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La capacidad de las neuronas para interactuar con nuestro cuerpo incide en ámbitos como la atención y la regulación emocional. En Sana Mente de CNN Chile conversamos con Nazareth Castellanos, neurocientífica e investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, sobre la relación que tiene el cuerpo humano con el cerebro. 

En ese contexto, la especialista explicó que “la salud mental no solo se basa en las estimulaciones cognitivas, en los hábitos más mentales, sino que en la salud más cardiovascular, en la forma en que respiramos, en la dieta y en el ejercicio físico. A través del organismo podemos llegar a nuestro cerebro”.

Asimismo, dio cuenta de los beneficios de la “neurociencia de la meditación” afirmando que “se ha visto que favorece la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad que tiene el cerebro de reorganizarse (…) Produce cambios que nos mejoran la calidad de vida, como por ejemplo, en lo referente a la regulación de nuestras emociones, a la cognición, capacidad de tensión y de memoria”. 

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“Se ha visto que el cerebro envejece un poco más lento, es un ejercicio tremendamente saludable para el cerebro. No hace falta ser un grandísimo meditador. Lo que dicen los estudios es que basta con meditar una media hora al día y a partir de dos meses aproximadamente ya tenemos cambios importantes y significativos en el cerebro”, detalló.

Por otro lado, la investigadora planteó que la mente tiene “una naturaleza muy dispersa”, en la que actualmente influyen factores como los teléfonos celulares y los aparatos electrónicos. “Se ha visto que al estar tan estimulados, como estamos ahora, y sobre todo la velocidad de esos estímulos, hace que si nuestra mente ya era divagante, ahora lo sea más”. 

Además, Castellanos abordó el concepto de “periodo refractario” del que se encuentra encargada la estructura cerebral más implicada en las emociones y que se denomina amígdala. “Sólo procesamos la información involucrada con la emoción que me ocupa en ese momento”, sostuvo. 

“La propia amígdala bloquea aquellos recuerdos que no dan razón a nuestros enfados. Si estoy enfadada con fulanito, mi cerebro va a seleccionar aquellas situaciones en las que fulanito me ha fallado”, ejemplificó. 

Por último, aseguró que cuando las personas meditan de forma regular, el cerebro “cae menos veces en ese secuestro amigdalino, porque la amígdala recupera su tamaño y la corteza frontal -a la que secuestra- es más fuerte. Reacciona cuando tiene que reaccionar y no hiper reacciona”. 

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