Este lunes, el alcalde de Ñuñoa, Andrés Zarhi, pidió la renuncia a Iris Salaberry, funcionaria del municipio y hermana del subsecretario de Desarrollo Regional (Subdere), Felipe Salaberry, tras un escándalo de presunto tráfico de influencia.

Todo surgió la semana pasada, cuando una investigación de BioBioChile acusó que la autoridad de la Subdere no respetó tres semáforos en rojo, insultara a un fiscalizador municipal y pidiera ayuda a su hermana, Iris, para que no se cursara una infracción. A este hecho, se suma una antigua denuncia contra la funcionaria, por supuestas coimas que cobraba a emprendedoras para asegurar espacios en ferias gratuitas de Ñuñoa.

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Sobre este último hecho, el mismo medio dio a conocer el testimonio de una de las presuntas víctimas, Eugenia, emprendedora del rubro de joyas quien cuenta que Salaberry le pedía dinero para asegurar un puesto en ferias y hasta prestamos, que nunca eran retornados.

“Ella te hacía sentir que tú eras muy amiga de ella. Ella usaba todos los métodos posibles, desde la coquetería hasta el hostigamiento. A la que le pedía más plata era a mí. A veces 150 mil pesos por una feria que nunca se hizo. Me debe más de 600 mil pesos y nunca me los ha pagado”, contó al medio web.

“Le conté que era jubilada, que vivo con mi mamá que tiene 90 años, con una pensión de 250 mil pesos y un hijo con problemas. Son gastos altos y participar en las ferias y hacer joyas era mi única entrada. Para mí era una necesidad“, detalla la trabajadora.

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Por su cercanía con Iris, Eugenia afirma que jamás desconfió de ella, hasta que se dio cuenta que solo quería su dinero. “Me decía Eugenia, la feria está llena, pero pásame 150 mil pesos y vemos qué podemos hacer. Yo le depositaba en su cuenta corriente y después nada. Lo que es horrible e inadmisible es cómo puede abusar tanto de gente pobre“.

La emprendedora detalla además que Salaberry se aprovechaba de otros artesanos de la comuna. “Recuerdo que había una señora que vendía pañuelos usados, hartos y bien bonitos y entonces como ella no podía cooperar con plata, ella pagaba con pañuelos. Y eso era con todos los artesanos. Había un señor que vendía sombreros preciosos de cuero. La Iris (Salaberry) se los probaba y le decía en un rato más te vengo a pagar y nunca más se supo”.

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Finalmente, a fines de 2016, Eugenia decidió denunciar el caso a la Municipalidad de Ñuñoa. Al menos, otras dos personas siguieron el mismo camino y, por este hecho, Salaberry tuvo que dejar su puesto en la Jefatura de Fomento y al cargo de planta tras 17 años de trabajo. Sin embargo, cuando la investigación seguía en curso, Zarhi volvió a contratarla a principios de 2019.

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