Por Mónica Rincón
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“Mi familia no me falló”, dijo el presidente Sebastián Piñera hace tiempo a raíz del caso Caval. Y agregó: “Fui muy enfático en pedirles encarecidamente que tuvieran reglas de conducta mucho más exigentes que las de sus amigos.” El problema parece ser que el propio presidente no ve con claridad cuáles debieran ser esas reglas.

Antes fue la idea de designar a su hermano embajador; ahora, el viaje a China. Por eso, es cierto que su familia no le falló a él, fallaron juntos.

Lo impropio no está en viajar con dos de sus hijos a China, eso lo han hecho todos los mandatarios, sino en que estos familiares participen en una reunión con empresas tecnológicas teniendo ellos mismos intereses en el área, aunque sea que participen de oyentes.

La respuesta de que no se beneficiaron es pobre, no sólo porque exige fe ciega, sino porque el solo hecho de estar frente a esos empresario chinos sólo en razón del parentesco con el presidente es un beneficio enorme. Cuántos emprendedores se quisieran una oportunidad así.

Pero el doble estándar campea y parlamentarios de gobierno defienden al mandatario mientras Sebastián Dávalos, sí, Sebastián Dávalos, critica. Acusa hipocresía, insiste en que su reunión con Luksic era algo entre privados (misma versión que nos dio en su minuto José Antonio Gómez, que ejercía como vocero).

De nuevo. ¿Qué posibilidad tiene una empresa con casi nulo capital de recibir un préstamo de $6.500 millones? Y antes, ¿qué opción de que te reciba Andrónico Luksic en persona si no eres hijo de la futura presidenta o alguien así de relevante?

Lo más grave es que cada vez que se justifica la falta del propio sector o sólo se ataca al oponente, se termina perdiendo autoridad para criticar al adversario político y minando la capacidad democrática de balances y contrapesos.

Esto es serio. No es para chistes, como el que hizo el presidente Piñera; no es para acusar persecución política, como hacen de lado y lado. Sino para entender que en una democracia debemos ser todos iguales y no unos más iguales que otros.

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