Por Joan Xavier Alemany

Cada lanzamiento de iPhone es un hito, y el iPhone 11 vuelve con la sucesión numérica después de la X del año pasado, pero más que una actualización de velocidad y un rediseño visual, hay un par de características en el iPhone 11 Pro que valen totalmente la pena para invertir en un upgrade.

Hemos usado el equipo durante dos meses en experimentos de alta exigencia, pero también lo dejamos pulsando -haciendo lo suyo- en el bolsillo durante el trabajo diario en la oficina. Estas son nuestras impresiones y lo que nos hizo sentir.

Diseño

Apple no deja nada al azar en sus teléfonos y el iPhone 11 tiene una sensación al tacto de inmediata comodidad. Es simple: es porque sus bordes tienen curvarturas mucho menos pronunciadas que la competencia, lo que encaja perfectamente en la palma de la mano.

Es un poquito más grande que el iPhone XS (144 x 71.4 x 8.1 mm) pese a mantener las 5,8 pulgadas de pantalla, y aquello se nota, principalmente, en el grosor. Se siente más “gordito” y más pesado, totalizando exactamente 188 gramos, 11 más que el XS.

El vidrio con reflejo de la parte trasera ya no va más. Bienvenido el acabado mate, una textura perfecta para evitar el karma de las huellas digitales marcadas.

La pantalla conserva la resolución de 1125 x 2436 (más alta y detallada que el iPhone 11) y es ahí donde tiene una de las principales mejoras: ahora cuenta con un display OLED Super Retina XDR con brillo máximo de 800 nits -que puede alcanzar los 1.200 nits al ver contenido de alto rango dinámico, como una película llena de explosiones y efectos-, HDR10 y Dolby Vision.

Ello sumado al color True Tone y al contraste de 2.000.000:1 producen la imagen más detallada que hay actualmente en la gama alta. Los blancos y los negros se ven absolutamente impecables y notoriamente mejores en comparación a otros buques en el rango de precio con énfasis en el display, como el Note10+.

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Lo mejor es que, a la luz del sol, todo se puede ver perfecto. Esto tiene que ver en gran parte al brillo y contraste de la pantalla, que es excelente bajo cualquier circunstancia y que nuevamente genera la sensación de que la imagen está impresa en la superficie del vidrio.

Lo malo: sigue siendo un extraterrestre con el conector Lightning. Que no tenga conector 3.5mm de audífonos está correcto, al fin y al cabo, es la tendencia, pero a estas alturas no tener USB-C lo vuelve incómodo en el día a día si no andas portando tu cable y no tienes un adaptador.

Rendimiento

Es sabido que el secreto del iPhone y su casi infalible funcionamiento a nivel de software está en que se diseña de la mano con el hardware. Ahora llegó el tiempo del chip A13 Bionic que viene acompañado de 4GB RAM y un hexa-core.

Entrega una altísima potencia que es difícil de verbalizar, principalmente porque al ver una tabla de números puede sonar engañoso. Nominalmente se lee inferior a otros de la vereda Android, como el P30 Pro (8 GB RAM, octa-core) o el Note10+ (12 GB RAM, octa-core).

Pero aquí es cuando entra en juego la inteligencia del sistema operativo diseñado especialmente para el equipo. iOS 13 es indiscutiblemente el más eficiente e intuitivo del mercado, no cabe duda. Tanto es así que sumar o restar aquellos specs de la tabla deja de ser tan relevante si lo único que debe hacer bien el iPhone es garantizar que dos capas de interfaz (entrar y salir de una app) no tenga demoras, y así lo hace mejor que nadie.

La demora al moverse entre aplicaciones es prácticamente de un segundo, se siente como si todas las apps estuvieran abiertas, funcionando todo el tiempo, y sólo vez como haces zoom al entrar y salir de ellas. Jamás, ni una sola vez, se me quedó pegado.

Además, la capacidad de procesamiento lo habilita para una rápida edición de un timeline en cualquier app de videos usando los materiales en 4K que hayas obtenido con el equipo, una tarea que incluso puede hacer transpirar a algunos computadores de torre.

¿Y la batería? En este debate, Apple se sienta en la mesa y dice con orgullo que ha logrado que el iPhone 11 Pro tenga 4 hora más de duración (5 horas más en el caso del iPhone 11 Pro Max) que el modelo XS.

El aumento de batería es un logro tan impactante, en una materia tan sensible para el usuario, que conviene rescatarlo entre tanta mercadotecnia y conceptos pintorescos tan comunes en la industria.

La capacidad de la batería es, a mi juicio, lo más crítico en la gama alta, una en la que el rango de precios supera el millón de pesos y que se siente dinero mal gastado cada vez que el celular se apaga inoportunamente y no llega a la casa después de la oficina.

Afortunadamente el iPhone 11 Pro lo tiene resuelto y fue una sabia elección engrosar el teléfono, hacerlo sentir algo más “ladrillo”, con tal de garantizar lo que cualquier jefe necesita: que el equipo lo acompañe en jornadas tan largas como la suya.

Una carga del 100% al comienzo de una jornada a las 07:00 AM me ha tenido de regreso en casa 10 horas después, tras un uso intensivo de WhatsApp, Twitter y navegación web, junto con 1 hora de Pokémon Go, en un rango del 50% al 30%.

