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Lloro y me acuerdo de cómo me pegaba. Lo hago porque no quiero que a otra mujer le pase lo mismo, porque a mí Ramón Llao estuvo a punto de matarme”.

Ese es parte del relato que la actriz Claudia Moreno (50) reveló a El Desconcierto y que da cuenta de un episodio de violencia de género en 1998, cuando tenía 30 y estaba hace dos años siendo pareja del actor.

“Nos llevábamos re bien, me encantaba, él era muy entretenido. Me llamaba la atención que tenía una cosa medio arribista y le gustaba estar con gente famosa, pero nunca hubo violencia hasta ese día”, cuenta Moreno respecto a las razones que lo llevaron a ponerse en una relación con Llao como antecedente de cómo cambió todo la noche del ataque.

Tras una junta en la casa del también actriz Berta Lasala donde estaba presente Marco Enríquez-Ominami, la pareja discutió dobre la figura de ME-O mientras caminaban de regreso a casa, lo que puso los ánimos tensos al volver al departamento de Moreno, ubicado en la comuna de Ñuñoa.

Sin embargo, la tormenta se desató luego de una llamada de un ex pololo de Claudia que ella atendió conversando un rato para saber de su vida. Ahí fue donde Llao perdió totalmente los estribos.

“Se indignó tanto tanto, que todavía no entiendo por qué fue tanto. Me dijo ‘¿quién te llamo?’, yo le respondí que Pablo y me insistió quién era. Le dije que era un ex pololo muy antiguo y me reclamó que por qué me llamaba. Fue in crescendo la violencia. ‘¿Pero por qué te llama a esta hora?’, me insistía”, narra la actriz.

“Me decía maraca, puta de mierda”

Para mí fueron tres horas de puros golpes, aunque ahora no sé si pudo pegarme tanto rato, porque fue mucho. No me podía mover. Me tiró al suelo —por suerte mi hijo se quedó esa noche con su papá— pero había un cuarto entre el clóset y la puerta de salida donde quedé inmovilizada. Estaba ahí y eran patadas, golpes de puño y otra vez patadas. No lo podía creer pero entendí que no me podía defender”, contó la mujer.

Sin entender mucho lo que ocurría, Claudia recibía no sólo patadas y combos, sino también garabatos e insultos. En medio de la golpiza, Ramón Llao le repetía constantemente que ningún hombre tiene derecho a llamarla.

“Me decía ‘maraca, puta de mierda, ¿por qué te llama a esta hora?’ y venía otro golpe. ‘Porque nadie te tiene que llamar’, golpe. ‘Dame el nombre de ese hueón porque lo voy a matar’ y golpe. Yo estaba en shock. Nunca había visto eso en él porque era un encanto. Yo me enamoré de una persona encantadora”, reveló.

En un momento en que Llao se detiene, Claudia logra huir y salió corriendo a encerrarse en el baño. El actor golpeó sin parar la puerta durante largo rato, intentando romperla para entrar. “Sal de ahí, maraca”, le gritaba al tiempo que destrozaba todo a su alrededor: cortinas, sillones, televisor y equipos electrónicos.

Al rato llegó Manuel Peña, amigo de la pareja, junto a su polola. Ellos socorrieron a Moreno y alejaron a Llao del lugar. Incluso Peña golpeó al actor tras los hechos.

Los hermanos y la madre de Claudia llegaron al lugar y la llevaron a la Clínica Alemana. “Estuve la tarde y la noche internada. Vi las luces de la ambulancia y mi mamá iba al lado, me decía ‘¿quién te hizo esto, por qué?’. En un minuto me fui y vi ese túnel que todos ven, esa luz blanca, y yo pensaba ‘no me quiero morir’. Ella me ayudó a volver. Fue horrible, lo peor que me ha pasado en la vida”, recuerda con la voz entrequebrada.

“¿Por qué prendo la tele y este hueón que me sacó la mierda está haciendo cine?”

Fue largo el proceso de sanación que vivió Claudia Moreno en los años posteriores.

Un par de días después, Ramón Llao la llamó para pedirles perdón. Ella aceptó, porque pese a todo aún lo quería. “Nos fuimos a almorzar a un restaurant de Ñuñoa. Él estaba muy mal, tiritando. Me dice ‘Claudia, te quiero pedir perdón por lo que pasó esa noche. Quiero remediar esto de alguna manera’”, relata.

En ese encuentro, Llao le pidió que continuaran con la relación, pero ella tenía miedo y se negó, aunque de manera amable. Al momento de despedirse, el actor le pidió un último beso, le agarró las manos y le dijo: “lo único que te pido es que no se lo cuentes a nadie”. Claudia aceptó porque su familia ya sabía todo y denunciarlo nunca fue una opción.

Ahí comenzó el largo vía crucis para sanar. Aunque se alejó de su círculo e intentó olvidarlo, pero mientras se rehabilitaba, la carrera de Ramón Llao despegó en televisión y el cine. En el 2000 apareció en la teleserie “Romané” y de ahí en más se volvió famosos gracias a producciones como “Pampa Ilusión” (2001), “Sexo con Amor” (2003), “Hippies” (2004), “Floribella” (2006) y la trilogía completa de películas “Qué pena tu…” de Nicolás López, con quien además colaboró en las cintas “Mis Peores Amigos” (2013), “Fuerzas Especiales” (2014) “Sin Filtro” (2016) y “No Estoy Loca” (2018).

En todos esos años, Claudia no podía evitar sentirse mal cada vez que prendía la tele y se encontraba con su agresor en pantalla. Durante esa misma época, se encontraba buscando trabajo, pero todos los lugares donde enviaba CV no le daban respuesta. “Yo decía ‘¿por qué prendo la tele y este hueón que me sacó la mierda está haciendo cine? ¿Hizo todas esas películas mientras yo andaba sanándome y nadie me da pega?’. Qué injusto. Da rabia cómo nos cagan la vida y luego siguen como si nada”, cuenta.

Incluso un día, Moreno se encontró con Llao cuando fue a buscar trabajo a Canal 13. “Chucha, me va a sacar la mierda otra vez”, pensó, para luego arrancar del lugar. “Lo vi distinto, lo vi gigante y pensé que me iba a pegar de nuevo. Fue muchos años después y no sé si él me vio, salí corriendo”, contó.

Ramón Llao: “Todos van a caer y hoy me tocó a mí”

A raíz del surgimiento de la ola feminista del último tiempo, la actriz se animó a enfrentar su pasado producto de un recuerdo vívido de la noche en que estuvo inmovilizada pensando que iba a morir. A 20 años del hecho, decidió denunciar lo ocurrido, pero en Fiscalía le dijeron que ya no se podía, que ya no se pueden constatar lesiones.

Mediante su cuenta de Instagram, y advertido de que El Desconcierto estaba reporteando el caso, el actor reconoció el episodio de violencia. “Vivimos con esta persona una situación de violencia física, donde además de inmobiliario, la violencia fue mutua”, señaló.

“Se trató de una situación puntual, de un día, por cierto, un mal día; con la persona con quien compartía mi vida en aquel entonces”, agregó.

“No estoy orgulloso de escribir esto, al contrario, estoy profundamente conmocionado, avergonzado dolido, tampoco sé si sirve de algo, espero que sí, simplemente lo dejo acá y ahora a tratar de enmendar lo sucedido como me propuse hacerlo desde hace más de 20 años para tener un futuro mejor”, finalizó.

 

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