AGENCIA UNO

Representantes de empleadores y trabajadores se reunieron el martes con la ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, y el subsecretario del Trabajo, Giorgio Boccardo, para presentarles su apoyo al proyecto de ley oficialista que busca reducir la jornada laboral a 40 horas.

En la instancia participaron personeros de la Corporación de la Producción y el Comercio (CPC), la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y la Central Autónoma de Trabajadores de Chile (CAT).

Esto confirma la necesidad que tenemos como país y el buen diálogo que se ha realizado respecto de este proceso”, sostuvo tras el encuentro la ministra Jara. “Implementado con una debida gradualidad y responsabilidad, sin duda contribuirá a una mejor calidad de vida para las trabajadoras y trabajadores”, agregó.

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8 claves del acuerdo

  1. Reducir la jornada ordinaria de trabajo de 45 a 40 horas efectivas de trabajo semanal, que debiera permitir que los trabajadores puedan acceder a una mejor calidad de vida junto a sus familias.
  2. Debe ser aplicada en forma tal que no implique una disminución del nivel de vida de los trabajadores.
  3. Que la reducción de la jornada ordinaria de trabajo y el aumento de costos para las empresas no afecte la productividad, para lo cual es necesario que las partes dialoguen y puedan pactar condiciones de adaptabilidad que permitan reordenar los tiempos de trabajo de manera acorde a las situaciones específicas de las empresas y los trabajadores.
  4. Es posible que las empresas no puedan reducir de manera inmediata la jornada ordinaria a 40 horas y requieran de un período de ajuste, por tanto, es necesaria una gradualidad, lo que debiera facilitar que las empresas puedan tomar resguardos organizacionales que les permitan adaptarse.
  5. Cada empresa es una realidad distinta no sólo por su tamaño, actividad o ubicación geográfica, sino también por sus diversas formas de organización del trabajo por turnos, jornadas parciales, especiales, excepcionales y otras formas de organización. Tanto para las empresas como para los trabajadores que, debido a las particularidades de sus actividades requieren jornadas especiales y excepcionales, es muy importante que éstas no se vean alteradas con la aplicación de la jornada ordinaria de 40 horas semanales.
  6. Para las pymes es fundamental que cualquier propuesta de reducción de la jornada laboral ordinaria tome en cuenta su compleja situación, dado los múltiples costos en que han debido incurrir producto del estallido social, la pandemia del COVID-19, las nuevas regulaciones legales y su menor participación de mercado.
  7. Para preservar la empleabilidad formal y el incremento de la productividad de las empresas, la reducción de la jornada laboral debe ser acompañada de políticas públicas que faciliten y favorezcan la capacitación y la formación en el trabajo en las nuevas habilidades que los cambios tecnológicos nos exigen hoy y en el futuro. Se debe asegurar los mecanismos y recursos necesarios para la reconversión laboral de los trabajadores y trabajadoras, que permitan estar preparados para los avances tecnológicos y de automatización que la industria moderna necesita.
  8. Es fundamental generar incentivos que promuevan el trabajo formal, donde la legislación laboral y la seguridad social puedan cumplir su labor reguladora y protectora. Y muy en particular en el caso de las mujeres, jóvenes, adultos mayores y personas que tienen a cargo el cuidado de otros. Es de la mayor importancia el facilitar el acceso a un mayor abanico de posibilidades que favorezcan su acceso al empleo formal y protegido.

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