Eso sí, hay que evitar la adicción al brillo máximo por muy bonito que se vea. Esa es la verdad, ya que es ahí donde, en gran medida, se drena la batería.

Para los gamers hay una buena noticia y tiene que ver con la resolución de las texturas. Sin ser experto en materia gráfica te podrás dar cuenta, si comparas juegos populares como Pokémon Go o Call of Duty Mobile en otros equipos en simultáneo, que pareciera que todo tiene un antialiasing más potente, como si los mismos juegos en otros celulares fueran un port de la versión de iPhone.

Punto a favor: Apple Arcade, una suscripción de $3.500 mensuales que tiene más de 100 juegos sin anuncios, que se pueden jugar con hasta 6 personas en familia y que funciona en casi todo el ecosistema de productos de Apple.

Y para el entretenimiento en general, lo que más me sorprendió es el surround con Dolby Atmos. Hay que decirlo, no es 5.1 ni nada por el estilo, pero los speakers logran un sonido espacial que no está tan pulido en otros teléfonos y que efectivamente envuelve si ves un documental o juegas un shooter en primera persona. Parece que el sonido viniese de la pantalla y, de pronto, escuchas algo en diagonal detrás de tu cabeza.

Cámara

La triple cámara trasera (ultra gran angular, gran angular y teleobjetivo), de la cual mucho se habló por el diseño “tripofóbico” jamás visto, es una puesta a punto completamente necesaria y, desde luego, ambiciosa en sus funciones.

Vamos a lo técnico:

La gran angular tiene 12 MP con apertura de ƒ/1.8; la ultra gran angular también tiene 12 MP con apertura de ƒ/2.4 (y ángulo de visión de 120°) y un teleobjetivo comparte los 12 MP con apertura de ƒ/2.0. Puede alcanzar así un zoom óptico de 2x, tanto para acercar como para alejar, y un 10x digital.

Aquí hay algunos ejemplos de cómo se ven los diferentes lentes en la misma escena:

Teleobjetivo

Gran angular

Ultra gran angular

Zoom x10 (digital)

También posee HDR inteligente, estabilización automática y fotos panorámicas de hasta 63 MP.

Bajando un poco esa información, debo remarcar que a nivel de funciones la cámara del iPhone fue y sigue siendo la más completa. La prolijidad del modo retrato es incomparable, con seis efectos y un control de profundidad que no genera rabias.

He podido contrastar en todo este tiempo su facilidad de uso respecto a la del Note10+ y el P30 Pro y, pese a que este último tiene lentes que son una monstruosidad, finalmente el iPhone les gana en la arena del uso más común y más trivial.

Sacar el teléfono del bolsillo, enfocar tocando, disparar y sacar el teléfono en segundos produce un resultado confiable dado que no tiene ese largo tiempo de “procesamiento” que otras cámaras tienen y que producen blur si se retira demasiado pronto.

Un detalle que particularmente me gustó mucho -y que, por cierto, habla del cuidado de Apple por los detalles- es la transición que hay entre cámaras. Hacer zoom in y zoom out en los celulares produce que se utilice uno y otro lente, y ese cambio a veces tiene algo de tartamudeo. En el iPhone 11 Pro eso se olvida totalmente, ya que pareciera todo el tiempo que es la misma cámara. La transición es sorprendentemente fluida entre una y otra.

También es destacable su modo nocturno, principalmente en habitaciones o ambientes cerrados. La cámara detecta por sí sola cuándo y cuánto es necesario usarlo y, lo mejor para el usuario casual, si decides modificar el tiempo de apertura en segundos, aparece un timer que indica cuando finaliza la exposición. Capta fotos incluso en completa oscuridad.

En cuanto al video, graba en 4K a 24, 30 o 60 fps y en 1080p a 30, 60 o 120 fps (cámara lenta) con estabilización cinemática.

La cámara frontal (12 MP, f/2.2, 23mm y HDR) recibió un gran impulso ahora sorpresivamente destacando para los videos. Si antes dejaba captar 1080p a 30 fps, ahora puedes hacer material con el lente selfie en 4K a 24, 30 o hasta 60fps, llegando a 120 cuadros si bajas a 1080p.

Un detalle antes de comprar: puede sentirse pesado al sostenerlo en landscape mucho rato con una sola mano en videos largos o esperando que todos se sumen a la selfie. Usualmente usamos el meñique como regla y stand para darle estabilidad. En ese caso, tu meñique sufrirá un poco, algo que también se aplica si usas esa postura jugando más de media hora de corrido.

EN SUMA

El iPhone 11 Pro sorprende en prácticamente todo lo que hace a nivel de software ya que iOS 13 -potenciado por el A13 Bionic- es el sistema más simple, bonito y eficiente del mercado. La pantalla no es intimidante en cuanto a tamaño y la muesca de arriba sigue sin convencerme, pero al encenderla libera un poder de detalle que, al comparar en vivo con otros tope de línea, es incontestable. Es robusto y algo gordito, pero si ese es el costo de 4 horas más de batería, bienvenido sea.

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