En medio de la molestia de trabajadores independientes por la poca informada retención por anticipado del pago a las isapres, se conoce además que se produce un alza de cinco aseguradoras, la mayor en 8 años.
Y el ministro de Salud dice que dicha alza es incomprensible. Podría ser un abuso, aventura el superintendente.
Perdón, ¿qué tiene de incomprensible? Ese es el sistema que nuestras autoridades desde el retorno a la democracia no han cambiado. Un sistema que el ex candidato de la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, promocionó como rostro aún cuando permitía la discriminación de las mujeres y alzas unilaterales de los planes.
El mismo sistema por el cual escribía uno de los que entonces eren dueños de Penta y, por tanto, de Isapre Banmédica, Carlos Eugenio Lavín, al entonces diputado Ernesto Silva para ver “si algo se les ocurría” frente a la idea del IPC de la salud para un plan garantizado.
Es el sistema que atiende a una minoría privilegiada y del cual sus dueños se quejan que es un pésimo negocio pero que se resistieron a modificar con éxito por décadas.
Entonces, incomprensible el alza no es. Es el mercado de la salud, es el negocio de las aseguradoras y sus holdings. Es la ley que les permite discriminar a mujeres en edad fértil, el que autoriza a que si Fonasa no tiene arancelada una prestación, no sea obligatorio en el sistema privado darle cobertura y así suma y sigue.
Lo incomprensible es que transversalmente las autoridades no hayan sido capaces de cambiarlo, el verdadero abuso es que hayan tenido que ser los tribunales los que obliguen a cubrir una prestación de la cual depende la vida de un niño.
Así es que es hora de dejar de mirar a las aseguradoras que defienden su negocio y empezar a mirarse ustedes, las autoridades, los mismos que deberían hace rato haber hecho algo en vez de rayar una cancha tan generosamente amplia para las isapres.
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