“Días y noche de ira en Chile”. Así se titula una columna que dedica el diario The Economist a analizar la ola de protestas que atraviesa el país.

En el texto el medio da cuenta que, si bien las manifestaciones comenzaron por el alza en el valor del pasaje del Metro, poco a poco fueron sumando nuevas demandas.

También señala que se han registrado hechos violentos, que han generado daños en gran parte de la ciudad y han obligado a que el presidente Sebastián Piñera decrete estado de emergencia e incluso toque de queda.

“Estos eventos han sacudido lo que fue el país más estable y exitoso de América Latina. Vienen cuando la región está convulsionada por la agitación. Los disturbios obligaron al gobierno de Ecuador a restablecer los subsidios a los combustibles. El presidente de Perú ha disuelto el Congreso del país. Las protestas golpean a Bolivia, donde el presidente podría estar tratando de robar una elección. Los populistas están en el poder en Brasil y México y pronto lo estarán, quizás, en Argentina”, destaca el artículo.

Y aunque señala que los detalles de cada conflicto en Latinoamérica varían, dice que existe un hilo conductor similar: “sensación de expectativa frustrada de las clases medias de la región”.

“Seis años de estancamiento económico han hecho que las profundas desigualdades de América Latina sean menos tolerables. Los escándalos de corrupción han desacreditado a la política y a los políticos. Los partidos políticos débiles ya no canalizan descontentos. Hay un elemento imitador: los pirómanos tienen teléfonos inteligentes y miran eventos en Barcelona, Paris o Quito”, agrega el medio.

Y si bien The Economist reconoce que la protesta se activó por el alza del pasaje en el horario punta, señala que “el descontento ha estado creciendo allá en más de una década”.

Dice que a “muchos chilenos luchan por llegar a fin de mes”, pese a los grandes avances económicos que ha tenido el país en las últimas décadas.

El medio también da su respaldo a las medidas anunciadas por Piñera y dice que, aunque es parte de la elite chilena, “ha intentado inyectar un poco más de justicia en el país de lo que hizo Bachelet”.

La columna señala que cuando el mandatario llegó a la presidencia prometió que los “mejores tiempo están por venir”, pero que las personas “siguen esperando”. La razón, según ellos, es “en parte porque la economía abierta de Chile está siendo afectada por la guerra comercial del presidente Donald Trump con China”

El diario termina destacando las reuniones de Piñera con los distintos partidos políticos y señala que, a juzgar por ello, “parece haber entendido el mensaje”.

Finalmente, entrega su visión de qué se debe hacer para solucionar el conflicto. “El modelo chileno se puede mejorar con más provisión social y una represión de los oligopolios. No necesita reinvención”, señala.

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