EFE / Ailen Díaz

Esta semana, un panel de expertos internacionales entregó a la ministra en visita, Paola Plaza, el informe final sobre la muerte del poeta Pablo Neruda. En el documento, se demostraría que el autor fue “envenenado” doce días después del golpe militar de 1973.

La investigación partió en 2011 luego de que el Partido Comunista (PC), donde militaba el escritor y senador, presentó una querella cuestionando la versión de la dictadura, que apuntaba al cáncer metastásico y a la caquexia como la causa de muerte.

El partido se basó en el testimonio de Manuel Araya, antiguo chófer del poeta y quien sostiene que fue envenenado con químicos por el régimen cuando acudió por un empeoramiento de su estado de salud a la Clínica Santa María, en Santiago.

Tras la entrega del informe, Araya valoró las conclusiones que validarían su denuncia. “Yo hice esta denuncia desde un principio, pero en Chile no tuve casi nunca cobertura (…) Hemos llegado al final de esta etapa y hora esperamos que la señora ministra Plaza resuelva”.

Soy la persona más feliz hasta el momento, porque llegamos a esta parte, Neruda fue asesinado por esta inyección”, dijo, según consignó Radio Bio Bío.

En una rueda de prensa, Araya señaló que “Neruda era un peligro para Pinochet. Acuérdense de la guerra española y de los refugiados que se llevó en el Winnipeg. A Pinochet no le interesaba que se fuera del país por ningún motivo”.

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