“Mamá, con el Ángel te echamos de menos, me dio pena cuando no llegaste el otro día”, dice un niño mientras lee una carta en voz alta. Es uno de los menores internados en el centro del Sename donde transcurre Mis Hermanos Sueñan Despiertos, la nueva película de la directora de cine chilena-mapuche Claudia Huaiquimilla, que se estrenó esta semana en cines.
Con menos de 30 años, Huaquimilla debutó con el éxito Mala Junta (2016), sobre la complejidad del conflicto en La Araucanía visto desde las experiencias de dos amigos adolescentes, ahora, vuelve con esta cinta inspirada en las vivencias de un grupo de niños internados en uno de los centros del Sename.
El filme se centra Ángel y Franco, hermanos que terminan recluidos luego de un intento de robo, manipulados por un adulto. Así, se abordan el abandono y las complejidades de las infancias vulneradas, como también los sueños y lo fundamental de la amistad en condiciones adversas. Asimismo, se muestra a la institucionalidad sobrepasada, que no entiende ni cubre las necesidades de niños y adolescentes, ni puede ser compensada por los esfuerzos de algunos funcionarios.
Entre sus intérpretes de este filme realizado en 2019, se encuentran los debutantes Iván Cáceres y César Herrera, junto a Paulina García (Oso de plata por Gloria), Andrew Bargsted (Mala Junta), Julia Lübbert (Rara) y Sebastián Ayala (El reemplazante). Este año, la cinta se llevó el Pudú de oro destinado a la Competencia Largometraje en el Festival de Cine de Valdivia.
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CNN Chile conversó con Huaiquimilla, quien detalló que para Mala Junta “teníamos un protagonista que estaba relacionado con centros del Sename y tuvimos la fortuna de ir a mostrar la película a uno de estos lugares y para mí fue una de las funciones más emocionantes, porque es un público que vive el prejuicio y creo que entendieron la película mejor que cualquier otro espectador”.
En esa oportunidad, comentó, “conocimos sus testimonios y creo que yo también rompí mi prejuicio respecto a cómo es un centro del Sename”. En ese momento, afirmó, “empecé a investigar más testimonios y hubo algunos que me remecieron y no pude dejar de pensar en ellos”.
“Al ir a la comodidad de mi casa, no pude dejar de pensar en estos chicos que la gente ve como algo perdido, en un espacio donde no puede salir nada bonito de ahí”. Lo que ella vio, fueron “vidas importantes, con luz y que son importantes de proteger porque corren el peligro de ser vulneradas”.
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