ 200 al mes en remesas, mandan regalos, mandan ropa. Todo esto suma a una expectativa de poder sumarse a esa vida más confortable y menos expuesta a la arbitrariedad y la violencia que están viviendo“, explicó Sohr.
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