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El origen del mindfulness se sitúa hace más de 2.500 años y proviene del budismo. Es una práctica de atención plena que sirve para aliviar el estrés y la ansiedad de la vida cotidiana. “Tiene que ver con estar conectados con el momento presente, en una actitud gentil, amable, de curiosidad y sin juicio”, explicó Candice Fischer, investigadora del Instituto Milenio para la Investigación de la Depresión y Personalidad (MIDAP).

“Vivimos en un mundo ajetreado, rápido, de mucha exigencia y mucha exigencia para mirar para afuera, incluyendo todo el mundo digital, estar todo el día conectados en las pantallas. Y tenemos muy poco tiempo para hacer una pausa y mirarnos para adentro”, afirmó la académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica.

Por el estilo de vida actual, poner en práctica el mindfulness es todo un desafío. “Nuestros pensamientos usualmente no están en el presente, están muchísimo más en el pasado y en el futuro. ¿Y por qué el presente?, porque somos presente, esto es lo que está pasando, ahora, aquí, en este momento y el presente es todo nuestro pasado y las semillas del futuro que vamos a engendrar en nuestras vidas”, indicó Fischer.

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La especialista explicó que se pueden hacer pausas con respiración en cualquier momento del día. “Pocas veces hacemos una pausa en el día donde respiramos hondo, respirar nomás. Respirar 1, 2, 3 veces como usualmente lo hacemos, respirar hondo y volver la atención hasta este momento presente. Ahí en esa pausa alguna herramienta que podemos usar es hacernos la pregunta de cómo estamos”, agregó.

Otro ejercicio que enseñó es “examinar el cielo de tu mente”. “A veces está soleado, a veces está nublado, a veces está lloviendo”, detalló.

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Fischer abordó la técnica del anclaje, que consiste en situarse en un estado emocional en concreto. “Cuando uno está en el quehacer cotidiano del día a día, en la rapidez, en las exigencias, detenerse en la mente y hacer un ejercicio que llamamos de anclaje. ¿Qué significa eso? Anclarnos de nuevo en el momento presente, volver”, explicó la psicoterapeuta.

El sentir los pies en el suelo y sentir como se conecta cada dedo. Imaginarse y conectarse con el cuerpo. Es un ejercicio que promueve la atención, volvemos a estar atentos a nosotros mismos, promueve mirarse hacia adentro y conectarse”, detalló sobre esta técnica.

En la actualidad ya existe evidencia científica acerca de los beneficios del mindfulness en la salud mental. “No hay mucho que creer porque es la evidencia la que demuestra que estas pausas de conexión generan calma y tranquilidad, y solo en la calma podemos encontrar el bienestar”, aseguró Fischer.

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