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La icónica distribuidora de licores El Cielo cerrará sus puertas permanentemente tras 64 años de historia.

Su dueño, Pablo Villalba, sinceró en entrevista con Las Últimas Noticias el que fue probablemente uno de los tragos más amargos de su vida, las expectativas y lo que viene después en su carrera.

“Se va a cerrar un capítulo de nueve años en que se nos vino abajo el negocio, y pese a que quise seguir, pagar mis deudas, no pude sacarme esta mala racha”, confesó el dueño de la distribuidora.

Villalba relató que su sueño comenzó en 2002, cuando tomó las riendas de una firma que, en ese entonces, era un rotundo éxito. El crecimiento llegó a tal punto que, dice, llegó a facturar más de 9 mil millones de pesos anuales e incluso tener cerca de un centenar de empleados.

El asunto comenzó a nublarse en 2014, cuando la Municipalidad de Santiago lo obligó a formalizar y regularizar el arriendo de la propiedad que ocupaba. Pese a los esfuerzos, fue clausurado entre 2015 y 2016.

“Me cerraron en diciembre y ese mes era el mejor del año. Se vendía tres veces más que un mes normal”, lamentó.

Villalba relata también que pudo reabrir y repuntar con el negocio en 2017 y 2018. Sin embargo, los eventos que trajo consigo el estallido social volvieron a truncar sus aspiraciones en 2019.

De alguna manera, relata, pudo seguir adelante a pesar de los millonarios robos y destrozos registrados en su negocio e inmediaciones.

Pero, la última gota aún estaba por caer.

2020 le habría dado la última paleada al asunto, con pandemia de COVID-19 que no hizo más que hundir el establecimiento en números cada vez más rojos.

Mis ingresos eran de dos millones y medio mensuales con el delivery y pagaba de arriendo dos millones. Era insostenible”, apuntó.

Con un 2022 más prometedor, le tocó ver cómo los estragos de los últimos nueve años se acumularon en una deuda tan grande que terminó con la paciencia de sus acreedores, quienes acabaron por imponer en liquidación forzosa a El Cielo.

Consultado por si, de saldar sus deudas, podría volver a insistir con el negocio, Villalba dijo: “Quiero seguir trabajando, solo tengo 60 años, pero no se me ocurre qué otra cosa puedo hacer bien aparte de moverme en el mundo de las botellas. Empecé a los 14 años y conozco el mercado al revés y al derecho”.

“No sé si quiero volver a tener una distribuidora de licores, quizá un camino sea traspasar mi experiencia a otras empresas“, cerró.

 

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