Por Daniel Matamala
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“Es el colmo de lo ridículo”. Así definió el decano de Ciencias de la Usach la huelga de mujeres convocada para este viernes. En un correo dirigido a funcionarias de la universidad, Hernán Henríquez pone el ejemplo de su madre, de quien dice que “no se le habría ocurrido hacer una huelga y dejarnos sin comida”, y ofrece una reunión “en torno a un jugo Watts y un alfajor” que sería proveído por -adivinen- una funcionaria de la facultad.

Más allá de la legítima opinión que cada uno tenga sobre la convocatoria del viernes, este tipo de mensajes, de un machismo caricaturesco, revelan cuánto falta por avanzar.

Como decano de Ciencias, Henríquez debería estar preocupado, por ejemplo, de que la brecha de género en matrículas de pregrado en Tecnología es de 75% en desmedro de las mujeres. O que más de dos tercios de la participación en Ciencia y Tecnología en Chile está reservada a hombres, una de las mayores brechas de América Latina.

La educación sexista en el área científica es un problema relevante no sólo porque es injusto, sino porque desperdicia talentos y perjudica la competitividad de Chile.

Después de leer este mail, ni más ni menos que del decano del área en una de las universidades estatales más importantes de Chile, se entiende por qué seguimos tan rezagados.

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