Durante estos días de revuelta social, nadie se ha salvado del irritante efecto de las bombas lacrimógenas. El denso gas ha sido uno de los mecanismos más utilizados por Fuerzas Especiales de Carabineros para dispersar las marchas y protestas que se han dado a lo largo del país.

Para hacer frente a su uso, manifestantes han viralizado diversos instructivos para resistir a las molestias provocadas por el gas lacrimógeno.

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Rociadores con bicarbonato, limones y mascarillas, han sido considerados como los elementos indispensables para soportar el molesto aire provocado por el gas. ¿Son realmente efectivos? ¿Cuál actúa más rápido? Todas esas dudas las puedes responder acá.

1. Primero, ¿qué son?

Un compartido hilo publicado en Twitter da cuenta de la composición de este gas. Según detalla Gabriel León, bioquímico autor de La Ciencia Pop y responsable de este tuit, las bombas lacrimógenas en Chile utilizan lo que se conoce como “gas CS”. Siendo estrictos, este compuesto no es un gas, pues se trata más bien de un polvo seco.

El gas lacrimógeno es considerado como un arma química no-letal. En la actualidad es utilizada como mecanismo antidisturbios. Se considera como un agente de acción rápida, dado que provoca un efecto inmediato y de corto plazo en quienes se ven expuestos a éste.

Este gas produce lagrimeo, tos e irritación de ojos, nariz, boca y piel, así como también puede provocar ceguera temporal.

De acuerdo a la normativa internacional, la Convención sobre Armas Químicas no prohíbe su uso como agente de represión de disturbios.

2. Qué dice la ley

Carabineros de Chile puede hacer uso disuasivos químicos para el cumplimiento de su deber, pues el uso de estos dispositivos se encuentra autorizado por la Ley de Control de Armas N°17.798 4. 

Según estipula el Manual de Operaciones para el Control Público, el uso de gases sólo debe aplicarse en caso que sea estrictamente necesario y en la medida requerida para el “restablecimiento del orden público”.

En primer lugar, la policía debe tener presente el espacio físico donde va a ser utilizado, estando prohibido su uso en sectores donde puedan verse afectados hospitales, consultorios, jardines infantiles o lugares de naturaleza similar.

Los uniformados tienen el deber de advertir, a lo menos en tres ocasiones, por altoparlante que se hará uso del gas lacrimógeno, con el fin de que niños, niñas, adolescentes, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con problemas de salud puedan hacer abandono a tiempo del lugar. Cabe destacar que se encuentra restringido el uso de esta arma química ante la presencia de las personas mencionadas anteriormente.

De acuerdo al Protocolo de Empleo de Disuasivos Químicos presente en el manual, “la autorización del uso de disuasivos químicos, en cualquiera de sus estados, será responsabilidad del Jefe de Servicio o Dispositivo, como también el motivo de su utilización, tales como la protección del personal que está siendo agredido y sobrepasado violentamente o con el fin de evitar un mal mayor“.

3. Limón y bicarbonato: ¿son efectivos?

Una de las recomendaciones más recurrentes para contrarrestar el efecto de las bombas lacrimógenas es tomar jugo de limón y rociar el rostro con una solución de bicarbonato en agua. Si bien es cierto que logran aminorar la irritable sensación provocada, no actúa como inhibidor del gas.

Ambos actúan como filtro, por lo que es efectivo sólo por algunos minutos, dándote el tiempo suficiente para escapar del químico.

“Saturar un paño en bicarbonato en agua y respirar a través de él ayuda. Como actúa por contacto lo mejor es cubrirse la piel y los ojos”, acota el autor nacional.

4. No es tan fácil neutralizarlas

Diversos tutoriales han circulado en redes sociales sobre cómo “apagar” las bombas lacrimógenas lanzadas por policías. Siguiendo el ejemplo de los manifestantes de Hong Kong, se aconseja cubrir la bomba con un cono de tráfico con el fin de neutralizarla.

Pero, ¿qué tan riesgoso puede ser?  

Para la neutralización de este artefacto es necesario contar con la protección suficiente para acercarse a él. Se recomienda contar con guantes industriales y anteojos protectores para evitar quemaduras.

“Si alguien quisiera neutralizar una de las cápsulas con gas, bastaría con ponerla dentro de una botella tipo garrafa que tenga agua (con o sin bicarbonato) ya que con eso el polvo queda en el agua, tal como se ha visto en las protestas de Hong Kong”, plantea León.

5. Efectos sobre la salud

La exposición prolongada a gas lacrimógeno puede provocar severos efectos para la salud, informa un artículo de la BBC.

A mayor concentración y cercanía del químico, más nocivo puede ser su resultado. Un estudio de la Academia de Ciencias de New York señala que incluso puede provocar quemaduras en la piel y daños oculares graves, como edema estromal de la córnea o un desgarro conjuntival, entre otros males. La exposición a CS también puede conducir problemas respiratorios.

La misma investigación señala que no existen estudios suficientes y acabados sobre las consecuencias que podría traer este gas a la salud de los seres humanos. “Las evidencias de los pocos estudios epidemiológicos disponibles y de casos particulares de estudio demuestran que los agentes de los gases lacrimógenos tienen el potencial de causar daños graves y que presentan amenazas específicas para la población vulnerable, como niños, mujeres e individuos afectados por enfermedades respiratorias, cutáneas y cardiovasculares“, se lee en el documento.

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